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Biotempo 2008, Volumen 8,
CICLO BIOLÓGICO Y COMPORTAMIENTO DE Udea secticastalis HAMPSON
(LEPIDOPTERA: PYRALIDAE)
Menandro S. Ortiz1
Rubén M. Pulido2
RESUMEN
El presente trabajo se llevó a cabo en el insectario del Departamento de Entomología de la Universidad Nacional
Agraria, durante cinco meses continuados. Se obtuvieron tres generaciones sucesivas de Udea secticastalis
Hampson. Se observó las diferentes etapas de desarrollo, detallándose la duración de cada unos de ellos,
comparándose con especies relacionadas de misma familia y observadas por diferentes autores. Además se
incluye el comportamiento de la larva y del adulto.
Palabras claves: Udea, Pyralidae, Lepidoptera.
SUMMARY
The present paper has been deployed at the insectary of the Entomological Department of the Universidad
Nacional Agraria La Molina during five continued months. Three successive generations of Udea secticastalis
Hampson has been observed. Different deployment stages were noticed, detailing the duration of each one of
them and compared with species of the same family and observed by different authors. Also the larvae and
adult behavior has been included.
Key words: Udea, Pyralidae, Lepidoptera.
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1 Facultad de Medicina Humana y Facultad de Ciencias Biológicas, Universidad Ricardo Palma,
Avenida Benavides 5440, Lima, Perú, E-mail: mop@infonegocio.net.pe
2 Facultad de Ciencias Biológicas, Universidad Ricardo Palma.
INTRODUCCIÓN
En muchos lugares del mundo existe un déficit
alimenticio que cada día se agudiza más, por lo cual
los gobiernos de la mayoría de países han orientado
una buena parte de sus esfuerzos y economía fiscal
hacía la solución de éste problema que resulta
bastante complejo.
El Perú no escapa a éste problema, por lo que es
necesario fomentar y tecnificar la pequeña
agricultura, fundamentalmente hacía los cultivos
hortícolas.
En las variadas especies hortícolas conocidas, el apio
(Apium graveolens) es una de las que se encuentran
entre las más importantes, tanto por el área sembrada
como por sus rendimientos
económicos (Semsch, 1961). En nuestro país, el apio
es una de las hortalizas bastante cultivadas (Esculies,
1966), tratando de mejorar la calidad en diversos
centros de investigación con la finalidad de obtener
mejores rendimientos.
La planta de apio es nativa de las tierras pantanosas
del norte de África; luego su cultivo se extendió desde
Suiza hasta Egipto y al oriente de Asia, el Cáucaso y
las montañas de la India (Semsch, op. cit.). En
Estados Unidos de Norteamérica su consumo se
popularizó gracias a cultivadores holandeses-
americanos que habitaban próximos a Michigan.
En la terapéutica antigua era muy usado como planta
medicinal, considerando al zumo con propiedades
antiescorbúticas, las hojas cocidas en leche contra la
afonía y el asma, la infusión de semillas era
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estomática. Antiguamente esta planta no se comía
ni se usaba cruda, empleándose por mucho tiempo
para sopas y guisos. Más tarde en Estados Unidos
de Norteamérica e Inglaterra se consumió cruda.
La hoja y el peciolo del apio constituyen la porción
de la planta que tiene valor y calidad, determinando
consecuentemente su valor comercial. Del mismo
modo estas estructuras de la planta presentan
caracteres físicos y químicos que determinan los
nutrientes del que se disponen.
Para el cultivo del apio, el clima ideal es aquel que
contenga baja humedad atmosférica y bastante
luminosidad; como lo es la región de la sierra de
nuestro país (Esculies op. cit.). En algunas otras
localidades diferentes también es posible su cultivo;
pero se debe tener mucho cuidado por el ataque de
plagas y enfermedades que puede tener.
Sobre éste último factor, excluyendo los factores
climáticos y edáficos, se nos presenta la evidencia
inobjetable de las estadísticas que nos indican la
magnitud de las mermas producidas por las plagas,
enfermedades y malezas.
Respecto a las plagas se hallan los lepidópteros de
las familias Noctuidae y Pyralidae, hemípteros de
las familias Cicadellidae y Aphididae y ácaros de la
familia Tetranychidae. El éxito del control de plagas
depende del conocimiento que se tenga de las
especies de insectos dañinos, por lo cual el estudio
de los aspectos básicos de biología, hábitos, capacidad
de oviposición, porcentaje de fertilidad de los huevos,
longevidad de los adultos, influencia de la temperatura
y humedad sobre el desarrollo de Udea secticastalis
Hampson constituye un aporte a la solución racional
de éste problema con la finalidad de ir cubriendo
este vacío; y que son los objetivos del presente
trabajo.
ANTECEDENTES
En nuestro país no se han realizado trabajos sobre
Udea secticastalis Hampson, ni tampoco existen
trabajos relacionados con especies del mismo género
como son U. profundalis (Packard) y U. rubigalis
(Guenée), las que también se hospedan sobre apio,
registradas en otras regiones zoogeográficas.
Sólo se cuenta con el trabajo de Wille (1952) quien
cita a Nomophilla noctuella (D. et S.) en la costa
central, estando más bien ésta especie distribuida en
Europa (Wolf, 1975) y que probablemente se refirió
a U. secticastalis.
Sobre la biología de especies de éste género se
encuentran pocos trabajos, destacando los de
Metcalf y Flint (1965) y Tamaki y Butt (1977). Estos
últimos sólo refieren que el desarrollo larval presenta
5 estadíos y es completado en 17,58 días en U.
profundalis. Por otro lado Metcalf y Flint (op. cit.)
presentan datos adicionales sobre U. rubigalis.
Refieren que el período de incubación varía de 5 a
12 días, señalando además que la pre-pupa tiene una
duración promedio de 2 días y que el estado de pupa
oscila entre 10 a 12 días, según la temperatura
imperante. Agregan que la duración total del ciclo
de desarrollo es de aproximadamente 40 días,
pudiendo haber 7 a 8 generaciones al año en los
invernaderos. Finalmente señalan que ésta especie
parece estar afectada adversamente por
temperaturas mayores a 30° C.
Sobre el comportamiento, Tamaki y Butt (op. cit.)
refieren que las larvas de U. profundalis, cuando
recién emergen se alimentan principalmente de los
brotes, cubriendo además las hojas con hilos de seda
y excrementos hasta cuando llega aproximadamente
a la mitad de su desarrollo. Estiman que la larva
individualmente, durante el tiempo de su desarrollo,
consume alrededor de 14,67 cm2 de hoja, siendo éste
consumo cerca del 79 % durante el último estadío
larval.
Metcalf y Flint (op. cit.) reseñan que los insectos
cuando se hallan listos para empupar, usualmente
forman un estuche protector, enrollando las hojas,
luego interiormente tejen un capullo de seda (cocón)
y finalmente se transforman al estado de pupa,
emergiendo las polillas adultas entre los 10 a 12 días.
Los adultos permanecen quietos en el cultivo la mayor
parte del día, volando activamente durante la noche.
Finalmente Peterson (1951) señala que ésta especie
es polífaga, teniendo como plantas hospedadoras al
algodonero, papa, rosa, fucsia, lechuga, crisantemo,
dalia, geranio, entre otras; y evidentemente el apio.
Sobre la distribución geográfica, Munroe (1967)
registró por primera vez en el Perú al género Udea
Guenée al describir a U. punoalis procedente del
valle de Chuchito, aproximadamente a 4000 m sobre
el nivel del mar, en el Departamento de Puno. Otros
registros acerca de éste género lo otorga el mismo
Munroe (op. cit.) describiendo a U. decoripennis
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para Chile y U. soratalis, U. coranialis y U.
annectans para Bolivia.
MATERIALES Y MÉTODOS
El presente trabajo fue conducido en el insectario
del Departamento de Entomología de la Universidad
Nacional Agraria La Molina, durante 5 meses, época
en se obtuvo 3 generaciones sucesivas.
El primer paso consistió en conseguir material
biológico del campo, colectándose larvas y pupas de
ésta polilla. Estos estados de desarrollo junto con
hojas de apio se trasladaron al insectario en donde
se les dispuso en frascos de boca ancha, cubriéndolas
con tela sujetada con una banda elástica, a fin de
obtener adultos. Obtenidos éstos se trasladaron a
otros frascos similares, alimentándolos con miel de
abeja diluida en agua en una proporción de 1:3. En el
interior se dispuso frasquitos con agua sosteniendo
ramitas de apio para la postura de huevos.
Producida la eclosión de los huevos, se tomaron 40
larvas recién emergidas, individualizadas en vasitos
de plástico, previamente numerados. La observación
fue diaria para cada una de las 40 larvas a fin de
obtener la duración de cada uno de los diferentes
estadíos. Este se determinó midiendo el diámetro
transversal de la cápsula cefálica, buscándose las
exuvias para confirmar la muda producida. Formada
la pupa se conservó en condiciones similares hasta
la emergencia del adulto.
La determinación de la capacidad de oviposición y
longevidad de los adultos se efectuaron con parejas
aisladas. Se consideró 10 parejas como mínimo. Se
usaron adultos recién emergidos en condiciones
similares a lo anteriormente descrito, efectuándose
las observaciones de modo diario.
Respecto al estudio del comportamiento se realizaron
sobre los estados larval y adulto. Fue necesario usar
jaulas de malla y naturalmente tomando notas sobre
lo que acontece al interior de ella.
RESULTADOS Y DISCUSIÓN
Los resultados sobre la duración del ciclo de
desarrollo comprende el período de incubación, de
desarrollo larval y período pupal, para las tres
generaciones sucesivas criadas en condiciones de
insectario.
Período de incubación
Los huevos eclosionaron 10 días después de la
oviposición para la primera generación, 7 días para
la segunda y 5 días para la tercera generación. Los
datos obtenidos concuerdan ampliamente con lo
observado por Metacalf y Flint (1965) quienes
encontraron que los huevos incuban entre 5 a 12 días
en Udea rubigalis (Guenée), plaga de importancia
en cultivo de apio. Igualmente se observa la influencia
de la temperatura en la sucesión de generaciones,
según los estimados de Jacob y Cox (1977), pues el
registro de temperatura promedio para la incubación
de los huevos de la primera generación fue de 15,6°
C en el mes de septiembre, para la segunda
generación fue de 16.8° C en octubre y para la tercera
generación fue de 19.6° C en el mes de diciembre.
Desarrollo Larval
Se observa con claridad las diferencias existentes
en las tres generaciones. Para la primera generación
la duración promedio observada fue de 19,78 días en
el mes de octubre cuando la temperatura en un
insectario (en ésta oportunidad cerrado) fue de 18,4°
C. Luego para la segunda generación en el mes de
noviembre (a partir de la cual el insectario fue abierto)
fue de 23,7 días con una temperatura promedio de
17,7° C. Finalmente la tercera generación necesitó
19,58 días promedio, en el mes de enero con una
temperatura de 21,1° C.
Igualmente, para ésta fase la influencia de la
temperatura se hace presente, dándonos a saber que
la duración del estado larval se hace más corto en la
estación de verano, donde la temperatura es mayor.
Los resultados obtenidos por Jacob y Cox (1977)
quienes condujeron la biología del pirálido Ephestia
kuehniella Zeller conforman estas variantes. En
todos los casos el desarrollo del estado larval requirió
de 5 estadíos larvales.
Particularmente, en el quinto y último estadío larval,
se observa un requerimiento mayor de días en las
tres generaciones. Cabe destacar que en promedio
los últimos 1,93 días, para las tres generaciones,
corresponden a una etapa inactiva del quinto estadío
larval, llamada pre-pupa. Tamaki y Butt (1977) en su
trabajo con U. profundalis (Packard) encontraron
que las larvas presentan 5 estadíos antes de empupar
en condiciones de medio ambiente.
Con respecto a la pre-pupa, se considera dentro del
desarrollo larval por producirse sin muda adicional; y
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su duración es el promedio registrado por Murat
(1961) e Hinostroza (1975) para el pirálido Hellula
undalis Fabricius.
La disminución relativa de la duración total del
desarrollo larval bajo la influencia de la temperatura
progresivamente ascendente y considerando el
período pre-pupal en cada generación sucesiva, es
reflejo de la duración del estado larval
correspondiente, ya que la duración del período de
pre – pupa para las tres generaciones no varía
mayormente; siendo la duración larval total
correspondiente a la primera generación de 21,45 días,
para la segunda generación de 25,72 días y de 21,60
días para la tercera generación. Esta duración en
condiciones de insectario, está en relación con el
resultado obtenido por Prabha et al. (1978), quienes
encontraron una duración variable de 19,95 a 29,3
días, al efectuar estudios biológicos con Phycita
infusilla Meyrick, especie que también pertenece a
la familia Pyralidae.
Por otro lado, al evaluar los datos obtenidos, se
constata que la duración promedio del desarrollo larval
de la segunda generación es mayor debido a que la
temperatura descendió, en comparación a la primera
y segunda generación, donde sí hubo una mayor
temperatura.
Período de Pupa
El período de pupa es semejante al de la incubación;
se reduce a medida que se suceden las generaciones.
Sin embargo, se puede notar un ligero aumento en la
duración de la segunda generación (10,8 días) con
respecto a la primera generación (9,17 días) y luego
claramente una disminución en la duración de la
tercera generación. Es preciso, para ello, anotar la
influencia de la temperatura en éste período, tal como
se notó en el desarrollo de los estados anteriores.
Esta duración, con los rangos observados, son
significativamente semejantes a los observados por
Metcalf y Flint (1965) en U. rubigalis (Guenée).
Ciclo Total de Desarrollo
Udea secticastalis Hampson presenta para las
condiciones de insectario, un ciclo total de desarrollo
que implica una menor duración según se suceden
las generaciones. Así tenemos 35,33 días para la
tercera generación cuanto la temperatura fluctuaba
con un promedio de 21° C, con respecto a la primera
generación (40,62 días) cuando la temperatura fue
de 18,4° C.
Igualmente, el período mínimo y máximo para
completar el desarrollo total, disminuye en las nuevas
generaciones, así se observa que para la primera
generación el rango es de 38 a 47 días, disminuyendo
en la tercera generación de 32 a 41 días.
Los experimentos demostraron por otro lado, aunque
en forma no muy marcada, que las hembras
completan primero el desarrollo de su ciclo total que
los machos. Así mismo se menciona nuevamente que
la segunda generación tiene una duración mayor
(43,52 días) que la primera generación (40,62 días)
dado que desarrolló bajo una menor temperatura
promedio.
Los organismos sujetos normalmente a temperaturas
variables en la naturaleza dentro de un rango
permisible, propenden a adaptarse a éstos cambios;
y por ello podría explicarse la duración del ciclo en
las siguientes generaciones criadas en insectario a
partir de la primera generación, cuando se elevó la
temperatura.
Metcalf y Flint (1965) encontraron en U. rubigalis
(Guenée) que la duración del ciclo de vida es de
alrededor de 40 días. Datos relacionados encontraron
Bouhelier y Hudalt (1935) y Wille (1952) para el
pirálido Hellula undalis Fabricius, señalando
duraciones menores en los meses de verano y otoño
y períodos mayores para completar el ciclo de
desarrollo durante los meses más fríos.
Así mismo Wille (op. cit.) amplía sus obervaciones
para la especie tratada, indicando que el número de
generaciones son 4, durante el verano y otoño; y que
probablemente éstas sean 8 al año. Igualmente,
Metcalf y Flint (op. cit.) señalan que en U. rubigalis
(Guenée) pueden existir 7 ú 8 generaciones en los
invernaderos. Finalmente señalan que ésta especie
es adversamente afectada por temperaturas mayores
a 28° C. Hecho similar ha sido posible observar en el
presente trabajo en donde generaciones posteriores
no se obtuvo una población semejante como al inicio
de éste ciclo biológico.
Período de Pre-Oviposición
Se considera a este período al comprendido entre la
emergencia del adulto y el inicio de la oviposición.
Este período tuvo una duración que varía en las tres
generaciones sucesivas, sin embargo la duración
mínima observada fue de 2 días para las tres
generaciones. La mayor variabilidad se presenta en
las generaciones anteriores (8 días máximo en la
primera generación) a la tercera generación (4 días
máximo); por lo tanto debido a la acción de los
factores físicos medio ambientales, principalmente
la temperatura, la duración promedio es menor
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conforme suceden las generaciones entendiéndose
que debe haber un límite, pudiendo observarse una
menor variabilidad en la tercera generación (3,5 días
con respecto a la primera generación (4,1 días).
Período de Oviposición
Las hembras depositan los huevos en un período, en
donde se notó una tendencia a la disminución en el
número de ellos, según se suceden las generaciones.
Se apreció que para la primera generación el
promedio de oviposición es de 6,20 días, para la
segunda generación es de 4,83 días y 3,66 para la
tercera generación.
La oviposición se completa en un período mínimo de
1 a 3 días, mientras que el máximo varía de 6 (segunda
y tercera generación) a 8 días (primera generación).
Este período se completa en la mayor parte de las
hembras varios días antes de su muerte.
Período de Post-Oviposición
Se considera al período comprendido entre el término
de la oviposición y la muerte del adulto. Durante éste
período las hembras presentaron una duración no
similar a los períodos precedentes (pre-oviposición y
oviposición). Sino más bien de modo irregular. Así la
duración de éste período para la segunda generación
fue de 3,0 días y 4,16 días para la tercera generación,
menores con respecto a la primera generación que
posee un tramo de 6,20 días, debido probablemente
a que es una generación cuyos padres proceden del
campo. En cambio las dos últimas generaciones
proceden de una crianza llevada a cabo en insectario,
por lo que sus valores son más próximos.
Longevidad en Relación al Sexo
Considerando sólo adultos apareados, la longevidad
por sexo en promedio varió notablemente en cada
generación, manteniéndose las hembras vivas por
mayor tiempo. La longevidad máxima para machos
(9,8 días) y hembras (15,5 días) se observó en la
primera generación; mientras que la longevidad
mínima para machos (8 días) y de hembras (10,4
días) se observaron en la última generación obtenida
en el presente trabajo.
Longevidad de Adultos no Apareados
Considerando adultos machos no apareados, la
longevidad promedio por generación no fue muy
variable, manteniéndose más bien casi estable; pero
sí resultaron más longevos que los adultos apareados.
Los adultos hembras no apareadas presentaron una
longevidad promedio casi constante por generación,
es decir, presentaron un rango estrecho de
variabilidad. Esta longevidad con respecto a la de los
adultos hembras apareadas, resultó ser similar.
Comparando longevidad entre machos y hembras no
apareados resultaron con mayor longevidad éstas
últimas, de modo similar que el caso de adultos
apareados.. El promedio obtenido para machos no
apareados fue de 10,2 días y para hembras no
apareadas fue de 12,5 días.
Capacidad y Ritmo de Oviposición
La capacidad de oviposición de cada hembra es muy
variable. Se encontró que las hembras ovipositaron
de 3 hasta 414 huevos, con un promedio de 167,5
huevos, teniendo en cuenta a las tres generaciones
observadas.
El número máximo de huevos se observó en la
primera generación; éste resultó ser muy superior al
promedio. Girlind (1978) encontró un potencial de
oviposición entre 400 a 600 huevos por hembra en
un trabajo realizado con Eldana saccharina
(Walker). Prabha et al.(1978) encontraron que
Phycita infusilla Meyrick pone casi 100 huevos por
hembra.
Como se deducirá, en los Pyralidae, que agrupa a las
especies antes citadas, al igual que las de Udea,
parece ser que el número de huevos por hembra es
variable; presentando nuestra especie en estudio una
oviposición que se le puede considerar relativamente
alta.
La cantidad de huevos ovipositados por las hembras,
disminuye en promedio conforme suceden las
generaciones; así ésta reducción se observó en la
tercera generación (114,83 huevos) con respecto a
la segunda generación (221 huevos).
El ritmo de oviposición diario en las diferentes
generaciones en general, presentó una tendencia
similar en todas ellas, depositando el mayor número
de huevos los primeros días hasta el cuarto o quinto
día; y luego ésta cantidad disminuye progresivamente
hasta ser nulo entre el séptimo y noveno días. El
máximo número de huevos se observó al tercer día.
El mayor número de huevos por día se dio en la
primera generación, disminuyendo luego dichas
cantidades en las sucesivas generaciones. En la
tercera generación, si bien hubo poca oviposición,
ésta luego se levantó proporcionalmente, pero en
menor número que en generaciones anteriores.
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Relación de la Longevidad de la Hembra y el
Número de Huevos
Observando el promedio de huevos puestos por
hembra y su longevidad también promedio, de cada
generación, se aprecia que existe una relación
directamente proporcional entre éstas dos variables,
es decir que a mayor longevidad la capacidad de
oviposición es también mayor. Este hecho se deduce
destacando el máximo promedio de huevos puestos
(221 huevos) por la máxima longevidad promedio de
hembra (15,5 días) que se dio en la primera
generación; mientras que el promedio mínimo de
huevos puestos (114,83 huevos) por una longevidad
promedio mínima de hembras se dio en la tercera
generación.
Fertilidad de Hembras
De las tres generaciones estudiadas, en la segunda
se observó un 25% de infertilidad, correspondiendo
un 100% de fertilidad potencial a las otras
generaciones. Sin embargo no todas las hembras que
ovipositaron dieron lugar a huevos viables,
observándose en cada generación una marcada
tendencia a disminuir la viabilidad de huevos.
Así, de la primera a la tercera generación, el
porcentaje de hembras que pusieron huevos no viables
fue de 20, 50 y 83,3%, respectivamente; es decir
que las hembras que ovipositaron y cuyos huevos
fueron viables decreció hasta 16,7% en la tercera
generación. Este hecho pueda deberse
probablemente a una serie de factores como por
ejemplo que las hembras no copularon o no fueron
receptivas o copularon con machos estériles o puede
haber existido una cópula imperfecta. Por otro lado,
debe tenerse en cuenta que la baja de fertilidad de
las hembras por generación, pudo verse afectada
adversamente por la temperatura cada vez mayor,
tal como los señala Metcalf y Flint (1965). Así mismo
debe tenerse en cuenta la influencia que ejerce la
luz; ya que ésta especie parece ser un insecto de
días cortos.
Proporción de sexos
Se aprecia que la producción de hembras en
individuos criados en insectario fue ligeramente mayor
al de los machos, aunque esto no sucedió en la
segunda generación, pues aquí la proporción de sexos
fue de 1:1. Por lo tanto se estima que en el campo
ésta proporción estaría equilibrada lo cual asegura la
sucesión de generaciones con poblaciones
apreciables. Estos resultados obtenidos están acordes
con los que presentaron El-Kilf et al. (1974) con
Palpita unionalis Hübner, también polilla de la
familia Pyralidae.
Comportamiento
Al eclosionar los huevos, las larvitas emergen
dirigiéndose a los brotes, donde inician el daño a las
hojas, según el lugar de oviposición. Cuando atacan
a los brotes, las hojitas son reunidas mediante hilos
de seda para construir un lugar protegido. En tal
situación consumen totalmente a los brotes atacados.
Cuando se dirigen a las hojas se posesionan en el
envés del limbo, plegando los bordes de ésta o con
las hojas vecinas mediante los hilos de seda ya
citados, alimentándose dentro de éstos túneles. A la
hoja la consumen hasta llegar a la nervadura central.
Una larva puede destruir más de una planta pequeña
e igualmente, ésta puede albergar más de una larva
en sus primeros estadíos de desarrollo. En plantas
más desarrolladas, las larvas de los dos primeros
estadíos y aún del tercero, raspan las hojas. En el
cuarto estadío larval ya se hace notorio que la larva
come la hoja, practicándole perforaciones.
En todos los casos el lugar donde las larvas se
posesionan, se va a encontrar abundante
excrementos de las mismas, de apariencia granular
y húmeda, ensuciando las hojas. Estos coprolitos les
dan una característica típica al daño ocasionado,
además de los hilos de seda plegando a las hojas o
brotes, según lo citado anteriormente.
La larva de quinto estadío sigue siendo muy voraz,
con abundante coprolitos; plega más a las hojas y
empieza a formar un capullo de hilos de seda en el
que permanecen hasta dar lugar a la pupa.
Los adultos emergen rompiendo la cubierta pupal por
la parte antero-dorsal. Una vez fuera el nuevo adulto
mueve las antenas y camina inmediatamente por un
corto trecho después del cual permanece quieto. En
éste momento el color no es muy nítido, pero se puede
diferenciar los colores y ornamentación que presenta
el ala del adulto maduro, aunque éstas aún no han
sido extendidas.
Luego de casi una hora se observa que el adulto está
apto para volar, después que las alas se han extendido,
dejando al descubierto el dorso del abdomen.
También se observó la expulsión de un líquido marrón
rojizo por el ano, quedando finalmente el nuevo adulto
completamente hábil.
Al iniciar el vuelo, es característica la forma
zigzageante pudiendo observarse también un vuelo
alto y sostenido; durante el día permanecen
escondidos entre las hojas, especialmente en el envés.
Estos adultos son de hábitos nocturnos tal como lo
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señalan Bohulier y Hudault (1935) y Metcalf y Flint
(1965).
La cópula se realiza en la noche, estimándose sea en
la noche del primer día. Durante éste acto el macho
y la hembra permanecen unidos en sentido opuesto
por un determinado tiempo (cuando se intentó
determinar el tiempo, estas polillas interrumpían la
cópula, por la aproximación de una luz muy tenue).
Las hembras ovipositan durante la noche, las posturas
se realizan generalmente en el envés de las hojas,
aunque eventualmente pueden hacerlo en el haz y
en toda la hoja. Esto fue observado por Wille (1952),
quien mencionó además que el peciolo servía también
como lugar de oviposición. Los huevos son puestos
en grupos superpuestos, constituyendo masas y a
veces de manera individual. Esta forma de oviposición
concuerda con lo citado por Metcalf y Flint (1965) y
Wille (1952).
CONCLUSIONES
El período de incubación disminuye conforme
se sucede las generaciones, correspondiendo
para cada una de éstas: 10, 7 y 5 días
respectivamente.
Presenta 5 estadíos larvales, cuya duración de
cada una de ellas es variable en las diferntes
generaciones obtenidas, siendo el último estadío
larval el que requirió mayor tiempo para su
desarrollo.
El tiempo requerido para el completo desarrollo
larval en las tres generaciones, son: 21,45;
25,72 y 21,60 días, respectivamente.
La larva tiene por hábito el pegar las hojas,
ubicándose dentro de ésta cubierta protectora,
donde se alimenta y posteriormente empupa,
protegiéndose éste con hilos de seda, formando
un capullo (cocón).
Las hembras apareadas tienen una longevidad
promedio para las tres generaciones de 12,21
días, similar al de las hembras no apareadas.
En ambos casos resultan ser más longevas que
los machos.
Los machos apareados muestran una menor
longevidad que los machos no apareados.
El potencial de reproducción en condiciones
de invernadero disminuye en 65,5 % en la
tercera generación.
La máxima oviposición se produce al tercer
día de iniciado este período.
La proporción de sexos es 1:1.
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