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Estimado Editor, he leído con interés el artículo de Leyva-López et al. (2020); sobre enfermedades gastrointestinales en
turistas de México, donde re eren a Entamoeba histolytica (Schaudinn, 1903) y Salmonella typhi (Salmon, 1885) como
los microorganismos más frecuentemente diagnosticados en pacientes con enfermedades gastrointestinales, situación
parecida a la presentada en Venezuela, por lo que quisiera agregar un elemento peligroso que se está generalizando en el
tratamiento de estas diarreas en algunos países de Latinoamérica y particularmente en Venezuela. Me re ero a la ingestión
de Creolina diluida, como amebicida o microbicida intestinal en pacientes con disentería, por lo que quisiera añadir lo
siguiente:
La Creolina es un antiséptico fenólico, aceitoso, de acción fungicida, bactericida, antihelmíntico e insecticida (miasis),
diseñado para uso “agrícola, veterinario y doméstico”. Es de olor fenólico, coloración marrón oscura, pH 9 y densidad
1,3 g·mL-1 (Silva-Lima et al., 2013; Alcendra, 2017).
Este germicida ha sido utilizado en Venezuela desde 1912 y es el resultado de la combinación de varios elementos
químicos. Originalmente era una mezcla de aceite de alquitrán, jabones, soda cáustica y muy poca agua, mientras
que en la actualidad se presenta con muchas variantes químicas, pero la principal está formada por aceites neutrales
(hidrocarburos) de alquitrán de hulla (51%), fenoles (26%), jabones (13%) y agua (10%), combinación que es soluble
en agua (Silva-Lima et al., 2013; Alcendra, 2017).
La acción de la Creolina sobre los gérmenes es principalmente por su trabajo en la desnaturalización de las proteínas,
inactivación de las enzimas y la alteración de la permeabilidad selectiva de las membranas de los microrganismos. De
aquí que, haya sido probada e cientemente y en bajas concentraciones (2 a 4%) contra diversidad de bacterias, entre
las que se pueden citar: Escherichia coli (Escherich, 1), Pseudomonas aeruginosa (Migula, 1900), Staphylococcus
aureus (Rosenbach, 1884), Staphylococcus pseudintermedius (Devriese et al., 2005), Candida albicans (Berkhout, 1923),
Klebsiella pneumoniae (Trevisan, 1887), Listeria monocytogenes (Pirie, 1940), Proteus vulgaris (Hauser, 1885), Salmonella
cholerasuis (Lignieres, 1900), Salmonella typhimurium (Kau mann & Edwards,1952), Streptococcus agalactiae (Lehmann
& Neumann, 1896) y Streptococcus pyogenes (Rosenbach, 1884) principalmente (Luizetti et al., 2012; Silva-Lima et al.,
2013; Alcendra, 2017).
ISSN Versión impresa: 1992-2159; ISSN Versión electrónica: 2519-5697
Biotempo, 2020, 17(2), jul-dic.: 371-373.
LETTER TO EDITOR / CARTA AL EDITOR
RISK OF THE USE OF CREOLIN IN THE TREATMENT OF DIARRHEA
RIESGO DEL USO DE CREOLINA EN EL TRATAMIENTO DE LAS DIARREAS
Luis Eduardo Traviezo-Valles1,*
1 Universidad Centroccidental “Lisandro Alvarado”, Decanato de Ciencias de la Salud.
Sección de Parasitología Médica. Barquisimeto. Venezuela.
* Corresponding author: luisetraviezo@hotmail.com
Biotempo (Lima)
doi:10.31381/biotempo.v17i2.3183
https://revistas.urp.edu.pe/index.php/Biotempo
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Revista Biotempo: ISSN Versión Impresa: 1992-2159; ISSN Versión electrónica: 2519-5697 Traviezo-Valles
En zonas humildes, rurales e indígenas de Venezuela,
donde viven los grupos más vulnerables, ante la crisis
económica y la dicultad al acceso a medicamentos, se
ha “popularizado”, desde hace varios años, la ingestión de
la Creolina (cuatreo gotas en medio vaso de agua) como
tratamiento contra la amebiasis intestinal y el combate
de otros microorganismos productores de diarreas en
humanos (Luizetti et al., 2012; Diéguez, 2018).
Aunque esta concentración y dosis, es muy baja (≤ 1%)
hay que recordar que la Creolina es catalogada por los
fabricantes como un “desinfectante de uso veterinario,
peligroso para la salud humana” ya que su ingestión
(vía oral) puede llegar a producir destrucción de
tejido conjuntivo, irritación del tracto gastrointestinal
(quemaduras), náuseas, vómitos, dolor abdominal,
diarrea, malestar, depresión del sistema nervioso central,
colapso cardiovascular, cianosis, convulsiones, coma y
la muerte (Luizetti et al., 2012; Silva-Lima et al., 2013;
Linares & Peñaloza, 2014; Muñoz et al., 2016; Alcendra,
2017; Diéguez, 2018; Antonino-Carvalho et al., 2019).
Igualmente, su ingestión ha sido relacionada
con el desarrollo de cáncer, daño hepatorenal,
ictericia, leucopenia, trombocitopenia, alteraciones
en la reproducción e incluso, se ha demostrado,
experimentalmente, que su ingestión en ratones induce
alteraciones en su ADN (Luizetti et al., 2012; Silva et al.,
2013; Alcendra, 2017).
Es por esto que el uso indiscriminado de la Creolina ha
sido prohibido en varios países del mundo, entre ellos
Paraguay, debido a los daños a la salud humana y daños
al medio ambiente (Linares & Peñaloza, 2014; Alcendra,
2017; Diéguez, 2018).
La usanza de la Creolina también ha sido aplicada
empíricamente” en Brasil, para contrarrestar los efectos
del veneno de serpientes (antiofídico) en bovinos y
pequeños animales, lo cual, en estudios en ratas, ha
demostrado que resulta inútil contra el veneno de
Bothrops jararaca (Wied-Neuwed, 1824) ya que por sí
solo no tiene ningún efecto (Antonino-Carvalho et al.,
2019).
De la misma manera, se ha reportado, el uso empírico
de Creolina, en el tratamiento de la tungiasis, Tunga
penetrans (Linnaeus, 1758) y de la pediculosis, Pediculus
humanus (Linnaeus, 1758), el cual podría ser efectivo por
la acción insecticida de la misma, pero donde no se toma
en cuenta la absorción de los compuestos químicos por
la piel, lo cual podría desencadenar consecuencias tóxicas
sobre los humanos tratados. En México la Creolina es el
tercer producto (no medicado) más usado popularmente
para el tratamiento de la pediculosis cápitis (Linares &
Peñaloza, 2014; Muñoz et al., 2016; Diéguez, 2018).
Este uso “popular” de la Creolina, sin prescripción
facultativa o supervisión médica, produce un aumento
de intoxicaciones, tal como lo reportado en Colombia
donde los efectos tóxicos por ingestión de Creolina, se
ubicaron como el octavo motivo de consulta entre los
años 2008 al 2012 en individuos de todas las edades
(Linares & Peñaloza, 2014).
En conclusión, la Creolina no es un “medicamento
de uso humano y aunque su acción germicida pudiera,
rápidamente, solventar un grave problema de diarrea
(amibiasis o salmonelosis), su acción tóxica sobre el
organismo (efectos inmediatos o secundarios) podría
traer graves problemas de salud en pacientes de estas
comunidades desasistidas.
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Received June 30, 2020.
Accepted August 4, 2020.