Distribution spatial and temporary of the rabies
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INTRODUCCIÓN
La rabia es una enfermedad viral de la especie animal,
especícamente los de sangre caliente, puede ser
transmitida a la especie humana; por lo que se considera
una zoonosis y se reconoce como la más importante
históricamente, que ocupa el décimo lugar entre las
enfermedades infecciosas mortales (Frantchez & Medina,
2018; López et al., 2018). Esta enfermedad la ocasiona
un virus altamente neurotrópico, que pertenece al género
Lyssavirus (Pasteur, 1880), de la familia Rhabdoviridae, se
encuentra en la saliva de las especies infectadas y afecta
el sistema nervioso central, produce una encefalomielitis
aguda, casi siempre mortal (López et al., 2017). Singh
et al. (2016) por su parte destacaron que en un plazo
de 60-72 h desde la inoculación el virus ya puede estar
presente en los ganglios de las raíces dorsales, antes de
llegar a las neuronas de la médula espinal, lo que conrma
su transporte a lo largo de las neuronas sensitivas.
El único modo de hacer un diagnóstico able de la
rabia es identicar el virus o alguno de sus componentes
especícos mediante pruebas de laboratorio. La rabia es
una zoonosis importante para la cual se han estandarizado
internacionalmente las técnicas de diagnóstico (Singh et
al., 2017). El agente pude ser identicado por la prueba
de inmunouorescencia directa (FAT), por la prueba de
inmunohistoquímica rápida (DRIT), PCR, las cuales
están aptas para la detección de cualquier Lyssavirus,
proporcionan un diagnóstico able en el 98–100 % de
los casos causados por cepas de Lyssavirus, si se utiliza
un conjugado o cebador/sonda adecuado. Las técnicas
histológicas, como la tinción de Seller (corpúsculos
de Negri), ya no se recomiendan como método de
diagnóstico (OIE, 2018).
La importancia de la rabia radica en su letalidad, impacto
síquico y emocional, el sufrimiento y la ansiedad de las
personas que sufren lesión, por el temor de contraer la
enfermedad, así como el daño económico que ocasiona
en recursos que se utilizan y las horas / hombres que
se pierden en el tratamiento (Cruz et al., 1997; Peña et
al., 2017). Esta enfermedad se encuentra en todos los
continentes con excepción de Oceanía, varios países están
libres de la infección, entre ellos: Barbados, Jamaica,
Uruguay y las islas del Caribe en las Américas, en Japón
Asia y Bulgaria, España, Gran Bretaña, Irlanda, los
Países Bajos, Portugal y países escandinavos en Europa
(Pelegrino et al., 2017).
La Organización Mundial de la Salud (OMS), la
Organización Mundial de Sanidad Animal (OIE), la
Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación
y la Agricultura (FAO) y la Alianza Mundial para el
Control de la Rabia (GARC) establecen la colaboración
mundial «Unidos contra la Rabia» para elaborar una
estrategia común para lograr que para el año 2030 no
ocurran muertes humanas por rabia (Torres et al., 2019).
López et al. (2018) señalaron que la rabia canina no
tiene una distribución uniforme en los países, en muchos
de ellos existen áreas libres de endemicidad baja o alta,
donde se distinguen dos ciclos de la rabia, urbano y
selvático. En Europa occidental desapareció esta afección
en animales domésticos por la implementación de la
campaña de vacunación, que favoreció la disminución en
animales silvestres (Pelegrino et al., 2017).
Yaguana & López (2017) noticaron que desde 1983 la
incidencia de la rabia es más del 95 % en el ser humano
y del 98 % en los perros (Canis lupus familiarisLinnaeus,
1758) de los países de la región perteneciente a las
Américas de la OMS. En América durante el año 2003 se
noticaron 1,131 casos de rabia canina, en comparación
con el año 1990 que hubo un descenso del 91 % (López
et al., 2018).
En los países de América Latina la enfermedad se
encuentra en vías de eliminación, tras el establecimiento
en 1983 del “Programa Regional de Eliminación de la
rabia humana transmitida por perros”, esto permitió
reducir en más del 90 % el número de casos humanos
y caninos, de estos países, Puerto Príncipe (Haití), San
Salvador (el Salvador) y Fortaleza (Brasil) notican la
mayor cantidad de afectados (Pelegrino et al., 2017). La
rabia es una infección zoonótica de amplia distribución
en países en vías de desarrollo (Al-Kassab et al., 2019).
En Cuba en 1962 se puso en vigor el Programa Nacional
de Prevención y Control de la Rabia, que se revisó y
actualizó en dos momentos (1980 y 1997), los objetivos
fundamentales del programa: prevención y control de la
rabia en los animales y en el hombre, existen dicultades
en el funcionamiento del mismo en algunos territorios
(Cruz, 2014).
López et al. (2017) noticaron que los mayores casos
positivos en el período de 2013 al 2016 en animales
son en el siguiente orden: caninos, felinos y mangostas,
considerado el municipio de Boyeros el de mayor índice
de positividad según fuentes estadísticas registradas en el
Laboratorio de Rabia del Centro Provincial de Higiene
Epidemiología y Microbiología en La Habana (Pino
et al., 2017). Pelegrino et al. (2017) destacaron que
anualmente en Cuba se diagnostican entre 100 y 200
casos de rabia animal, excepto en la Isla de la Juventud
que históricamente se mantiene libre de la enfermedad.