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PAIDEIA XXI
PAIDEIA XXI
Vol. 11, Nº 1, Lima, enero-junio 2021, pp. 63-77
ISSN Versión Impresa: 2221-7770; ISSN Versión Electrónica: 2519-5700
ORIGINAL ARTICLE / ARTÍCULO ORIGINAL
HEALTHY EATING IN CHILDREN, OF THE
CHILDREN’S CIRCLE OF GOOD LIVING OF RETÉN
MACALETE, CEBADAS, ECUADOR
ALIMENTACIÓN SALUDABLE EN NIÑOS DEL
CÍRCULO INFANTIL DEL BUEN VIVIR DE “RETÉN
MACALETE”, CEBADAS, ECUADOR
Lázaro Alberto García-Castillo1*; Geovanny Sebastián Silva-Orozco2; Diego
Ramiro Chacaguasay-Cepeda3; Aylín Quintero-Tarno4; Milexy Irene Martín-
Dipoté1; Aurora María Cabrera-García5; Ramón Fiallo-Armendariz1 & Rigoberto
Fimia-Duarte6,7
1* Policlínico Docente Asistencial “Capitán Roberto Fleites”, Santa Clara, Villa Clara, Cuba.
E-mail: lazaroalb@nauta.cu, milemd@nauta.cu, ramon. allo@nauta.cu
2 Subcentro de Salud Tipo A, Cebadas, Riobamba, Ecuador. Ministerio de Salud Pública.
E-mail: silvageovanny@hotmail.com
3 CDI Los enanitos, localidad Molobog, Parroquia Licto, Riobamba, Ecuador.
Ministerio de inclusión económica y social. Área de desarrollo infantil.
E-mail: diegochace@hotmail.com
4 Facultad de Tecnología de la Salud y Enfermería (FTSE), Universidad de Ciencias Médicas
de Villa Clara (UCM-VC), Cuba
E-mail: aylinqt@infomed.sld.cu
5 Hospital Universitario “Celestino Hernández Robau”, Santa Clara, Villa Clara, Cuba.
E-mail: aurocg@nauta.cu
6 Facultad de Tecnología de la Salud y Enfermería (FTSE), Universidad de Ciencias Médicas
de Villa Clara (UCM-VC). 7Facultad de Ciencias Agropecuarias (FCA), Universidad Central
“Marta Abreu” de Las Villas. Villa Clara, Cuba. E-mail: rigoberto. mia66@gmail.com
* Corresponding Author: lazaroalb@nauta.cu
Lázaro Alberto García-Castillo: https://orcid.org/0000-0003-0437-1258
Geovanny Sebastián Silva-Orozco: https://orcid.org/0000-0002-2746-3115
Diego Ramiro Chacaguasay-Cepeda: https://orcid.org/0000-0002-7575-235X
Aylín Quintero-Tarno: https://orcid.org/0000-0002-2354-5455
Milexy Irene Martín-Dipoté: https://orcid.org/0000-0002-7552-4541
Aurora María Cabrera-García: https://orcid.org/0000-0003-4580-3870
Ramón Fiallo-Armendariz: https://orcid.org/0000-0001-5193-6333
Rigoberto Fimia-Duarte: https://orcid.org/0000-0001-5237-0810
ABSTRACT
doi:10.31381/paideia.v11i1.3755
A descriptive, cross-sectional eld research was carried out in order to
characterize eating habits in the children of the Children’s Circles of Good Living
http://revistas.urp.edu.pe/index.php/Paideia
García- Castillo et al.
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(CIBV) “Sumak Yachay” of the Reten Macalete, community, Ecuador in the period
of august as of September 2012, the study determined by the difference in the
incidence of anemia in only two infants (9.52%) of said center, whit respect to the
other Children’s Circles of Good Living in this parish, in which this affections,
from 57.8% to 92% in their infants. From a study population of 22 mothers of
children from this center, an intentional sample of 20 was selected, requesting
their informed consent to do so. The information was obtained by applying
the survey of consumption by food groups of the Ministry of Public Health of
Ecuador, adding the necessary questions for the prole of this research. The
information was processed by percentage calculations and explained for your
better understanding. The main results obtained were: the feeding of the
children belonging to the Children’s Circle of Good Living “Sumak Yachay” of
the Reten Macalete community, in its highest percentaje, is healthy, since they
consume essential nutrients for the human organism such as: carbohydrates,
proteins, fats, sugars, milk and their derivatives minerals and vitamins, properly
combined, with frequencies and times of feeding that respond to a diet favorable
to health. The water from which they are supplied is piped from natural sources
and is chlorinated for consumption, favoring personal health.
Key words: Anemia – wellness – Ecuador – healthy eating habits – malnutrition
RESUMEN
Se realizó una investigación de campo, descriptiva, transversal, con el objetivo
de caracterizar el comportamiento alimentario en los niños del Círculo Infantil
del Buen Vivir (CIBV) “Sumak Yachay” de la comunidad Retén Macalete de
Cebadas, Ecuador en el período comprendido de agosto a septiembre de 2012,
determinado el estudio por la diferencia en la incidencia de anemia en solo dos
infantes (9,52%) de dicho centro, con respecto a los demás Círculos Infantiles
del Buen Vivir de esta parroquia en los que se presentó esta afección, desde
un 57,8% hasta un 92% en sus infantes. De una población de estudio de 22
madres de niños de este centro, se seleccionó una muestra intencional de 20,
pidiéndoles su consentimiento informado para ello. La información se obtuvo por
la aplicación de la encuesta de frecuencia de consumo por grupos de alimentos
del Ministerio de salud pública del Ecuador, añadiéndosele preguntas necesarias
para el perl de esta investigación. La información fue procesada por cálculos
porcentuales y explicada para su mejor comprensión. Los principales resultados
obtenidos fueron: la alimentación de los niños pertenecientes al Círculo Infantil
del Buen Vivir “SUMAK YACHAY” de la comunidad Retén Macalete, en su
mayor porciento es saludable, pues consumen los nutrientes esenciales para
el organismo humano tales como: carbohidratos, proteínas, grasas, azúcares,
leches y derivados, minerales y vitaminas, combinados adecuadamente, con
frecuencias y horarios de alimentación que responden a una dieta favorable a la
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salud. El agua de la que se abastecen baja entubada desde fuentes naturales y
es clorada para su consumo, favoreciendo la salud personal.
Palabras clave: Anemia - bienestar – Ecuador – Hábitos alimentarios
saludables – malnutrición
INTRODUCCIÓN
El Ecuador está en una etapa de
transición, con problemas de desnutri-
ción por décit que afectan a la niñez,
además de la pobreza y factores am-
bientales, la inadecuada educación ali-
mentaria fundamenta estas condicio-
nes (Cuadrado, 2008). Aunque el esta-
do ecuatoriano desarrolla un conjunto
de acciones desde 2013 fundamental-
mente, la desnutrición infantil conti-
núa siendo un problema de salud en el
país (Abadeano et al., 2019). Los pro-
blemas del consumo alimentario y del
perl epidemiológico no han cambiado
signicativamente, pese a la existencia
de varios programas y proyectos pú-
blicos y privados destinados a modi-
car esta realidad, por el contrario, hoy
conviven una malnutrición por exceso
y otra por décit, pues las políticas de
salud centradas en el individuo no han
logrado cambiar la realidad alimenta-
ria y nutricional en el Ecuador (Acurio,
2018; Abadeano et al., 2019).
La malnutrición genera múltiples
costos a la sociedad y a las familias, con
consecuencias negativas importantes
sobre la morbilidad y la mortalidad, en
el desarrollo de capacidades y en los
resultados educativos, en la inclusión
social y laboral, en el medio ambiente
y en la productividad (Martínez
et al., 2019; Quelly, 2019). Estos
efectos tienen a su vez importantes
consecuencias económicas. Por todo
ello, teniendo en cuenta sus efectos y
sus consecuencias negativas a corto y
largo plazo, es imprescindible poner
n a todas las formas de malnutrición
(FAO/OPS/WFP/UNICEF, 2018).
Una alimentación saludable inclu-
ye los siete grupos básicos de alimen-
tos consumidos (proteínas, grasas,
carbohidratos, azúcares, lípidos, vita-
minas y minerales) y adecuarse a la
edad, sexo, talla, estados siológicos y
clima; equilibrada, suciente en can-
tidad de alimentos, y variada en color,
sabor y consistencia (Porrata, 2009;
Lázaro & Domínguez, 2019; Verjans-
Janssen et al., 2019; Verdonschot et
al., 2021). También una alimentación
saludable es aquella alimentación que
es variada, inocua, con alimentos pre-
ferentemente en estado natural o con
procesamiento mínimo, que aporta
energía y todos los nutrientes esen-
ciales que cada persona necesita para
mantenerse saludable, permitiéndole
tener una mejor calidad de vida en to-
das las edades (Lázaro & Domínguez,
2019). Todo ello, debido a que los se-
res humanos requieren una alta gama
de micronutrientes y macronutrientes
para el crecimiento y desarrollo, dentro
de los cuales también están los ami-
noácidos, ácidos grasos, agua y bra
García- Castillo et al.
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y solo pueden ser adquiridos a través
de los alimentos y bebidas (Guerrero &
Marcela, 2017; Greder & Reina, 2019;
Qiu & Hou, 2020). Para una adecua-
da alimentación es muy importante
considerar el agua, por lo indispensa-
ble que es para la vida. Los expertos
reconocen que la ingesta de agua es
vital para mantener una buena salud
e incluso prevenir enfermedades, así
como su ausencia puede ser fatal en
pocos días (Arredondo et al., 2017; Lá-
zaro & Domínguez, 2019). Aunque no
se ha llegado a un consenso general
en la comunidad cientíca para consi-
derarla un grupo alimentario.
Los niños de corta edad son los que
más riesgo tienen de desnutrición (Po-
rrata, 2009; Nepper & Weiwen, 2016
;
Kling et al., 2020). Los desórdenes
nutricionales son reconocidos como
la epidemia del siglo XX1; al respec-
to, la población infantil resulta una
de las más afectadas con consecuen-
cias impredecibles en los casos de ni-
ños de edad preescolar (Dávila et al.,
2018; Abadeano et al., 2019). La fase
prenatal, más los tres primeros años
de vida, son períodos decisivos en tér-
minos del desarrollo mental, físico y
emocional del niño, porque en ellos
se consolidan las habilidades que le
permitirán incluirse y funcionar en un
contexto determinado; sin embargo,
en los países en desarrollo es común
que los niños no alcancen el potencial
de desarrollo integral, por deciencias
en el estado nutricional que perjudica
el neurodesarrollo y por consiguiente,
su funcionamiento y adaptabilidad,
para constituirse en parte activa del
preciado capital humano que pue-
den llegar a ser, en bien del sustento
próximo de sus naciones (Luna et al.,
2018; Roberts et al., 2018; Verdons-
chot et al., 2021).
El período desde el nacimiento
hasta los dos años de edad representa
una ventana de oportunidades para
lograr un adecuado crecimiento y
desarrollo; así como para formar
hábitos alimentarios adecuados. Si
un niño no recibe los alimentos en las
cantidades sucientes de acuerdo con
las recomendaciones nutricionales
para su edad y sexo, y con la calidad
adecuada de estos para promover la
salud, se corre el riesgo de padecer de
malnutrición por exceso o por defecto
(Jiménez et al., 2018; Abadeano et al.,
2019; Martínez et al., 2019).
La UNICEF recomienda que además
de la lactancia materna, después de
los seis primeros meses de vida, las
niñas y niños consuman alimentos
complementarios de diferentes grupos
alimentarios, ricos en nutrientes y
preparados higiénicamente, pues
estos alimentos deben proporcionar
suciente energía, proteínas, grasas,
vitaminas y minerales que satisfagan
las crecientes necesidades infantiles y
deben ser ofrecidas con una frecuencia
y consistencia adaptadas a la edad de
ellos (FAO/OPS/WFP/UNICEF, 2019).
Considerando que la alimentación y la
nutrición son procesos que favorecen
a un desarrollo cognitivo, crecimiento
óptimo y disminuyen el riesgo de
sobrepeso, obesidad y desarrollo de
enfermedades no transmisibles a
futuro, es imperioso que los niños
durante esta etapa adquieran hábitos
alimentarios saludables (Álvarez et
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al., 2017; Lora et al., 2017; Qiu &
Hou, 2020). La malnutrición infantil
es un problema social que limita las
capacidades y funcionamientos de las
personas, por lo que su erradicación
debe ser un compromiso social y
político a nivel global (Dávila et al.,
2018; Rivera, 2019).
En Ecuador varios programas de
protección alimentaria, forticación
alimentaria y suplementación nutri-
cional han sido conducidos por dife-
rentes actores estatales, privados y
lantrópicos para contener primero y
prevenir después los estados decita-
rios de hierro y la anemia ferripriva, a
pesar de ello la tasa de ocurrencia de
anemia en los niños con edades de 6
a 59 meses sigue siendo elevada (Ruiz
& Betancourt, 2020). La anemia se de-
ne por los niveles reducidos de he-
moglobina, comparados con los valo-
res normales en individuos del mismo
género y misma edad (Guzmán et al.,
2016). La anemia por décit de hierro
es la causa más frecuente de anemia
en todo el mundo y representa un im-
portante problema de salud principal-
mente en los países subdesarrollados,
siendo prevalente hasta un 5% en
niños y adolescentes, un 10 % de las
mujeres pre-menopáusicas, un 1% de
los hombres y puede llegar hasta un
40% en los ancianos que se cuidan en
sus domicilios (Guzmán et al., 2016).
La anemia afecta en todo el mundo
a 1 620 millones de personas, lo que
corresponde al 24,8% de la población
mundial. La máxima prevalencia se
da en los niños en edad prescolar
con 293 millones para un 47,4%, y
la mínima en los varones con 12,7%
(Benoist & McLe, 2008; Blechert et al.,
2019; Taylor et al., 2019). Los datos
disponibles conrman que la anemia
constituye un grave problema en el
Ecuador. Un estudi
o del Diagnóstico
de la Situación Alimentaria Nutricional
y de Salud (DANS) de la población
ecuatoriana menor de 5 años, realizado
al efecto encontró que el 22% de los
niños entre 6 y 59 meses de edad sufría
de anemia. Seis de cada 10 embarazadas
y 7 de cada 10 menores de 1 año sufren
de anemia por deciencia de hierro en el
Ecuador. Estas cifras casi se duplican
en poblaciones rurales e indígenas,
por ejemplo, en Chimborazo, con alta
población indígena, la desnutrición
alcanza un 44% mientras el promedio
nacional es de 19% (UNICEF, 2012).
En los 22 CIBV de la Parroquia de
Cebadas en que se ha diagnosticado
la anemia. tenemos que de los 427
niños estudiados, 247 presentan
anemia, para un 57,8% de niños con
este padecimiento , uctuando entre
los diferentes CIBV de esta localidad,
entre el 92% de niños con anemia
(CIBV de Pucatotoras) como el de mayor
presencia de esta afección, hasta 9,52%
de niños con anemia en el CIBV de Retén
Macalete que es el de menor porcentaje
de dicha afección, donde solo dos de
sus 22 niños presentan anemia y esta
es leve pues es de 12,3 en uno de ellos
y de 12,8 en el otro niño (ESSC, 2012).
Lo anteriormente dicho nos planteó
la tarea de investigar el por qué en el
CIBV de la comunidad “Retén Maca-
lete”, solo existen dos niños con ane-
mia (leve), no siendo así en los niños
de los CIBV de las demás comunida-
des de la Parroquia Cebadas, donde
García- Castillo et al.
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es muy elevada la incidencia de esta
afección, relacionando lo expresado a
uno de los problemas fundamentales
del Ecuador en la actualidad “la des-
nutrición infantil”, enfocándonos para
ello en los hábitos alimentarios como
parte principal de este proceso de nu-
trición y salud de la persona y más
aún en la niñez.
El objetivo de la investigación estu-
vo encaminado a caracterizar hábitos
alimentarios en los niños del Centro
Infantil del buen vivir “Sumak Yachay”
de la comunidad Retén Macalete de
Cebadas, Ecuador.
MATERIALES Y MÉTODOS
Se
realizó una investigación de cam-
po, descriptiva, transversal, para carac-
terizar los hábitos alimentarios en los
niños del Centro Infantil del Buen Vivir
“Sumak Hachay” de la comunidad Re-
tén Macalete de Cebadas, Ecuador en el
período comprendido de agosto a sep-
tiembre de 2012. De una población de
estudio de 22 madres se seleccionó una
muestra no probabilística intencional
de 20 madres de niños de dicha institu-
ción, a las cuales se les pidió su consen-
timiento informado para ell
o.
La información se obtuvo por la
aplicación de la encuesta de frecuencia
de consumo por grupos de alimentos
del MSP del Ecuador, añadiéndosele
algunas preguntas necesarias para
el perl de la investigación, siendo
validadas estas por criterio de exper-
tos. Esta información fue procesada
por cálculos porcentuales y explicada
para su mejor comprensión.
A priori, se utilizó el análisis docu-
mental, mediante el cual se revisaron
las Estadísticas del Subcentro de Sa-
lud de Cebadas con el objetivo de ob-
tener datos sobre la incidencia de la
anemia en los niños de los diferentes
CIBV pertenecientes a esta parroquia
y poder delimitar la real diferencia en-
tre el CIBV de Retén Macalete y los
demás CIBV al respecto, para tener
el basamento sólido que nos planteó
realizar el estudio. Además, se revi-
saron las Historias Clínicas de estos
niños para cerciorarnos de estos datos
estadísticos y obtener otros datos de
interés general.
Criterios de inclusión: Madres de
niños con cifras de hemoglobina nor-
males, igual o mayor de 13 g·L-1 (debi-
do a la altitud sobre el nivel del mar de
2600 a 4500 msnm).
Criterio de exclusión. Madres de ni-
ños con cifras de hemoglobina por de-
bajo de los parámetros normales: 12,9
g·L-1 en estas zonas de gran altitud so-
bre el nivel del mar.
Variables que se tuvieron en cuenta
para el estudio:
-Variable dependiente:
Hábitos alimentarios.
-Variables independientes:
1- Tipos de alimentos que consumen.
Saludables: vegetales, frutas, pro-
ductos lácteos, tubérculos, cerea-
les, proteínas de origen animal y
vegetal, priorizando las carnes ro-
jas, grasas de origen vegetal, car-
bohidratos simples en pequeñas
cantidades.
No saludables: grasas de origen
animal, alimentos chatarra (refres-
cos gaseados, carbohidratos sim-
ples - dulces), té después de las
comidas (inhibe la absorción del
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hierro), sobreconsumo de carbohi-
dratos complejos (arroz, pan, hari-
nas, pastas alimenticias).
2. Combinación de los alimentos.
Adecuada: incluir en las comidas
jugos de frutas cítricas, arroz
con fréjol, vegetales, productos
cárnicos, ensaladas crudas con
jugo de limón y pequeña porción de
aceite de origen vegetal, combinar
alimentos que contengan hierro
no hemínico (cereales, vegetales de
hojas verdes oscuras) con alimentos
ricos en vitamina c, combinar
los carbohidratos complejos con
proteínas en las comidas.
No adecuada: combinar alimentos
naturales con azúcar y sal; té o
café con las comidas, caldos de
chancho con carne rojas, pescado
frito con salsa de mayonesa, añadir
grandes cantidades de chile a las
comidas; grasas animales, carnes
fritas y carbohidratos; dulces de
harina; dulces caseros.
3. Frecuencia de horario de consumo
de alimentos: Adecuado: cinco
comidas en el día. No adecuado:
1-3 comidas en el día.
4. Cultivos principales para su
consumo: Cereales (quinua, maíz,
cebada, arroz) y tubérculos (papa,
yuca, boniato), frutas (guineo,
manzana, mora, naranja), vegetales
(pepino, lechuga, tomate, brócoli,
pimiento), proteínas de origen
vegetal (habas, fréjol, habichuelas).
5. C
rías de animales para su consumo:
cuy, conejo, aves, borrego, chancho,
reses, pescado (trucha).
6. Consumo de alimentos y platos tra-
dicionales y ancestrales favorables
a la salud: Chicha, sábila, panela,
miel de abeja, cebadas, papas, bo-
niato, maíz, quinua, choclo, máchi-
ca, cuy, chancho, conejo, borrego.
7. Comercio de alimentos: Vender ali-
mentos favorables a la nutrición:
carnes rojas, borrego, chancho,
vísceras, cuy, espinaca, brócoli, za-
nahoria, habas, maíz, fréjol, arroz,
huevo, leche y derivados.
Comprar alimentos no favorables
para la nutrición: alimentos cha-
tarras (dulces, refrescos gaseados),
pastas alimenticias, grasas satura-
das.
Aspectos éticos
En el desarrollo de la investigación
se tuvieron en cuenta y se aplicaron
los principios y normas éticas de
respeto y condencialidad entre otros
aspectos, respecto a los participantes
en el estudio, tanto de las madres
de los niños (a las cuales, como ya
se rerió anteriormente se les pidió
su consentimiento informado para
ser partícipes de la investigación),
como de los profesionales del equipo
investigativo, valorando sus criterios,
opiniones y puntos de vista, en aras
de obtener el certero conocimiento
que se pretendía y poder ofrecerlo a la
ciencia para utilizarlo por el bien de la
humanidad (DHMM, 2013).
RESULTADOS Y DISCUSIÓN
Consumo de carbohidratos: los 20
niños, para un 100% consumen entre
cinco a nueve variedades de estos ali-
mentos (papa, boniato, arroz, pan, plá-
tano, harinas, maíz, cebada), lo cual
es signicativo pues este consumo
García- Castillo et al.
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con una frecuencia diaria es adecuado
porque proveen la energía necesaria al
organismo para la realización de las
actividades diarias y además aportan
bras dietéticas y otros nutrientes,
contienen poca grasa, esta no es satu-
rada, no contienen colesterol y son no
densos en calorías, concordando con
varios autores al respecto (Cuadra-
do, 2008; Jiménez, 2009; Solórzano,
2011; Kling et al., 2016; Jarosz, 2017).
Consumo de proteínas: Proteína
vegetal: 20 niños para el 100% consu-
men dos variedades de estas (chochos,
fréjol, lenteja, habas, alverja, quinua,
entre otros), con una frecuencia de
una a dos veces por semana, lo cual
es signicativo, pues estos alimentos
(leguminosas y otros) intervienen en
el crecimiento de las células y produc-
ción de sangre, en concordancia con
Hidalgo et al. (2018) y Vargas et al.
(2019); además, estos alimentos, con-
tienen simultáneamente proporciones
considerables de proteínas e hidratos
de carbono, además poseen vitami-
nas, minerales y bras muy útiles al
organismo, coincidiendo con Solórza-
no (2011) y Lora et al. (2017).
Proteína animal: el 90% de los ni-
ños consume de cinco a nueve varie-
dades: (cuy, aves, borrego, chancho,
res, trucha, conejo y otras), con una
frecuencia de consumo de estas de
tres a siete días semanal; lo cual es
muy signicativo pues 18 de los niños
para un 90% la consumen de tres a
siete veces en la semana, siendo posi-
tivo para el desarrollo de los músculos,
el hierro para la formación de glóbulos
rojos, previene además enfermedades
como la anemia y ayudan a una mejor
concentración en los estudios, lo cual
concuerda con lo planteado por otros
autores al respecto (Cuadrado, 2008;
Machado et al., 2017; Shin, 2017;
Kling et al., 2016; Roberts et al., 2018;
Blechert et al., 2019).
Consumo de grasas: Grasa Vegetal:
el 100% de los niños la consume (acei-
te vegetal fundamentalmente, maní),
con una frecuencia semanal en la ma-
yoría 95% de ellos de dos a siete veces,
resultando signicativo pues solo un
niño para un 5% la consume solo una
vez semanal. Grasa animal: 18 niños
para un 90% la consumen (manteca
de chancho) y dos niños no la consu-
men nunca, para un 10%. La frecuen-
cia de consumo semanal es de uno
a cuatro días por 12 niños, para un
60% y nunca, dos niños, para un 10%.
Siendo también signicativo, pues dos
niños, para un 10% no la consumen y
12 niños para un 60% que la consu-
men, de una a cuatro veces semanales
siendo positivo, pues las grasas y acei-
tes en proporciones adecuadas son
importantes para el normal funcio-
namiento del organismo, se concuer-
da así con Cuadrado (2008). También
la grasa animal sirve como reserva y
suministro de energía, aporta ácidos
grasos esenciales y constituye un ve-
hículo de vitaminas liposolubles. Pero
la gran ingesta de grasa promueve su
almacenamiento en exceso (Jiménez,
2009; Cabezas et al., 2016; Vivarini et
al., 2019; Taylor et al., 2019; Kling et
al., 2020).
Consumo de azúcares: el 100% la
consumen con una frecuencia sema-
nal de una a siete veces (panela funda-
mentalmente), producto natural, que
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no hace daño al organismo y propor-
ciona calorías necesarias a este. De
una a cuatro veces semanal, 15 niños
(75%) consumen azúcar blanca, nega-
tiva para sus organismos pues su con-
sumo puede afectar la salud, daña la
dentadura y se acumula en forma de
grasa, produciendo sobrepeso y obe-
sidad, estando de acuerdo con Cua-
drado (2008), no aportan ningún tipo
de nutrientes, constituyendo así una
fuente de “calorías vacías”, estando de
acuerdo con Jiménez (2009) y Ledez-
ma et al. (2016).
Consumo leches y sus derivados:
los 20 niños consumen de dos a cuatro
productos lácteos (leche de tarro, que-
so, yogurt), con frecuencia semanal
de tres a siete veces, 11 niños, para un
55%, lo cual es positivo pues aportan
gran cantidad de calcio al organismo
(Jiménez, 2009); también contienen
proteínas de buena calidad, fósforo,
magnesio indispensables para que los
huesos crezcan fuertes, los dientes se
mantengan sanos y rmes y son una
buena fuente de vitamina A (Cuadra-
do, 2008; Nepper & Weiwen, 2016; Ol-
son et al., 2016; Babio, 2017; Panahi
et al., 2017; Warren et al., 2019; Qiu
& Hou, 2020).
Consumo de vitaminas: los 20 ni-
ños consumen vitaminas en su ali-
mentación (naranja-vit C; mandarina-
vitC; tomate-ácido fólico; limón-vit C;
guayaba-vit C; manzana-vit A, E, C y
Complejo B; brócoli-vit C, vit A y ácido
fólico; lechuga-vit A y vit del comple-
jo B, col-vit A, C, B y E; espinaca-vit
A), de cuatro a nueve variedades con
frecuencia semanal, de tres a siete ve-
ces, 14 niños (70%). Siendo positivo
para la salud pues mantienen la piel
saludable, buena visión, huesos fuer-
tes, encías y dientes sanos, ayudan a
absorber el hierro, facilitan el desa-
rrollo de glóbulos rojos y una utiliza-
ción efectiva de las proteínas, grasas y
carbohidratos (Caballero & González,
2016; Martínez et al., 2019; Quelly,
2019; Verjans-Janssen et al., 2019;
Verdonschot et al., 2021).
Consumo de minerales: los 20 ni-
ños consumen minerales en su ali-
mentación, maní (zinc), leche (calcio,
magnesio), carnes (hierro), de tres a
siete variedades y con una frecuencia
semanal de tres a siete veces 15 niños
para un 75%. Lo cual resulta signi-
cativo pues mediante estos nutrien-
tes aseguran que todas las células del
cuerpo funcionen adecuadamente,
forman parte de los tejidos y huesos,
el hierro es esencial para la formación
de hemoglobina y mioglobina y es de-
terminante en la capacidad intelectual
(Babio, 2017; Panahi et al., 2017; Ver-
jans-Janssen et al., 2019; Hammons
et al., 2021).
Alimentos que venden: 16 de estas
familias para un 80%, venden entre
uno y cuatro productos alimenticios,
por lo cual la mayoría consumen lo
que producen (papa, queso, maíz, ajo,
chochos, alverja, lenteja, melloco, ha-
bas y pescado- trucha) que son ali-
mentos nutritivos.
Alimentos que compran: 17 fami-
lias (85%), siendo la mayoría, com-
pran de cinco a siete productos ali-
menticios: arroz, leche, aceite, avena,
zanahoria, yuca, fréjol, frutas, cebolla,
carnes, remolacha, plátano, nabo, le-
chuga, maní, espinaca, brócoli, rá-
García- Castillo et al.
72
PAIDEIA XXI
bano, harina, azúcar y tomates los
cuales son muy beneciosos para la
salud del organismo humano por los
nutrientes que contienen (Caballero
& González, 2016; Olson et al., 2016;
Roberts et al., 2018; Greder & Reina,
2019).
Alimentación tradicional y ances-
tral: Todas las familias estudiadas
preparan indistintamente chicha, or-
chata y jugos cítricos de naranja y
frutas. El 100% preparan para su ali-
mentación tortillas de queso, huevos,
verduras, maíz, cebada de trigo (Posee
proteínas, vit del complejo B y k, ácido
fólico, yodo, molibdeno, hierro, azufre,
cobre, zinc, manganeso, cromo, an-
tioxidantes, entre otros), harina or,
abas, avena, leche, centeno y quinua
(contiene vit B, C, E, tiamina, riboa-
vina, fósforo, potasio, magnesio, cal-
cio, proteínas, hierro, entre otros). Por
lo cual el 100% prepara y consume ali-
mentos tradicionales y ancestrales, lo
cual es positivo pues poseen nutrien-
tes naturales y fundamentales para el
organismo (Freidin, 2016; Hidalgo et
al., 2018; Vargas et al., 2019; Qiu &
Hou, 2020).
Cultivos para su consumo: el 100%
cultiva cereales, granos, tubérculos,
frutas y vegetales, lo cual refuerza y
complementa la alimentación fami-
liar, estando de acuerdo con Vio et al.
(2016) y Roberts et al. (2018).
Crías de animales para el autocon-
sumo: el 100% cría diferentes anima-
les según sus posibilidades como: el
cuy, la vaca, el chancho, el conejo y
la gallina, el chivo, burro, llama y la
trucha en embalses articiales. Lo
cual es de suma importancia para la
alimentación familiar pues aportan
proteínas, calorías, minerales y otros
nutrientes esenciales para el organis-
mo, protegiendo además la economía
familiar y la salud, pues así compran
menos alimentos sin saber su proce-
dencia, componentes o elaboración
(Kling et al., 2020; Qiu & Hou, 2020;
Hammons et al., 2021; Verdonschot et
al., 2021).
Otros alimentos que consumen:
caña un 15%, manzana, mote, hierbas
medicinales y yogurt todos ellos para
un 5%, complementando aún más su
adecuada alimentación (Jarosz, 2017;
Panahi et al., 2017; Hammons et al.,
2021).
Combinación de los alimentos: un
80% de estas familias combinan sus
alimentos de forma adecuada, consu-
miendo carbohidratos, grasas, proteí-
nas, vegetales y cítricos en sus comi-
das; así como frutas, productos lác-
teos y azúcares, todo lo cual inuye en
una alimentación saludable unido a la
frecuencia diaria para la alimentación,
que oscila entre 4 y 5 veces al día en
el 90% de estas familias, coincidien-
do con Rosales et al. (2017) y Martínez
et al. (2019).
Agua de consumo humano. El
agua que consumen es pura y baja
entubada desde fuentes naturales,
por gravedad, de las montañas que
rodean la comunidad y es clorada
para el consumo humano (Arredondo
et al., 2017; Verdonschot et al., 2021).
Una de las limitaciones del estudio
está dada en la no realización de una
estrategia de intervención en aras
de modicar de manera sustancial y
positiva los hábitos alimentarios, no
Healthy eating in children
73
PAIDEIA XXI
solo en los niños que fueron objeto de
estudio, sino en toda la comunidad
de Retén Macalete de Cebadas, por
lo que se recomienda continuar la
investigación en ese sentido.
Se concluye que la alimentación de
los niños pertenecientes al CIBV “Su-
mak Yachay”, de la comunidad Retén
Macalete, en su mayor por ciento es
saludable por cuanto consumen to-
dos los nutrientes esenciales para el
organismo humano como son: los car-
bohidratos, proteínas, grasas, azúca-
res, leches y sus derivados, minerales
y vitaminas, combinados adecuada-
mente, con una frecuencia y horarios
de alimentación que corresponden a
una dieta correcta. Además, ingieren
alimentos tradicionales y ancestrales
muy nutritivos y beneciosos, venden
prácticamente lo necesario y compran
en su mayoría unos pocos productos
alimenticios que no poseen, pues ge-
neralmente se nutren de sus cosechas
y animales que crían, lo cual hace más
segura su alimentación. También el
agua para el consumo humano provie-
ne de fuentes naturales, la conducen
entubada y es clorada, lo cual favorece
la salud de estos infantes.
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Received February 3, 2021.
Accepted March 12, 2021.