Plantas medicinales: una farmacia natural para la salud pública
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Por ello, para el buen uso de las
plantas medicinales es necesario co-
nocer correctamente las especies uti-
lizadas, la forma de preparación y do-
sicación. Muchos de los compuestos
presentes en las plantas actúan de
modo sinérgico, de modo que la com-
binación de dos o más especies es con-
dición necesaria para obtener efectos
benécos. (Mejía, 2000). De particular
interés ha sido el empleo de la medici-
na herbolaria, que es parte de la me-
dicina tradicional y que comprende el
uso de plantas o partes de éstas en su
estado natural; es decir, sin procesa-
miento químico. (Bocanegra, 2011).
2. Plantas Medicinales
De acuerdo a la Organización Mun-
dial de la Salud (OMS), una planta
medicinal se dene como cualquier
especie vegetal que contiene sustan-
cias que pueden ser empleadas para
propósitos terapéuticos o cuyos prin-
cipios activos pueden servir de precur-
sores para la síntesis de nuevos fár-
macos. La investigación sobre el uso
de plantas medicinales forma parte
de la etnobotánica, denida como el
estudio de las interrelaciones entre
los grupos humanos y las plantas y
que por su naturaleza incluye áreas
como: botánica, química, medicina,
farmacología, toxicología, nutrición,
agronomía, ecología, sociología, antro-
pología, lingüística, historia y arqueo-
logía, entre otras; lo cual permite un
amplio rango de enfoques y aplicacio-
nes. (Bermúdez, 2005); Gómez-Veloz,
2002; Prance, 1991).
Debido a que las plantas medicina-
les son el mayor recurso terapéutico
usado por la medicina tradicional de
muchos países, existe el interés de
organismos, internacionales, como
la Organización Mundial de la Salud
(OMS) y la Organización Panameri-
cana de la Salud (OPS), traducido en
intervenciones básicamente de tipo
promocional y normativo y de estí-
mulo a los gobiernos, organizaciones
y personal de salud, para promover
y apoyar la atención de la salud con
inclusión de la medicina tradicional.
Asimismo, en la conferencia de Alma-
Ata (Kazajistán), celebrada en 1978,
se acordó impulsar la documentación
y evaluación cientíca de las plantas
utilizadas en la medicina tradicional,
abriendo las puertas al diálogo entre
la medicina tradicional y la moderna,
sobre la base de que las prácticas pe-
ligrosas se eliminarían y solo se pro-
movería lo que fuese seguro y ecaz.
(Bermúdez, 2005; OPS, 1991; Albor-
noz, 1993; Akerele, 1993). Por su par-
te, la Organización de las Naciones
Unidas para la Alimentación (FAO),
resalta que los conocimientos de los
pobladores indígenas “han contribuido
al descubrimiento de alrededor de tres
cuartas partes de los medicamentos
de origen vegetal que se emplean am-
pliamente en el mundo desarrollado”.
(Bocanegra, 2011; Mendocilla, 2001;
Baltodano, 2006).
En tal sentido, para la OMS, la me-
dicina tradicional comprende diversas
prácticas, enfoques, conocimientos y
creencias sanitarias que incorporan
medicinas basadas en plantas, ani-