CARTAS AL EDITOR
DOI 10.25176/RFMH.v19.n2.2073
1 Facultad de Medicina, Universidad Nacional de San Agustín, Arequipa-Perú.
a Estudiante de Medicina.
Sr. Editor
La neumonía adquirida en la comunidad (NAC) sigue siendo un tema en voga, siendo definida como un
trastorno inflamatorio agudo del parénquima pulmonar en pacientes que han adquirido la infección en la
comunidad y no han sido hospitalizados durante las últimas 3 semanas1
.
La NAC es la enfermedad infecciosa más letal a nivel mundial y su creciente incidencia es consecuente al
aumento de enfermedades crónicas, inmunosupresión y esperanza de vida, que conlleva a un aumento de
población vulnerable2
.
Por otro lado, la insuficiencia cardiaca (IC) es, junto con otras enfermedades cardiovasculares (ECV), la primera
causa de muertes en el mundo3
. Las enfermedades cardiovasculares ocupan el cuarto lugar en el Perú4
.
En la guía de práctica clínica de NAC de la Sociedad Peruana de Enfermedades Infecciosas y Tropicales, la
insuficiencia cardiaca figura entre los factores de riesgo de NAC, tabla 11
. Sin embargo, existe controversia
acerca de la dirección de la relación causal de insuficiencia cardíaca (IC) frente a neumonía adquirida en la
comunidad.
Esta ambivalencia recae sobre si la IC conlleva a un inmuno-compromiso que ofrece una puerta de entrada
a los agentes de infección, o si la NAC se presenta como un factor asociado al desarrollo de enfermedad
cardiovascular. Frente a esta última opción, Corrales et al. sugieren algunas repercusiones de la neumonía
aguda sobre el sistema cardiovascular, tabla 25
.
En la guía de práctica clínica de cardiología del 2013,
publicada por el ministerio de salud, no se considera
este factor de asociación a IC, tabla 36
.
Un evento cardiovascular en el curso de NAC da
paso a un mal pronóstico. En una revisión de Cillóniz
et al. se registra que aproximadamente la quinta
parte de los casos están asociados a complicaciones
cardiovasculares y la IC está entre las razones más
comunes de readmisión7
. Esto puede deberse a las
complicaciones a las que se presta la enfermedad, como concuerda Violi et al. en cuyo estudio la mortalidad de
pacientes con NAC fue mayor (17,6%) en pacientes
que desarrollaron ECV frente a los que no (4,5%)8
.
Aunque en otro estudio la edad y la comorbilidad no
estaban asociados a NAC en los ingresos hospitalarios
y solo la edad lo estaba a las defunciones por la misma
causa9
. A su vez, Feldman et al. indican que un 30% de
pacientes hospitalizados por NAC llegan a desarrollar
un ECV10
. Sin embargo, hablamos de eventos a corto
plazo.
Un estudio de cohorte en Canadá demostró que
la neumonía adquirida en la comunidad aumenta
sustancialmente el riesgo de insuficiencia cardíaca
a largo plazo, de manera que los pacientes con NAC
de edad menor o igual a 65 años tienen 1,98 veces
más probabilidad de desarrollar IC a diferencia de los
pacientes mayores de 65 años cuyo riesgo relativo
es más bajo. Asimismo, incrementa la probabilidad
de ser hospitalizado por un incidente relacionado a
insuficiencia cardiaca al año del alta médica (RR = 1.86,
1.50 a 2.32, p <0.001)11
.
A pesar de que la población por debajo de los 65
años no es la más propensa a contraer neumonía
adquirida en la comunidad, no considerar la
neumonía como factor de riesgo de IC expondría
a la población económicamente activa (PEA) a
eventos cardiovasculares que lleven a más pérdida
de productividad de la que estamos viviendo con la
incidencia actual de ECV.
Por ello, se propone que en la próxima actualización
de las guías de manejo clínico se evalúe a la neumonía
como comorbilidad de IC enfatizando la población
adulta menor de 65 años como vulnerable a largo
plazo y promover estrategias preventivas del caso.