ARTÍCULO DE REVISIÓN
DOI 10.25176/RFMH.v19.n2.2078
1 Departamento Académico de Psiquiatría, Facultad de Medicina, Universidad Nacional Mayor de San Marcos, Lima-Perú.
a Médico psiquiatra.
b Doctor en Medicina.
RESUMEN
La Adiccionología como componente de las ciencias de la salud, está alcanzando un rápido reconocimiento
como disciplina médica, específicamente como subespecialidad de la psiquiatría. El problema de las adicciones
es un tema que se extiende y se agrava en la sociedad posmoderna, debido a su multidimensionalidad
y multifactorialidad. Las condiciones de salud de los países han mejorado en cuanto a la reducción de la
mortalidad y de la incidencia de algunas enfermedades transmisibles. Sin embargo, se está dando una
mayor incidencia de enfermedades crónicas no transmisibles relacionadas con los estilos de vida, así como la
emergencia de problemas de salud derivados de la violencia, el consumo de drogas, adicciones sociales, lúdicas
y adicción digital (conectividad). Los factores familiares, incluyendo el rechazo de los padres y los conflictos
familiares, debido al abuso de sustancias y problemas de salud mental, se encuentran entre los predictores más
fuertes y consistentes de los problemas de comportamiento de los adolescentes. De otro lado, en el Modelo
Holístico Centrado en la Familia, Nizama propone el desarrollo humano integral mediante la organización
multidimensional como eje de vida que comprende once dimensiones de la vida humana: corporal, potencial
genético, personalidad, esencia humana, cognición, imaginación, estilos de vida, activos, imagen, futuridad
y posteridad. En conclusión, la adiccionología es la especialidad médica indicada para el manejo exitoso y
esperanzador de esta enfermedad volitiva en todos los grupos de edad, con adherencia familiar comprometida
y sostenible.
Palabras clave: Adicción; Psiquiatría; Medicina de las adicciones; Familia. (fuente: DeCS BIREME)
ABSTRACT
Addictionology as a component of the health sciences is rapidly becoming recognized as a medical discipline,
specifically as a subspecialty of psychiatry. The problem of addictions is a subject that extends and worsens in
postmodern society, due to its multidimensionality and multifactoriality. The health conditions of the countries
have improved in terms of reducing mortality and the incidence of some communicable diseases. However, there
is a greater incidence of chronic noncommunicable diseases related to lifestyles, as well as the emergence of
health problems derived from violence, drug consumption, social, recreational addictions and digital addiction
(connectivity). Family factors, including rejection by parents and family conflicts, due to substance abuse and
mental health problems, are among the strongest and most consistent predictors of adolescent behavior
problems. Therefore, in the Holistic Family Centered Model, Nizama proposes integral human development
through multidimensional organization as an axis of life that comprises eleven dimensions of human life:
body, genetic potential, personality, human essence, cognition, imagination, lifestyles, assets, image, futurity
and posterity. In conclusion, addictionology is the medical specialty indicated for the successful and hopeful
management of this volitional disease in all age groups, with committed and sustainable family adherence.
Key words: Addiction; Psychiatry; Addiction medicine; Family. (source: MeSH NLM)
INTRODUCCIÓN
Desde la perspectiva integral de las ciencias de
la salud basada en evidencias en el campo de la
genética y el funcionamiento cerebral, se posiciona
a las adicciones como una especialidad médica
y subespecialidad de la psiquiatría. Con este
objetivo se aborda la complejidad multicausal y
multidimensional de esta entidad nosológica; así
como los modelos y teorías modernas que son los
paradigmas de esta área de la medicina. Por ello
se revisa, analiza e integra los diferentes enfoques
predominantes; desde la biogenética y los estilos de
vida hasta los constructos familiares y comunitarios;
todo lo cual ha posibilitado aplicar en el ámbito de
los sistemas prestacionales de salud, los principios
para desarrollar e implementar programas
terapéuticos exitosos a largo plazo, tras varios años
de intervención sistemática10.
Igualmente, se analiza el impacto de las actuales
transformaciones demográficas y epidemiológicas
causados por la globalización, que han determinado
cambios críticos estructurales en la población
y en las organizaciones sociales, especialmente
en la familia natural, otrora célula básica de la
sociedad y en la actualidad desplazada por el
individualismo extremo, en el contexto de una
sociedad posmoderna esencialmente materialista,
pragmática, hedonista, banal y deshumanizada,
dominada por el conocimiento, la informática, la
tecnología, el confort y el consumismo impuesto
por el mercado. En este mundo globalizado, la moda
es que la familia natural ha sido convertida en un
ente meramente procreador y proveedor, privada
de autoridad, de rol educador y de ser el eje social de
la esencia humana. Como tal, la familia ha dejado de
ser fuente de educación: amor, principios rectores,
valores de vida y sentimientos superiores.
Este contexto ha sido propicio para que en el área de las
adicciones en el s. XXI se afronten nuevos retos como:
1. Surgimiento de nuevas drogas de síntesis;
además de las drogas clásicas que en la actualidad
son manipuladas genéticamente y otras adicciones
relacionadas a la tecnología digital como
videojuegos, redes sociales, cibernavegación y
ludopatía cibernética.
2. Cambios sustantivos en el perfil demográfico y
epidemiológico de las adicciones; puesto que se ha
pasado de una patología que era predominantemente
de varones y adultos monoconsumidores a una
enfermedad en la cual cada día se incrementan las usuarias mujeres; al igual que los niños, adolescentes y
jóvenes de ambos géneros. En la actualidad prevalece
el policonsumo, la poliadicción y la adicción familiar
mútiple en el hogar; por ejemplo alcoholismo y
tabaquismo, dependencia a psicofármacos y adicción
a sustancias psicoactivas ilícitas; así como una elevada
prevalencia de comorbilidad psiquiátrica que excede
del 70 por ciento.
3. Los cuatro tipos de adicciones existentes: a. Sociales,
b. Lúdicas, c. Digitales y d. Químicas, tienen como
núcleo único el circuito mesolímbico cortical, centro
del reforzamiento positivo y negativo, lo cual hace
de las adicciones una enfermedad única no sujeta a
fragmentación.
4. Anomia familiar patológica. Caos estructural y
funcional familiar en cuyo seno se incuban y se
sostienen las diversas adicciones1.
El deterioro psicoorgánico causado por las diferentes
adicciones es la base neurobiológica de los
síndromes clínicos de esta entidad mórbida, cuyas
principales manifestaciones son la inconsciencia de
enfermedad, la pérdida de la voluntad, la pérdida del
control de impulsos e insensibilidad. Comprende la
neurodegeneración y la disrupción de los circuitos
neuronales del lóbulo prefrontal del cerebro10,11,12,13.
Por ello, la DEIDAE de Adicciones del Instituto Nacional
de Salud Mental “Honorio Delgado-Hideyo Noguchi”,
desde su creación hace 24 años ha aplicado modelos
terapéuticos alternativos con programas integrales en
el abordaje de la enfermedad adictiva, con enfoque
de género y dirigido a poblaciones vulnerables: niños,
adolescencia y jóvenes.
Es importante el conocimiento científico profundo de
las adicciones para saber cómo impactan en la sociedad,
la familia y las personas adictas, a fin de prevenir esta
pandemia mediante la promoción de estilos de vida
saludables y una cultura de valores. Igualmente,
mejorar la calidad de vida de las personas afectadas
por esta enfermedad volitiva, promover atenciones
de calidad a cargo de equipos científicamente
competentes y aptos; así como una percepción
objetiva, no estigmatizada de la enfermedad adictiva.
Así mismo, debe superarse el intrusismo por parte de
profesionales inaptos que creyendo saber manejar
una enfermedad extremadamente compleja que
en realidad desconocen en su esencia clínica y
complejidad familiar y social, exponen a los pacientes
al síndrome de la “puerta giratoria”, a la creencia de la
incurabilidad de las adicciones, al probable desenlace
funesto8,9 y a la desesperanza familiar y colectiva.
El conocimiento de las adicciones ha tenido cambios
acelerados e importantes en las últimas décadas,
como resultado de los avances de las investigaciones
recientes sobre el funcionamiento de los genes y del
cerebro humano; así como en los estudios sobre la
familia y los grupos humanos en el campo psicosocial,
lo cual ha viabilizado la construcción de un marco
teórico de las adicciones como disciplina de las
ciencias de la salud y de la conducta humana, que
ha conducido a diseñar e implementar modelos de
intervención con programas terapéuticos exitosos a
largo plazo, aplicados por equipos interdisciplinarios
especializados, con las competencias necesarias para
el abordaje de la enfermedad adictiva, involucramiento
y adherencia plena de la familia comprometida en el
proceso terapéutico integral.
La Adiccionología como componente de las ciencias
de la salud, está alcanzando un rápido reconocimiento
como disciplina médica, específicamente como
subespecialidad de la psiquiatría, lo cual en gran
medida se debe a los grandes avances científicos,
particularmente en el ámbito de la genética con el
proyecto del genoma humano , el mapeo cerebral
mediante el proyecto “Brain Research through
Advancing Innovative Neurotechnologies (BRAIN),
Working Group Report to the Advisory Committee
to the Director, NIH” y del conectoma humano. La
consolidación de los nuevos conocimientos en este
campo de la medicina relacionados con las adicciones,
posibilita una percepción clara y objetiva de este
fenómeno mórbido extremadamente complejo por
su multidimensionalidad y multifactorialidad, que
conduce a ser abordado como las dos caras de una
misma moneda: 1. Como problema de salud pública
y 2. Como enfermedad, una subespecialidad de la
psiquiatría denominada Adiccionología.
A simismo, la Adiccionología como rama de la medicina,
tanto en su epistemología como en su hermenéutica
y nosología, está construida sobre marcos teóricos y
modelos científicos aceptados internacionalmente
como la teoría general de sistemas, teorías del
desarrollo de la personalidad, teorías del aprendizaje,
teoría de los grupos humanos, las neurobiología,
las neurociencias, la genética y la sociobiología,
entre otros marcos conceptuales que fundamentan
los modelos que son paradigmas en el estudio y
abordaje de la conducta humana , como el Modelo
Holístico Centrado en la Familia , , con sus dimensiones
ecológicas, biológicas, psíquicas, familiares, sociales y
espirituales , y el ”Modelo Biopsicosocial para el afronte
de pacientes (Anales de Salud Mental 1991 VOL VII) .
Tras la globalización y el advenimiento del siglo XXI,
con el desarrollo tecnológico, la deshumanización
social masiva y el desplazamiento de la familia por el
individualismo extremo, las adicciones se convirtieron
en un problema de salud pública. La aparición
de nuevas sustancias psicoactivas elaboradas
sintéticamente, las drogas clásicas manipuladas
genéticamente y las nuevas adicciones a la droga
digital (conectividad), producto de la revolución
en la comunicación tecnológica con la Internet, ha
propiciado la aparición de nuevas formas de patología
adictiva como la adicción digital (videojuegos, redes
sociales y cibernavegación), que afectó a poblaciones
vulnerables como son las mujeres y grupos etarios
específicos como la niñez, la adolescencia y la juventud.
Esta situación se ha constituido en un verdadero reto
para los profesionales especializados en el afronte de
estas nuevas formas de adicción y los ha obligado a
que desarrollen programas integrales orientados
a estas poblaciones, con necesidades urgentes de
tratamiento especializado y efectivo a largo plazo.
LA ADICCIONOLOGÍA: ESPECIALIDAD MÉDICA
Las drogas están presentes en todas las sociedades,
constituyendo el centro de una dinámica social,
económica, ética y política. Desde la antigüedad
las sustancias psicoactivas han formado parte del
pensamiento religioso y científico, aunque también
han servido para justificar guerras y diversos procesos
de exclusión social, conflictos geopolíticos de los
cuales estas sustancias suelen ser el móvil oculto como
el narcotráfico y el narcoterrorismo en el VRAEM (Valle
de los ríos Apurímac, Ene y Mantaro) peruano. En la
actualidad el problema de las adicciones es un tema
de mercado que se extiende y se agrava en la sociedad
posmoderna. Los Estados nacionales han comenzado
a sensibilizarse al problema de las adicciones, en el
cual las complicidades y la corrupción juegan un
rol determinante para degradar la conciencia ética
de las instituciones policiales, judiciales, políticas y
sociales, para de esta manera lograr la permisividad y
el consentimiento de sus actividades en los diferentes
niveles y así poder operar con impunidad e incluso
impulsar la legalización de drogas como la marihuana
y la cocaína, con grave daño a la salud individual,
familiar y colectiva.
Un fenómeno tan complejo como las adicciones,
debido a su multidimensionalidad y multifactorialidad,
ha requerido de la estructuración de un riguroso
cuerpo de conocimiento científico, basado en
evidencias logradas en las últimas décadas con el
progreso de las ciencias médicas y sociales. Todo este conocimiento ha permitido que se desarrollen
programas terapéuticos basados en evidencias
científicas , los cuales con la intervención de equipos
profesionales interdisciplinarios especializados en
Adiccionología, han permitido que sean catalogados
como exitosos, logrando indicadores de adherencia,
disminución de recaídas y logros de reinserción
social equiparados o que superan a los logrados en
los tratamiento de enfermedades crónicas como las
oncológicas, las metabólicas (diabetes Mellitus), las
cardiovasculares (Hipertensión Arterial) y HIV/SIDA,
entre otras.
Esta subespecialidad de la psiquiatría ha sido
reconocida académicamente en el ámbito
internacional y nacional. Es así que la Universidad
Nacional Mayor de San Marcos, desde el año 2011
inició la formación de médicos psiquiatras en esta
subespecialidad médica.
La Adiccionología se basa en los siguientes principios:
1. La adicción es una enfermedad crónica que afecta
a todas las etapas de la vida y no únicamente a la
adolescencia. Si bien tiene una alta prevalencia
durante esta etapa de la vida, es una enfermedad
compleja por su multicausalidad y elevada
tasa de comorbilidad. Sin intervención médica
especializada la historia natural puede tener
un desenlace tanático. El abordaje de esta
enfermedad es de amplio espectro. Comprende
aspectos de políticas públicas de salud que
modulen y articulen la intra e intersectorialidad,
con la intervención de equipos interdisciplinarios
especializados en Adiccionología.
2. Actualmente en el ámbito internacional se
reconoce la especialidad de Adiccionología,
por tanto el tratamiento en esta área, más aún
en las instituciones de salud con cobertura de
atención de alta complejidad, es competencia de
los profesionales de salud especializados en esta
patología volitiva.
3. El perfil del médico Adiccionólogo es el de un
especialista con las siguientes competencias.
• Poseer conocimientos sólidos y suficientes de los
factores biológicos, psíquicos y socioculturales que
le permitan comprender a cabalidad el fenómeno
adictivo en su integridad y variabilidad, como son
las adicciones químicas, adicción digital, ludopatía y
adicciones sociales.
• Aplicar conocimientos actuales, investigar e innovar
estrategias preventivas promocionales para liderar y
asesorar las políticas públicas orientadas a detener y
reducir la incidencia.
• Aplicar los conocimientos actuales, innovar e
investigar estrategias diagnósticas y terapéuticas
en individuos con adicción en los diversos grupos
etarios y de género.
• Conocer a profundidad la farmacocinética,
farmacodinamia, reacciones adversas y toxicología
de las drogas de abuso en el ser humano (con
sus variantes según género y grupo etario), para
manejar con idoneidad los fenómenos propios de
la patología adictiva: intoxicación aguda y crónica,
síndrome de abstinencia, craving, consecuencias a
largo plazo del uso de las mismas, entre otros.
• Manejar las nuevas adicciones como la adicción
digital (conectividad), ludopatía, adicciones sociales
y otras conductas adictivas atípicas, dominando el
conocimiento de la base neurobiológica común a
los diferentes tipos de adicciones; al igual que las
consecuencias biológicas y el deterioro en el ámbito
personal, familiar, académico, laboral y social.
• Manejar la multidimensionalidad de la patología
adictiva en sus componentes psicofisiológico,
orgánico, psíquico, comorbilidad y anomia
familiar patológica; así como la desintoxicación,
deshabituación y rehabilitación, cuyo manejo con
experticia posibilita la curación y el desarrollo
humano integral, individual y familiar.
4. Como toda enfermedad crónica, el tratamiento de
la patología adictiva es un proceso a largo plazo
que comprende 3 a 5 años o más, lo cual rebasa el
criterio de edad. Durante el prolongado proceso de
tratamiento, rehabilitación, curación y desarrollo
humano integral, se presentan transiciones del
ciclo vital; igualmente puede haber recaídas,
eventos de comorbilidad que requieren ajustes
continuos en el manejo farmacológico y
psicoterapéutico, individual y familiar. Es más, el
tratamiento necesariamente está centrado en
revertir la anomia familiar patológica que incuba
y sostiene las adicciones.
PRINCIPIOS PARA EL TRATAMIENTO DE LAS
ADICCIONES14
Según el Instituto Nacional de Drogas y Alcohol de los
Estados Unidos (NIDA), los principios recomendados
para el tratamiento son los siguientes:
1. No existe un tratamiento único que sea apropiado
para todos los individuos.
2. Los tratamientos efectivos deben estar disponibles
de inmediato, cuando el cliente los necesite.
3. Los tratamientos efectivos atienden múltiples
necesidades del individuo y no sólo el uso de
drogas.
4. Tanto el tratamiento como el plan de servicios
que se ofrece a un individuo debe ser evaluado
y modificado constantemente para asegurar que
atiende las necesidades del cliente.
5. Permanecer en un tratamiento por un período
adecuado de tiempo (3 a 6 meses mínimo para
la primera fase) es crítico para la efectividad del
mismo.
6. La consejería individual y de grupo, así como
otras terapias conductuales, son componentes
esenciales para la efectividad de un tratamiento
de adicciones.
7. La administración de medicamentos
(farmacoterapia) es un elemento importante en el
tratamiento de algunos pacientes, especialmente
cuando se combinan con consejería y otras
terapias conductuales.
8. Personas en uso, abuso o dependencia de drogas
que presentan además otro trastorno mental
(doble diagnóstico) tienen que recibir tratamiento
para ambos trastornos en una forma integrada.
9. La desintoxicación médica es sólo la primera etapa
del tratamiento de adicciones y por sí sola hace
muy poco para cambiar el uso o abuso de drogas
prolongado (a largo término)
10. El tratamiento no necesita ser voluntario para ser
efectivo.
11. La posibilidad de uso de drogas (“lapsos”)
durante el tratamiento debe ser supervisado
constantemente.
12. Los programas de tratamiento deben proveer
evaluación para VIH/SIDA, Hepatitis B y C,
tuberculosis y otras enfermedades infecciosas
y deben proveer también consejería sobre
conductas de riesgo y prevención de dichas
enfermedades.
13. La recuperación de la dependencia de drogas
puede ser un proceso a largo término y
frecuentemente requiere de múltiples episodios
de tratamiento.
En nuestro medio la Dirección Ejecutiva de
Investigación, Docencia y Atención Especializada de
Adicciones del Instituto Nacional de Salud Mental
“Honorio Delgado-Hideyo Noguchi” (INSM “HD-HN”),
aplica los siguientes principios terapéuticos:
1. No existe un tratamiento único aplicable a todos
los casos. El abordaje es multimodal y a largo
plazo.
2. Los tratamientos efectivos deben ser accesibles de
inmediato cuando el paciente los requiera.
3. Los tratamientos efectivos atienden múltiples
necesidades del individuo y el entorno familiar, y
no únicamente la conducta adictiva.
4. El plan de trabajo y el tratamiento que se ofrecen
al paciente debe ser evaluado y reajustado
continuamente, para asegurar que se atiende las
necesidades clínicas del paciente y de su entorno
familiar.
5. Permanecer en un programa terapéutico
formulado científicamente por un período de
tiempo de 3 a 5 años, puede asegurar el desarrollo
humano integral y con ello la curación de la
adicción.
6. La psicoterapia individual y familiar son
componentes esenciales para la efectividad del
tratamiento de las adicciones.
7. La farmacoterapia permite el manejo del craving,
síndrome de abstinencia, excitación psicomotora,
conducta disocial y flashback, entre otras
manifestaciones clínicas de las adicciones.
8. Personas adictas con comorbilidad requieren
tratamiento específico para los diferentes
trastornos operados de manera integrada.
9. La desintoxicación y la deshabituación es sólo
el primer paso del tratamiento integral de las
adicciones.
10. En el abordaje terapéutico de las adicciones
se incluye la anomia familiar patológica, la
poliadicción y la adicción familiar múltiple.
11. El abordaje terapéutico se basa en la clínica de
las adicciones y no en ideologías dogmáticas,
prejuicios cientificistas ni está sujeto a conflicto de
intereses ajenos a la Adiccionología.
12. El tratamiento no necesita ser voluntario para ser
efectivo. El tratamiento involuntario es frecuente
y lo decide la familia o un juez. La intervención
involuntaria impide la degradación y la decrepitud
del enfermo; así como la desintegración familiar,
abandono de sí mismo, prisión u occisión del
adicto62.
13. La recaída es común en la adicción y no debe
ser causa de descontinuación del tratamiento ni
motivo de deserción. Esta posibilidad debe ser
considerada constantemente durante todo el
tratamiento.
14. Los programas de tratamiento deben proveer
evaluación para VIH/SIDA, Hepatitis B y C,
tuberculosis y otras enfermedades infecciosas.
También deben brindar consejería sobre
conductas de riesgo y prevención de dichas
enfermedades.
15. El tratamiento de las adicciones es a largo plazo
y frecuentemente requiere de varios episodios de
intervención.
16. En la Dirección de Adicciones en la actualidad
se aplican tres modelos de intervención
interdisciplinaria con participación activa de la
familia, mediante la ejecución de tres programas:
• Modelo Holístico Centrado en la Familia
• Biopsicosocial
• Integrativo
Los resultados más óptimos en el proceso de curación
de los pacientes han sido observados tras la fidelización
de la persona y de su familia al tratamiento. Para
lograrlo son dos los factores considerados:
1. La adherencia o integración. Se refiere al número
de exposiciones del paciente a sesiones y a la
aplicación de un número de procedimientos
establecidos en los programas de cada uno de los
tres modelos de intervención.
2. La competencia que comprende las habilidades
y experticia del equipo terapéutico para aplicar
el modelo adoptado, el tiempo previsto para las
intervenciones y el grado de respuesta de las
conductas de los pacientes; lo cual es entendido
en el contexto de la relación terapéutica10.
Es decir para que ambos procesos se den se requiere
de la existencia previa de modelos con sus respectivos
programas terapéuticos; pues, sin ellos no se puede
hablar de fidelización, o sea, ni de adherencia ni de
competencia. En este sentido es una fortaleza que en
la Dirección de Adicciones del Instituto, existan tres
programas familiares de intervención sustentados en
modelos y marcos conceptuales científicos vigentes
en el ámbito internacional.
NUEVOS RETOS: ADICCIONES EN POBLACIONES
VULNERABLES: NIÑOS, ADOLESCENTE Y
JÓVENES.
Con el advenimiento del siglo XXI signado por la
globalización, se produjeron prodigiosos progresos
tecnológicos que acarrearon enormes cambios
cuantitativos y cualitativos que modificaron
radicalmente la conducta humana, la vida en sociedad, los estilos de vida y el sistema ecológico,
con la consecuente crisis de cultura y civilización que
interpela la conciencia del mundo cuestionando los
valores y principios que sustentan las sociedades. La
salud se constituye en un punto de encuentro, donde
confluyen modelos teóricos de los componentes
ecológico, biológico, psíquico y social; así como el
individuo, la familia y la comunidad; igualmente
concurren los componentes social, económico y
ético. La salud, además de su valor intrínseco, se ha
constituido en un medio para la realización personal
y colectiva de la sociedad. Sobre estas realidades
las adicciones se incrementan en las poblaciones,
agravándose con la aparición de nuevas sustancias
y comportamientos adictivos como la ludopatía
y la adicción digital que impactan especialmente
a la población adolescente y joven de la sociedad
posmoderna. Ellos, al iniciar cada vez más precozmente
el uso de drogas químicas, sociales y digitales se
convierten en futuros ciudadanos de los países (bono
demográfico) afectados en su salud. Entonces, dejan
de ser un producto social positivo necesario con
generaciones de individuos saludables que aseguren
su participación dinámica y activa en la construcción y
desarrollo de una sociedad de bienestar y de bien-ser.
Las condiciones de salud de los países han mejorado
en cuanto a la reducción de la mortalidad y de la
incidencia de algunas enfermedades transmisibles.
Sin embargo, se está dando una mayor incidencia de
enfermedades crónicas no transmisibles relacionadas
con los estilos de vida, así como la emergencia de
problemas de salud derivados de la violencia, el
consumo de drogas14, adicciones sociales, lúdicas y
adicción digital (conectividad).
Paralelamente, los cambios en la pirámide poblacional
y la transición epidemiológica ha dado como
resultado que en los países de ingresos medios como
el Perú se encuentren estratos socio-demográficos
con enfermedades propias de países de ingresos altos
como enfermedades crónicas no trasmisibles: diabetes
Mellitus e HPTA, entre otras, junto con enfermedades
infecto-contagiosas propias de sociedades de bajos
ingresos como TBC, dengue, chikungunya. Ante este
cambio en el perfil demográfico y epidemiológico de las
enfermedades, las evidencias también indican que en
el área de las adicciones se ha pasado rápidamente de
una patología que era predominantemente de varones
y adultos monoconsumidores, a una enfermedad en
la que cada día se incrementan las usuarias mujeres;
así como los niños, adolescentes y jóvenes de
ambos géneros, comúnmente policonsumidores y poliadictos. Igualmente, se incrementa el porcentaje
de adicción familiar múltiple. Para responder a este
desafío la Dirección de Adicciones del Instituto, desde
hace 24 años desarrolla tres modelos terapéuticos
con programas integrales para el abordaje de la
enfermedad adictiva con enfoque de género, dirigido
a poblaciones vulnerables: niños, adolescentes y
jóvenes.
El abuso de sustancias entre los adolescentes rara vez
se produce en forma aislada de otros trastornos del
desarrollo y desórdenes psiquiátricos15. Los estudios
con muestras clínicas y de casos judiciales de menores
en la comunidad, documentan al igual que el abuso
de sustancias en adolescentes, que frecuentemente
es comórbido con múltiples trastornos psiquiátricos,
principalmente trastorno por déficit de atención e
hiperactividad (TDAH), depresión y trastorno por
estrés postraumático (TEPT)16,17,18,19,20. En adolescentes,
las tasas de comorbilidad del uso de sustancias con
trastornos psiquiátricos son en promedio el 60 % en las
muestras de la comunidad [6] y pueden incrementarse
hasta el 80-90 % en muestras del Departamento de
Justicia de Menores en los Estados Unidos21,22,23,24.
Varios estudios demuestran que el compromiso con el
tratamiento y los resultados exitosos de los mismos,
son más difíciles de lograr en adolescentes con
patología co-mórbida23,25,26,27.
El problema en adolescentes mayormente es
externalizante (se refieren a las alteraciones del
control de los comportamientos tales como agresión,
impulsividad, negativismo desafiante, hiperactividad
y problemas de conducta disocial, Achenbach &
Edelbrock, 1983; Roca & Alemán, 2000). Por ello, muchos
jóvenes abusadores de sustancias con trastornos de
conducta graves están en riesgo de progresar a un
trastorno disocial de la personalidad, experimentar
abuso crónico de sustancias, tener problemas de
salud mental, el empleo, la salud y dificultades de
relación en la edad adulta28,29. Los modelos "factor
común" y la "desviación en general", a menudo son
invocados para explicar la estrecha asociación entre el
consumo de sustancias y los trastornos psiquiátricos,
principalmente problemas de externalización,
como el desorden de conducta23. De hecho, como
postula Jessor y Jessor37 en la "teoría de la conducta
problema," el abuso de sustancias en adolescentes
tiende a concurrir con una variedad de otras conductas
disruptivas que pueden tener consecuencias a largo
plazo, incluidas las prácticas sexuales de riesgo, el
fracaso escolar y social, el aislamiento, la alienación
y el conflicto. La agrupación coherente de estas conductas y la evidencia de que pueden tener efectos
recíprocos31 ha conducido al examen de los factores
de riesgo comunes que pueden explicar una serie de
problemas de la adolescencia, como el temperamento
temprano y vulnerabilidades ambientales32,33. Dado
que se conocen factores de riesgo comunes para
contribuir al abuso de sustancias y otros trastornos
en la adolescencia, frente a estas vulnerabilidades y la
promoción de procesos de protección a través de la
intervención específica, puede tener efectos amplios
y duraderos34,35.
Los factores familiares, incluyendo el rechazo de
los padres y los conflictos familiares, la supervisión
ineficaz y estrategias de disciplina de los progenitores,
y el funcionamiento de los padres en peligro, debido
al abuso de sustancias y problemas de salud mental,
se encuentran entre los predictores más fuertes y
consistentes de los problemas de comportamiento de
los adolescentes, tales como el abuso de sustancias y
trastornos de conducta36,37. Los factores protectores
dentro de la familia también pueden amortiguar el
impacto negativo de los factores de riesgo, tales como
el involucramiento con pares desviados38. En un estudio
reciente, se observó que el apoyo e involucramiento en
la crianza de los hijos presenciales disminuye el riesgo
genético para el abuso de drogas en adolescentes46.
Las asociaciones consistentes entre los factores
familiares y los problemas de comportamiento de los
adolescentes, así como un fuerte apoyo empírico para
las intervenciones basadas en la familia a prueba en
una serie de ensayos rigurosamente controlados en las
últimas dos décadas38,39, ha establecido firmemente la
participación de la familia como un ingrediente crítico
en el tratamiento de los trastornos por consumo
de sustancias en adolescentes40. Y, debido a que los
factores familiares predicen una serie de problemas en
la adolescencia, incluyendo la angustia internalizada
y las conductas de externalización, intervenir para
cambiar las interacciones negativas y patrones dentro
de la familia, también puede ser crítico al impactar
tanto en los trastornos concurrentes como en el abuso
de sustancias durante la adolescencia.
Desafortunadamente, mientras que varios tratamientos
han demostrado eficiencia en reducir el uso de
sustancias de los adolescentes38,39, muchas de estas
intervenciones se centran en aliviar el uso específico de
las sustancias, en lugar de la focalización de múltiples
problemas de comportamiento de los adolescentes.
La investigación clínica que excluye deliberadamente
casos complejos debido a múltiples comorbilidades no
ha contribuido a esclarecer lo complejo y heterogéneo
de la nosología de la enfermedad adictiva. Así, hay
escasos ejemplos de intervenciones de amplia base
que abordan simultáneamente y con eficacia el abuso
de sustancias, conductas de riesgo relacionadas, tales
como las prácticas sexuales inseguras, la delincuencia,
los síntomas psiquiátricos y problemas escolares entre
los adolescentes23. Considerando que el abuso de
sustancias entre los adolescentes tiende a co-ocurrir y
puede exacerbar (y exacerbarse por) otros problemas
emocionales y de comportamiento, las intervenciones
para esta población deben abordar múltiples
comorbilidades40. De hecho, las intervenciones
integrales que tratan simultáneamente la comorbilidad
son las recomendadas con frecuencia19,20,41, pero son
escasos en la práctica.
En los últimos documentos de orientación y revisión
de trastornos comórbidos, tanto para los adolescentes
y adultos, varios expertos indican intervenciones para
el abuso de sustancias y problemas de salud mental
que se entregan de una manera verdaderamente
integrada en lugar de tratamientos distintos ofrecidos
simultáneamente o consecutivamente20,41.
Respecto al género es importante considerar no sólo
el tratamiento según género, sino el tratamiento
de subgrupos específicos de mujeres con adiciones
que incluyan a las gestantes con Trastorno de Estrés
Post-Traumático( TEPT), que sufrieron abuso sexual,
Trastorno Alimentario Compulsivo y Trastorno Bipolar,
entre otras entidades comórbidas frecuentes. A este
subgrupo, no sólo hay que ofrecerles alternativas y
programas terapéuticos para las adicciones, sino que a
la vez hay que brindarles las condiciones de seguridad
asociadas al control clínicamente significativo del
trastorno comórbido; por ejemplo reducción de los
síntomas del TEPT17. Los hallazgos muestran que la
aplicación de tratamiento centrado en la patología
dual conjuntamente con el tratamiento habitual en
programas de tratamiento de abuso de sustancias
reduce los síntomas de la enfermedad co-mórbida, y
a la vez ayuda a mantener la reducción del consumo.
De otro lado, también es necesario incluir y considerar
estrategias de tratamiento considerando las diferencias
de género, aplicando intervenciones específicas para
la reducción de riesgo de VIH42.
La DEIDAE de Adiciones del INSM “HD-HN” ha aplicado
estas variables en el ejercicio de la subespecialidad
de la Adiccionología, por lo que desde el 1 de abril
del 2001 atiende e interna adictos adolescentes,
además de otros grupos de edad. Así mismo, desde su
creación esta DEIDAE es el único Servicio del país que
hospitaliza pacientes mujeres, incluidas adolescentes de este género. Así, los tres programas de intervención
de la DEIDAE de Adicciones del Instituto ofertan una
atención integral, altamente especializada, no sesgada
por variables etarias ni de género. Prueba de ello son
las tres organizaciones familiares que suman más de
300 familias comprometidas de manera militante con
el tratamiento a largo plazo de pacientes monoadictos
y poliadictos, comórbidos o no, sean varones, mujeres,
niños, adolescentes o adultos mayores.
La adicción es una enfermedad, con base
neurobiológica.
La adicción, es una enfermedad psiquiátrica cuya
incubación sería el resultado de al menos tres pasos
secuenciales que interactúan entre sí inevitablemente
con dos factores que son la Vulnerabilidad individual y
el Grado/cantidad de exposición a la droga o conducta
adictiva. El primer paso, uso esporádico o recreacional
es un proceso de aprendizaje mediado por la
sobreactivación de los sustratos neurobiológicos del
sistema de recompensa natural, que permite que la
mayoría de las personas perciban las adicciones como
estímulos altamente gratificantes. El segundo paso,
uso intensificado, sostenido y en escalada; en el cual la
cascada secuencial se produce en algunos individuos
vulnerables que poseen un sistema dopaminérgico
hiperactivado y una alteración en la función de la
corteza prefrontal. El uso sostenido y prolongado de la
adicción induce sensibilización al incentivo y un estado
alostático que hace que la práctica de la conducta
adictiva sea fuertemente deseada y necesitada.
Mientras que en la homeóstasis la continuidad e
idoneidad del medio se logra mediante la estabilidad,
en la alostasis se logra mediante la inestabilidad y el
cambio. Los mecanismos alostáticos son capaces de
cambiar dentro de una cierta inestabilidad, a modo
de amortiguadores biológicos, para que los sistemas
homeostáticos permanezcan estables. Es el logro
del equilibrio en relación al cambio constante. La
formación de hábitos también puede contribuir a
estabilizar el uso sostenible de la adicción.
El tercer paso, la pérdida de control de la práctica
adictiva que acaba en la adicción, es debida a una
segunda vulnerabilidad fenotípica, desencadenada
por la exposición a largo plazo y se caracteriza por la
pérdida duradera de la plasticidad sináptica en áreas
de recompensa en el cerebro que inducen una forma
de “cristalización del comportamiento”, observada
como pérdida de control para la adicción, en donde
la ingesta o práctica adictiva ya no es sólo deseada
y necesitada, sino también patológicamente sufrida
ante su ausencia (síndrome de abstinencia)43.
La adicción como tal, es una enfermedad crónica
recidivante caracterizada por la compulsión a buscar,
ingerir o practicar la adicción, la pérdida de control
para limitar la ingesta o incapacidad de saciamiento
y el surgimiento de un estado emocional negativo
como disforia, ansiedad e irritabilidad que refleja un
síndrome de abstinencia, cuando se impide el acceso
a la droga o a la conducta adictiva.
La adicción ha sido conceptualizada como un trastorno
volitivo que involucra la impulsividad y compulsividad
que producen un ciclo adictivo compuesto por tres
fenómenos clínicos: intoxicación impulsiva, abstinencia
acompañada de la experiencia afectiva negativa y
vivencia del craving: preocupación/anticipación.
Estudios de imágenes revelan los circuitos que median
los tres estados del ciclo adictivo. Así, para la etapa de
intoxicación impulsiva, los elementos clave estarían
en las área tegmental ventral y el estriado ventral; para
la abstinencia y su experiencia afectiva negativa, se
hallaría en la amígdala extendida; y para el craving
o la etapa de preocupación/anticipación, estarían
implicadas una amplia red que involucra la corteza
órbitofrontal, el estriado dorsal, la corteza prefrontal,
la amígdala basolateral, el hipocampo y la ínsula;
mientras que para la disrupción del control inhibitorio
se observa compromiso del gyrus cingular, el gyrus
prefrontal dorsolateral y la corteza frontal inferior.
La transición a la adicción implica la neuroplasticidad
en todas estas estructuras que pueden comenzar con
cambios en el sistema dopaminérgico mesolímbico
y una cascada de neuroadaptaciones desde el
cuerpo estriado ventral al estriato dorsal y corteza
órbitofrontal y, eventualmente la disregulación de la
corteza prefrontal, la circunvolución cingulada y la
amígdala extendida.
La delimitación de los neurocircuitos envueltos en
las etapas evolutivas de las formas del síndrome
de adicción, constituye una base heurística para la
investigación de la neuroadaptación molecular,
genética y neurofarmacológica que son claves en el
entendimiento de la vulnerabilidad para desarrollar
y sostener la adicción. La vulnerabilidad al abuso
de drogas está relacionada con la búsqueda de
recompensa y la impulsividad, dos constructos que
tienen su base biológica en la corteza prefrontal
(PFC)44.
Sobre la corteza prefrontal y la vulnerabilidad para
las adicciones se debe entender que hay sistemas de
neurotransmisores de monoamina y amino ácidos
situados en subregiones anatómicamente diferentes: la corteza prefrontal medial (mPFC); corteza
prefrontal lateral (LPFC); corteza cingulada anterior
(ACC) y la corteza órbitofrontal (OFC). Mientras que
hay interconexiones complejas y superposición de
funciones entre éstas regiones, se piensa que cada
una está implicada en diversas funciones relacionadas
con las conductas de riesgo para la salud y la
vulnerabilidad para el abuso.
Entre las diversas funciones implicadas, la evidencia
actual sugiere que la mPFC está involucrada en
el procesamiento de la recompensa, atención y
restablecimiento del uso de drogas; la LPFC está
involucrada en la toma de decisiones, inhibición
conductual y es la puerta para la atención; la ACC
está involucrada en la atención, el procesamiento
emocional y automonitoreo; y la OFC está implicada
en la inhibición conductual, la fijación de resultados
esperados y sensibilidad a la recompensa/castigo.
Las diferencias individuales, por ejemplo edad y sexo
influyen en el funcionamiento de estas regiones, las
que a su vez impactan en la vulnerabilidad45.
El conocimiento adecuado de todas estas variables
garantiza el desarrollo de estrategias de prevención
y tratamiento para el abuso de sustancias, que
deben involucrar los procesos inhibitorios de la PFC,
con estrategias y conductas que puedan reducir el
riesgo relativo de los comportamientos relacionados
al consumo y que incluyan el diseño de servicios
públicos efectivos, ejercicios cognitivos, actividad
física, entrenamiento de control de retroalimentación
y tratamientos farmacológicos45.
De otro lado, en el Modelo Holístico Centrado en la
Familia, Nizama propone el desarrollo humano integral
mediante la organización multidimensional como eje
de vida que comprende once dimensiones de la vida
humana: corporal, potencial genético, personalidad,
esencia humana, cognición, imaginación, estilos de
vida, activos, imagen, futuridad y posteridad. Así,
la dimensión corporal comprende el aspecto físico
de la persona; el potencial genético, las fortalezas
y debilidades latentes heredadas de las ramas
paterna y materna contendidas en la caja genética o
cigoto; la personalidad, el temperamento y carácter
que modulan la manera de ser personal; la esencia
humana, los principios rectores, los valores de vida y
los sentimientos superiores; la cognición, la capacidad
de aprender, desaprender, reaprender e innovarse; la
imaginación, es la creatividad y el arte de reinventarse,
de “morir como soy para renacer como necesito ser”;
los estilos de vida, la manera de desenvolverse en la
vida cotidiana; los activos, los potenciales genéticos convertidos en productos, logros y resultados por
acción del quehacer cotidiano; la imagen, la percepción
que tienen los otros sobre el actuar de la persona; la
futuridad, el mapa mental del devenir que se imagina
cada persona; y la posteridad, el legado que aporta
el individuo tras dejar de existir. Este Modelo original
propone la curación de la adicción y el principal
escenario del quehacer terapéutico es la familia y el
nido del hogar para el desarrollo humano integral en
el lapso de 3 a 5 años, para lograr la felicidad individual
y familiar11,46,47.
CONCLUSIÓN
La Adiccionología es la especialidad médica indicada
para el manejo exitoso y esperanzador de esta
enfermedad volitiva en todos los grupos de edad,
con adherencia familiar comprometida y sostenible.
La adicción es una enfermedad crónica que requiere
tratamiento médico especializado a largo plazo, con el
objetivo de lograr la curación con desarrollo humano
integral tras varios años de tratamiento familiar e
individual, período temporal que excede los límites de
los ciclos etarios de la niñez y adolescencia.
Contribuciones de autoría:Los autores participaron en la idea, diseño de proyecto, recolección e interpretación de datos, preparación del manuscrito de la versión final del artículo.
Financiamiento:: Autofinanciado.
Conflicto de interés: Los autores declaran no tener conflicto de interés en la publicación de este artículo.
Recibido: 03 de diciembre de 2018
Aprobado: 15 de febrero de 2019