CASO CLÍNICO
DOI 10.25176/RFMH.v19.n2.2076
1 Hospital Nacional Edgardo Rebagliati Martins, EsSalud, Lima-Perú.
2 Facultad de Medicina Universidad Nacional Mayor de San Marcos, Lima-Perú.
a Médico Emergenciólogo
b Médico Internista.
RESUMEN
Paciente mujer de 86 años, hipertensa que ingresa a emergencia por dolor torácico, disnea, hipotensión y
bradicardia con cuadro confusional. El electrocardiograma y el laboratorio es compatible con infarto agudo
de miocardio no Q, encontrándose en la ecovisión una fracción de eyección ventricular izquierda de 20% con
derrame pericárdico y masa hiperecogénica compatible con coágulo. El diagnóstico planteado fue estado
de bajo gasto cardiaco porinfarto de miocardio no Q evolutivo con rotura miocárdica. La paciente requirió
intubación endotraqueal y ventilación mecánica, evolucionó con paro cardiaco y fue reanimada sin éxito. Se
discute el diagnóstico y manejo oportunos de la rotura cardiaca como una complicación mecánica del infarto
agudo miocárdico.
Palabras clave: Ecocardiografía; Infarto miocárdico; Rotura miocárdica. (fuente: DeCS BIREME)
ABSTRACT
A 86-year old female patient with hypertension was admitted to emergency due to chest pain, dyspnea,
hypotension and bradycardia with confusional symptoms. The electrocardiogram and the laboratory are
compatible with acute non-Q myocardial infarction, with a left ventricular ejection fraction of 20% in the
ultrasound, with pericardial effusion and hyperechoic mass compatible with a clot. The diagnosis was a low
cardiac output due to an evolutive non-Q myocardial infarction with myocardial rupture. The patient required
endotracheal intubation and mechanical ventilation, evolved with cardiac arrest and was resuscitated without
success. The diagnosis and timely management of cardiac rupture is discussed as a mechanical complication of
acute myocardial infarction.
Key words: Echocardiography; Myocardial infarction; Myocardial rupture. (source: MeSH NLM)
INTRODUCCIÓN
La rotura de la pared libre del ventrículo izquierdo
es, después del shock cardiogénico, la segunda
causa más frecuente de muerte hospitalaria en
el infarto agudo de miocardio. Su incidencia ha
disminuido en los últimos años por una rápida
reperfusión del territorio isquémico y el uso precoz
de betabloqueantes e inhibidores de la enzima
convertidora de angiotensina, pasando del 6% en la
era preintervencionista hasta menos del 1% con la
aparición de la angioplastia primaria1,2. Reportamos el caso de una paciente de 86 años con estado de
bajo gasto cardiaco por infarto de miocardio no Q
evolutivo con rotura miocárdica.
REPORTE DE CASO
Paciente mujer de 86 años, raza mestiza con
antecedente de hipertensión arterial y bradicardia
diagnosticada hace un año. Recibe como tratamiento
amlodipino, enalapril, aspirina y simvastatina.
Ingresa a emergencia por trastorno de conciencia.
Familiar refiere que desde hace algunos días cursa con angor de esfuerzo y una hora antes de su ingreso
presenta desvanecimiento y disnea.
Al examen clínico presión arterial de 60/40 mm
Hg, frecuencia cardiaca en 78 latidos por minuto,
frecuencia respiratoria de 30 por minuto, saturación
de oxígeno en 80% y un hemoglucotest de 149
mg/dL. Al examen físico paciente en mal estado
general, somnolienta, con frialdad distal y llenado
capilar mayor a 2 segundos, no se evidencia cianosis.
Ruidos cardiacos rítmicos de baja intensidad. Soplo
sistólico II/VI, ventila espontáneamente con máscara
de reservorio, mal patrón respiratorio. Abdomen
blando depresible, no se palpa visceromegalia. El
examen neurológico sin signos de focalización. Escala
Glasglow: 10 puntos (AO 4, RV 2, RM 4).
El electrocardiograma mostró ritmo sinusal, frecuencia
de 78 latidos por minuto, con signos de hipertrofia de
ventrículo izquierdo, sin elevación del segmento ST, ni
presencia de ondas Q (Fig.1). El análisis de gases arterial
(AGA) evidenció acidosis metabólica descompensada
anión gap normal con lactato en 7.9 mmol/L.Ph7.29,
pCO2 21.1mmHg, pO 225.4mmHg, cHCO3 9.9 mmol/L,
SO2 99.6%. En el hemograma leucocitos 9.11 x103
mm3, hemoglobina 11.3 gr/dL, plaquetas 181 000 x
mm3, glucosa 245 mg/dL, urea 24.4 mg/dL, creatinina
0.76 mg/dL, sodio149.3 mmol/L, potasio 3.46 mmol/L.
TGO 378 U/L, TGP 105 U/L, bilirrubina total 0.25 mg/
dL, bilirrubina directa 0.17 mg/dL, fosfatasa alcalina
55 U/L, albúmina 2.84 g/dL, amilasa 206 U/L, lipasa 45
U/L, tiempo de protrombina 16.44 seg. CPK total 31
U/L, troponina I 7.271 ng/dL. La radiografía de tórax
no demostró mayor hallazgo (Fig. 2) y la ecovisión
revela FEVI 20% con derrame pericárdico y una masa
hiperecogénica compatible con coágulo adherido a
la pared (Fig. 3). El diagnóstico planteado fue estado
de bajo gasto cardiaco por infarto de miocardio no Q
evolutivo con rotura miocárdica.
Ingresa a ventilación mecánica, el AGA de control
mostró acidosis mixta con lactato en 6.3 mmol/L, se
aumentó el volumen minuto y se mantuvo niveles
de presión positiva al final de la espiración (PEEP)
menores a 5 cmH2O. La paciente cursó con episodios
de bradicardia sinusal con pausas y latido de escape
nodal sobre un ritmo sinusal y frecuencia cardiaca en
62 latidos por minuto. En la ecografía transtorácica
de control se halló derrame pericárdico de 250ml con
colapso de cavidades derechas, no se aprecia shunts,
no alteraciones valvulares significativas. Se procede
a realizar pericardiocentesis obteniéndose 150 cc de
líquido serohemático. Cuarenta minutos después la
paciente entra en paro cardiorespiratorio, asistolia
en dos oportunidades sin éxito en las maniobras de
reanimación.
DISCUSIÓN
La rotura miocárdica es una complicación mecánica
fatal de un infarto agudo de miocardio (IMA) que es
directamente responsable de la mortalidad en el 8%
de los pacientes infartados. La ruptura de la pared libre
de ventrículo izquierdo, ocurre en aproximadamente
el 2% de los casos, pero hoy en día, en la era de la
intervención coronaria percutánea (ICP), es menos
frecuente3. El 40% de los casos se produce en las
primeras 24 horas del evento isquémico agudo y el
85% dentro de la primera semana1,2,4. La ruptura no
suele ocurrir después de 10 días, cuando la curación
ha tenido lugar1.
No se ha reportado hallazgo físico específico para
rotura cardiaca debiéndose pensar en ello cuando
existe un rápido deterioro de la condición clínica como
en el presente caso. La ecocardiografía de cabecera es
el método de diagnóstico más rápido5.
Un alto índice de sospecha y diagnóstico temprano
es de vital importancia para la sobrevivencia de estos
pacientes. Se consideran factores predisponentes;
como presentaba la paciente; edad avanzada, sexo
femenino, hipertensión arterial sin ataques anginosos
previos y dolor en el pecho persistente o recurrente. Se
considera también como factores de riesgo un primer
infarto transmural anterior o lateral sin síntomas
de insuficiencia cardíaca manifiesta y elevación
persistente del segmento ST2,3. La paciente ingresó
con cuadro clínico compatible con síndrome coronario
agudo y ya desde el ingreso estuvo en mal estado
general, hipotensa, confusa y con signos de shock
por lo que también se debe plantear en estos casos la
posibilidad de rotura cardiaca. En ese entorno, la rotura
de la pared libre es propensa en los pacientes con un
infarto de miocardio transmural que involucra la arteria
descendente anterior y circunfleja. La administración
de agentes trombolíticos puede promover la rotura
cardíaca, presumiblemente debido a una tendencia
hemorrágica2. El tiempo de la rotura libre de pared ha
disminuido de 3 a 5 días en la era pretrombolítica a 12
a 24 horas en la era trombolítica. Por el contrario, la ICP
reduce la incidencia de la rotura miocárdica y mejora la
mortalidad y morbilidad debido al IMA6.
Existen tres formas clínicas de rotura de la pared
libre ventricular. La más frecuente es la rotura aguda (70% de los casos) seguida de hemorragia masiva
intrapericárdica y taponamiento de evolución fatal en
pocos minutos sin tiempo suficiente para intervenir
al enfermo4,6. En segundo lugar, la rotura subaguda
que se caracteriza porque el taponamiento se instaura
con menos brusquedad (debido a un desgarro
incompleto) y el paciente puede sobrevivir varias
horas. Se calcula que más de la mitad de los pacientes
con rotura subaguda fallecen durante las primeras
6 horas tal como ocurrió en el presente caso. Se han
descrito casos excepcionales de rotura subaguda con
supervivencia a largo plazo sin tratamiento quirúrgico.
En tercer lugar, la rotura puede pasar desapercibida
en la fase aguda del infarto, probablemente al ser
contenida por adherencias pericárdicas preexistentes,
dando lugar a la formación de un falso aneurisma
crónico2,4,6. El cuadro clínico se caracteriza por el colapso
cardiovascular con disociación electromecánica,
con un desenlace mortal en pocos minutos2,3. Sin
embargo, en un 25% de los casos la presentación es
subaguda (debido a trombos o adhesiones que la
sellan) lo que facilita la intervención3. Los pacientes
pueden o no tener síntomas premonitorios, pero si
están presentes, presentan dolor torácico persistente,
agitación y emesis recurrente6. La rotura subaguda
de la pared libre de ventrículo izquierdo puede
simular el del reinfarto por la recurrencia del dolor y
nuevas elevaciones del segmento ST, aunque más
frecuentemente se presenta como un deterioro
hemodinámico súbito con taponamiento cardiaco,
hipotensión persistente y estado de bajo gasto2,7,8. Esta
forma tiene un pronóstico muy grave, con necesidad
de intervención quirúrgica urgente, y se asocia a alta
mortalidad, hasta el 80% si hay rotura de pared libre2.
Los cambios en el electrocardiograma en pacientes
con rotura cardiaca varían de normal a elevación del
ST anteroseptal con desviación del eje a la izquierda,
elevación del ST anterior, cambios típicos de IMA
inferior o de IMA posterior, seudonormalización de
onda T, elevación del segmento ST en AVL, nuevas
ondas Q en al menos dos derivaciones y cambios no
específicos en el ST-T. Si bien es cierto no se presentaron
cambios importantes en el electrocardiograma (EKG),
la paciente tuvo elevación de troponina importante. La
elevación persistente de ST o una desviación positiva
de la onda T que persiste más de 72 horas, no es
sensible ni específica de ruptura subaguda6. El estado
final de la rotura se corresponde con bradicardia y
disociación electromecánica, método diagnóstico
siempre importante pero no determinante en caso de
rotura cardiaca1.
La ecocardiografía es una técnica sensible para
diagnosticar la rotura miocárdica, aunque la
presencia del derrame por sí solo no es suficiente
para diagnosticarla, ya que puede estar presente en
el 28% de los pacientes tras un síndrome coronario
agudo y rotura subaguda5,6. La ecografía para
diagnosticar la ruptura ventricular tiene 70% o más
de sensibilidad y 90% de especificidad; los hallazgos
incluyen fluido pericárdico ecodenso de más de 5
mm de espesor y hallazgos de colapso diastólico
ventricular derecho, vena cava inferior dilatada y
marcada variación respiratoria en el flujo de la entrada
de las válvulas tricúspide y mitral4,7,8. La presencia
de masas ecogénicas aumenta tanto la sensibilidad
(97%) como la especificidad (93%). Asimismo, el
derrame pericárdico moderado a grave (> 10 mm) en
el paciente con IMA ST elevado se asocia con el 43%
de la mortalidad a los 30 días6. Por lo tanto; el derrame
no aumenta la morbilidad y la mortalidad en el infarto
de miocardio, pero sirve como otro indicador de un
infarto de gran área. Derrames mayores o derrames
densos ecocardiográficos que representan hemorragia
siempre deben hacer que los médicos consideren una
ruptura de la pared libre9.
El uso de la pericardiocentesis de emergencia es
controversial. Pensado como contribuyente al estado
de shock de la paciente se practicó el procedimiento.
Su indicación en pacientes que cursan con
taponamiento cardiaco constituye una medida de
rescate para pacientes que esperan manejo quirúrgico
casi inmediato; sin embargo, puede provocar un
incremento de la tensión del miocardio dañado y
potencial extensión del área de rotura cardiaca1,7,8. El
tratamiento inicial está dirigido a estabilizar el paciente
e incluye oxigenación/ventilación fluidos intravenosos
con pequeños volúmenes e inotrópicos6.
La ecocardiografía es una valiosa herramienta de
diagnóstico no invasiva que puede proporcionar
información sobre la función cardíaca y las anomalías
valvulares, y explicaciones alternativas para las
causas del dolor torácico y la dificultad para respirar.
Se reconoce ampliamente que la ecocardiografía de
emergencia es la técnica de imagen más versátil y
rentable para evaluar a los pacientes con enfermedades
cardiovasculares inestables9,10. Es la prueba más
comúnmente disponible y puede ser realizada por el
médico de urgencias en la sala de reanimación.
A pesar del alto riesgo quirúrgico, la reparación
quirúrgica sigue siendo el estándar de oro para
controlar esta rara afección11
. Las actuales guías del
Colegio americano de cardiología y la Asociación americana del corazón ACCF/AHA (American College
of Cardiology Foundation and American Heart
Association) recomiendan la reparación quirúrgica de
emergencia independientemente de la estabilidad
hemodinámica en el momento del diagnóstico. A
pesar del acuerdo general entre los expertos sobre la
necesidad de reparación quirúrgica, el tiempo de la
reparación y el manejo terapéutico perioperativo son
controversiales7,8. En el caso presentado la paciente no
llegó a ingresar a sala de operaciones habida cuenta del
tiempo que tomó el desarrollo de los acontecimientos.
Existen sin embargo algunos puntos controversiales,
en todos los casos ha de ser implementada la cirugía?,
la revascularización puede ser concomitante o no con
la cirugía? o, se puede retardar la cirugía?.
CONCLUSIÓN
Este caso resalta de manera excepcional el papel de las
técnicas diagnósticas no invasivas, en especial el uso
de la ecocardiografía en todo paciente con síndrome
coronario agudo1,9 y asimismo el tener en cuenta esta patología para un diagnóstico y tratamiento oportuno.
Agradecimiento: Agradecemos al Instituto de Evaluación de Tecnologías en Salud e Investigación (IETSI) de EsSalud por el soporte para el desarrollo de este manuscrito a través de su Programa de Mentoring.
Contribuciones de autoría:JC, RV y FR han participado en la concepción y diseño del artículo y aprobación de la versión final del manuscrito. JC elaboró el primer borrador del artículo. JC, RV y FR han realizado la revisión crítica del contenido.
Financiamiento:: Autofinanciado.
Conflicto de interés: Al momento de la concepción y de la publicación del artículo los autores laboraron en EsSalud.
Recibido: 6 de noviembre 2018
Aprobado: 27 de diciembre 2018