En el Perú existen una serie de fenómenos o peligros recurrentes, naturales o
antrópicos, que causan un enorme impacto en la vida, y en los ámbitos sociales,
económicos y ambientales del país. La estadística muestra que en los últimos
años, las emergencias y los daños que causan son cada vez más de traumáti-
cas consecuencias. Ante esta evidencia, la respuesta de la sociedad presenta
una asombrosa debilidad. En particular, el liderazgo del Sistema Nacional de
Gestión del Riesgo de Desastres es apenas perceptible y, todo indica que el in-
volucramiento efectivo de los más de dos mil entes de gobierno, a nivel nacional,
regional y local, para estimar, prevenir y reducir el riesgo de desastres es todavía
un tema de largo plazo.
Palabras clave: Peligros; riesgo de desastres; emergencias, gestión del riesgo
de desastres, impactos de fenómenos
In Peru there are a series of recurrent phenomena or dangers, natural or
anthropic, that cause an enormous impact on life, and in the social, economic
and environmental spheres of the country. Statistics show that in recent years,
emergencies and the damage they cause are increasingly traumatic consequences.
Given this evidence, the response of society shows an amazing weakness. In
particular, the leadership of the National Disaster Risk Management System is
PAIDEIA XXI
Vol. 6, Nº 7, Lima, enero 2018, pp. 137-158
Resumen
LA GESTIÓN DEL RIESGO DE DESASTRES
EN EL PERÚ
DISASTER RISK MANAGEMENT IN PERU
Arturo Isla Zevallos
Abstract
Arturo Isla Zevallos
138
PAIDEIA XXI
barely perceptible and, all indications are that the effective involvement of the
more than two thousand government entities, at national, regional and local
levels, to estimate, prevent and reduce the Disaster risk is still a long-term issue.
Key words: Dangers: risk of disasters; emergencies; disaster risk management;
phenomenon impacts.
“Y así ha habido otros muy muchos milagros y castigos en el tiempo del
Ynga. No se escribe sino son los testigos de la caída de los cerros y peñas
derrumbadas. Y así se escribe toda la suma; por eso el castigo de Dios le
llaman pachacuti [el que transforma la tierra], pacha ticra
[el que la pone cabeza abajo]”.
guAMán PoMA, nuevA crónicA y buen gobierno
(1615)
“Viene corriendo El Niño desde la isla de Pascua, tibio y malsano el infante
de la muerte por agua, azotado contra las costas del Perú, sofocando en
su abrazo caliente las anchoas y las algas [...] pesado y sudoroso nada.
El Niño arrojando peces contra las paredes del continente, adormeciéndolo
y pudriéndolo todo [...] los vientos enloquecidos y desplazados”.
cArlos Fuentes, citADo Por FAgAn
(2010)
La gestión del riesgo de desastres en el Perú
139
PAIDEIA XXI
1. LOS RIESGOS DE DESASTRES
1.1 Las emergencias en el Perú
El Perú presenta una simetría es-
plendorosa: “Recursos por un lado y
recursos por el otro lado”. Pero bien
es sabido que los recursos en exce-
so originan problemas. Por ejemplo,
las lluvias exageradas causan inun-
daciones y huaycos, los que a su
vez tienen efectos en viviendas, edi-
caciones de servicios públicos y de
empresas, obras de infraestructura,
campos de cultivo, entre muchos da-
ños, así como en la vida misma de las
personas.
Este espectáculo continuo de de-
sastres ocurridos que dibujan el lien-
zo del territorio peruano recongu-
rándolo dolorosamente, permite ase-
verar la existencia de otra simetría,
esta vez horrorosa: “desastres de un
lado y desastres por el otro lado”. El
registro histórico de las emergencias
habidas en el país (INDECI, 2017),
constata lo expresado (Cuadros N°1 y
Cuadro N°2). Son emergencias en nú-
mero signicativo y cuya tendencia
es errática. Las cifras no nos enseñan
un parámetro denido; por ejemplo,
las emergencias en el 2014 fueron
menores que en el 2013, no obstante,
el número de muertos aumentó; aná-
logamente, los daños a las viviendas
se redujeron, pero la supercie agro-
pecuaria afectada se multiplicó en
seis veces. Esto quiere decir que en
algunos años los fenómenos afectan
más a las áreas urbanas, mientras
que en otros son las áreas rurales
las más sensibles; aunque también
sucede en ambas.
El cuadro N° 1 referido a los
últimos 14 años (2003 al 2016) nos
muestra que han ocurrido un prome-
dio anual alrededor de 4 mil emergen-
cias, y que el pico de la estadística en
cuanto a número de emergencias se
encuentra en el 2016 con 5,167 re-
gistros. En cuanto a daños, es el año
2007 el que registra mayores afecta-
ciones personales y en viviendas, de-
bido al sismo de Pisco en el departa-
mento de Ica, el cual impactó en otros
departamentos del sur del país. Aná-
logamente, el año 2012 nos ofrece los
daños signicativos causados por las
inundaciones en el departamento de
San Martín y Loreto, así como de he-
ladas en la sierra y de friaje en la sel-
va en varios departamentos del Perú;
además, de presentar una cifra que
supera el millón y medio de personas
como afectadas y el mayor número de
daños en la agricultura, esto debido a
las bajas temperaturas y sequías.
Arturo Isla Zevallos
140
PAIDEIA XXI
“Los fenómenos que han ocu-
rrido a nivel nacional en mayor
número durante el año 2016 y
que han ocasionado daños son
las Bajas Temperaturas con
un total de registros de 1,205
eventos, alcanzando el 23.32%,
le sigue en mayoría de ocurren-
cia los Incendios Urbanos e In-
dustriales con un total de 852
CUADRO N° 1: EMERGENCIAS Y DAÑOS A NIVEL NACIONAL: 2003-2014
CUADRO N° 2: TIPOS DE DAÑOS POR FENÓMENO: 2016
La gestión del riesgo de desastres en el Perú
141
PAIDEIA XXI
registros alcanzando el 16.48%
del total anual. Le sigue luego,
las Sequías, las Lluvias Intensas
y los Vientos Fuertes”. (INDECI,
2017).
Aunque todavía no se tiene la es-
tadística completa del 2017, este año
Al 07 de agosto del 2017, el último
informe de INDECI de evaluación del
Niño Costero en lo que va del año con-
tabiliza en cuanto a la vida y la salud
de las personas 162 fallecidos, 500
heridos, 19 desaparecidos, 285,955
damnicados y 1’559,487 afectados.
En cuanto a daños en vivienda e ins-
titucionales, 66,093 viviendas destrui-
das e inhabitables, 371,370 viviendas
afectadas, 354 instituciones educati-
vas destruidas e inhabitables, 3,266
instituciones educativas afectadas, 64
establecimientos de salud destruidos e
inhabitables y 1,044 establecimientos
de salud afectados. Respecto a infraes-
tructura social, 3,956 km de caminos
rurales destruidos, 41,180 km de ca-
en curso, las inundaciones habidas a
comienzos de año han gatillado tanto
las emergencias como los daños ocu-
rridos, según el cuadro N° 3 con in-
formación del Sistema de Información
Nacional para la Respuesta y la Reha-
bilitación, SINPAD del INDECI.
minos rurales afectados, 4,391 km de
carreteras destruidas, 11,761 carrete-
ras afectadas, 489 puentes destruidos
y 881 puentes afectados. En lo que
corresponde al sector agricultura, el
principal impactado en el ámbito ru-
ral, 50,154 Ha perdidas, 107,827 Ha
de cultivo afectadas, 22,674 canales
de riesgo destruidos y 49,479 canales
de riesgo afectados. (INDECI, 2017)
1.2 Conceptos básicos de la gestión
del riesgo de desastres
En el Perú, existen diversas con-
diciones climáticas que, actuando en
conjunto con los factores meteoroló-
gicos, originan situaciones anormales
CUADRO N° 3: EMERGENCIAS Y DAÑOS TOTALES: ENERO-OCTUBRE 2017
MESES
EM ERGENCIA S FALLECIDOS DESPARECIDOS HERIDOS DAM NIFICADOS AFECTADOS
V IVIENDAS
AFECTADAS
V IV IENDA S
DESTRUÍDAS
Ha. DE
CULTIVOS
DESTRUÍDOS
ENERO 975 39 6108 28,907 359,917 81,534 3,335 10,004
FEBRERO 1,129 26 533 33,317 219,831 49,883 3,022 3,228
MARZO 2,557 106 12 410 209,265 998,206 233,568 28,272 35,935
ABRIL 661 12 013 6,458 61,783 10,255 838 1,364
MAYO 325 0 0 13 11,926 205,495 11,673 2,364 1,553
JUNIO 217 9 0 16 843 75,027 2,181 97 445
JULIO 260 2 0 14 929 72,048 1,179 75 1,367
AGOSTO 331 1 0 4 724 50,879 670 118 187
SETIEMBRE 241 7 0 7 1,204 18,706 382 139 11
OCTUBRE 248 2,649 217 140,810 339,324 842,518 59,957 41,189 330
NOVIEMBRE 0 0 0 0 0 0 0 0 0
DICIEMBRE 0 0 0 0 0 0 0 0 0
TOTALES 6,944 2,851 240 141,428 632,897 2,904,410 451,282 79,449 54,424
FUENTE: SI NPAD-INDECI, 2017
Arturo Isla Zevallos
142
PAIDEIA XXI
en cada una de las regiones del terri-
torio. Entre otros, puede mencionarse
a la Corriente Oceánica Peruana de
Humboldt, el Anticiclón del Pací-
co Sur, la Cordillera de los Andes, la
Corriente Ecuatorial Oceánica y las
Zonas de Convergencia Intertropical
(ZCIT).
Generalmente, los desastres que
ocurren con mayor frecuencia son los
huaycos e inundaciones producidos
por las lluvias torrenciales del perío-
do húmedo entre enero y marzo,
las que dan origen a los “huaycos” en
las cuencas de las vertientes del Pa-
cíco y en las cuencas de la zona de
la Sierra de la vertiente del Atlántico.
La inundación es el evento que afecta
signicativamente la vida económica
del país, debido a la falta de defensas
ribereñas, especialmente en las zonas
urbanas.
Además de la localización espacial
inadecuada, se presentan patrones
constructivos impropios, causando
una suerte de fragilidad frente a ries-
gos. Adicionalmente, estas poblacio-
nes, que recurrentemente afrontan si-
tuaciones críticas de desastres, tienen
una limitada resiliencia para sobrepo-
nerse a situaciones adversas, un gra-
do menor de adaptación y de actitud
para el cambio, y un reducido apren-
dizaje de las experiencias vividas. Es
común encontrar resistencias a la
reubicación en pobladores asentados
en quebradas y márgenes de ríos, en
momentos inmediatos a haber sufrido
un desastre.
En suma, la exposición, fragilidad
y la falta de resiliencia, son aspectos
de la vulnerabilidad. El nivel de ries-
go está en función del nivel de peligro
y el nivel de vulnerabilidad. La seve-
ridad del riesgo en cada lugar deter-
minará la zonicación del riesgo con
sus impactos probables para darle el
tratamiento adecuado a cada zona, lo
que implica la gestión del riesgo me-
diante medidas de prevención y reduc-
ción del riesgo. (Isla, 2015).
Las inundaciones se producen
cuando las lluvias intensas o con-
tinuas, deshielos, oleajes, fallas en
sistemas o estructuras hidráulicas,
cambios en los cauces de ríos, des-
bordamiento de lagos, sobrepasan la
capacidad de campo del suelo, o el vo-
lumen máximo de transporte del río o
del lago es superado y el cauce princi-
pal se desborda e inunda los terrenos
circundantes. Las inundaciones se
caracterizan porque las aguas cubren
grandes extensiones de tierra cuando
estas poseen escasa o ninguna pen-
diente, y cuyos drenajes naturales son
pequeños. En estos casos, las aguas
que se van concentrando permanecen
días, semanas y hasta meses estanca-
das, pudiendo también aumentar sus
volúmenes por nuevas precipitaciones
pluviales. Las inundaciones pueden
clasicarse por su duración y por su
origen.
Por su duración, las inundaciones
pueden ser dinámicas (rápidas) o está-
ticas (lentas). Las inundaciones rápi-
das se producen por efecto de lluvias
intensas sobre ríos cuyas cuencas
presentan fuertes pendientes. Las
crecidas de los ríos son repentinas
y de corta duración. Son las que
La gestión del riesgo de desastres en el Perú
143
PAIDEIA XXI
producen los mayores daños en la
población y la infraestructura que
ocupan, debido a que el tiempo de re-
acción es casi nulo; por ejemplo, en
los casos de los ríos de la cuenca del
Océano Pacíco (La Leche, Tumbes,
Rímac, Pisco, Ica, etc.).
Las inundaciones lentas se pro-
ducen cuando las lluvias son persis-
tentes y generalizadas, provocando
un aumento paulatino del caudal del
río hasta superar su capacidad máxi-
ma de transporte, por lo que el río se
desborda, inundando áreas planas
cercanas al mismo. A estas áreas se
les denomina llanuras de inundación,
como son, por ejemplo, los ríos de la
selva baja y los de las parte bajas de
las cuencas del pacíco.
Por su origen, las inundaciones
pueden ser pluviales, uviales o la-
custres, o por tsunamis. Las inunda-
ciones pluviales se producen por la
acumulación de agua de lluvia en un
determinado lugar o área geográca,
sin que este fenómeno coincida nece-
sariamente con el desbordamiento de
un cauce uvial. Este tipo de inunda-
ción se genera tras un régimen de llu-
vias intensas, persistentes, es decir,
por la concentración de un elevado
volumen de lluvia en un intervalo de
tiempo muy breve, o por la incidencia
de una precipitación moderada y per-
sistente durante un amplio período de
tiempo sobre un suelo poco permea-
ble. Las inundaciones uviales son
causadas por el desbordamiento de
los ríos y los arroyos. Es atribuida al
aumento brusco del volumen de agua
más allá de lo que un lecho o cauce
es capaz de transportar sin desbordar-
se durante lo que se denomina creci-
da, como consecuencia del exceso de
lluvias. Las inundaciones lacustres
son originadas por desbordamiento de
lagos. Las inundaciones por tsuna-
mis, o marinas, son producidas por
un tsunami, el cual produce olas cre-
cientes en altura conforme se acercan
al litoral. Esta inundación es costera y
afecta a las poblaciones establecidas
en zonas bajas cercanas al nivel del
mar.
2. LOS RIESGOS DE DESASTRES
2.1 La gestión del riesgo de desastre
Según la Ley N°29664, la gestión
del riesgo de desastres “Es un proceso
social cuyo n último es la prevención,
la reducción y el control permanente
de los factores de riesgo de desastres
en la sociedad, así como la adecuada
preparación y respuesta ante situa-
ciones de desastre, considerando las
políticas nacionales con especial én-
fasis en aquellas relativas a materia
económica, ambiental, de seguridad,
defensa nacional y territorial de ma-
nera sostenible. La gestión del riesgo
de desastres está basada en la inves-
tigación cientíca y de registro de in-
formaciones, y orienta las políticas,
estrategias y acciones en todos los ni-
veles de gobierno y de la sociedad con
la nalidad de proteger la vida de la
población y el patrimonio de las per-
sonas y el Estado”. (Congreso, 2011)
La gestión del riesgo de desas-
tres se resume en las siguientes fases
Arturo Isla Zevallos
144
PAIDEIA XXI
(Gráco 1): Estimación del riesgo
que se estima en función del nivel de
peligro y del nivel de vulnerabilidad.
Evaluación del peligro o amenaza,
dependiendo del tipo de fenómeno
subyacente (Gráco N°2), si son cau-
sados por fenómenos naturales o hu-
manos (antrópicos o antropogénicos).
Para cada fenómeno se establecen los
criterios de evaluación; por ejemplo,
para el peligro inundaciones genera-
dos por fenómenos hidrometeorológi-
cos, los criterios serán de dos tipos:
los propios del fenómeno (magnitud,
duración y frecuencia de las lluvias)
y los relacionados con las condiciones
del lugar (quebradas, altas pendien-
tes y vegetación) que agravan la ma-
nifestación del fenómeno. Evaluar la
vulnerabilidad es medir el grado de
exposición, fragilidad y resiliencia de
los elementos dispuestos en el lugar
de ocurrencia del fenómeno (vivien-
das, edicaciones, personas, ganado,
obras, etc.).
Gráco N° 1: Esquema general de la gestión del riesgo de desastres
FENÓMENOS
DE ORÍGEN
NATURAL
EXPANSIÓN DE LA
INFRAESTRUCTURA
LOCALIZACIÓN
ESPACIAL
INADECUADA
PATRONES
CONSTRUCTIVOS
INAPROPIADOS
CULTURA DEL
RIESGO NO
ESTRUCTURADA
CAPACIDAD PARA
SOBREPONERSE DE
ADVERSIDADES
CAPACIDAD PARA
ADAPTACIÓN Y EL
CAMBIO
CAPACIDAD DE
APRENDIZAJE DE LA
EXPERIENCIA
EXPOSICIÓN
FRAGILIDAD
RESILIENCIA SOSTENIBILIDAD
VULNERABILIDAD
TIEMPO PELIGRO
RIESGO
IMPACTOS
Nivel de
peligrosidad
Nivel de
vulnerabilidad
Nivel de
riesgo
Zonificación
de riesgos
Nivel de
peligrosidad
Gestión de
riesgos
La gestión del riesgo de desastres en el Perú
145
PAIDEIA XXI
Estimado el riesgo de desastres,
este se graca en un mapa de riesgo,
el que zonica los niveles de riesgo por
cada zona. Se establecen los puntos
críticos, por ejemplo, lugares donde el
río se puede desbordar, quebradas por
donde discurrirá el torrente de agua
con sus arrastres de lodo, piedras,
troncos, o laderas de cerros con vi-
viendas. Consecuentemente, se reali-
za la gestión del riesgo de desastres
con el establecimiento de dos tipos de
medidas de control: estructurales y no
estructurales. Las medidas estruc-
turales consisten en construcción fí-
sica para reducir o evitar los riesgos,
o aplicar técnicas de ingeniería para
lograr la resistencia y resiliencia de
las estructuras o sistemas físicos fren-
te a los peligros. Generalmente están
orientados a controlar u orientar una
masa hídrica (cauce, agua de escurri-
miento) para reducir las inundacio-
nes. Las medidas no estructurales
comprenden cualquier medida que no
suponga una construcción física y que
utiliza el conocimiento, las prácticas
o los acuerdos existentes para preve-
nir o reducir el riesgo y sus impactos,
especialmente a través de leyes, polí-
ticas, conciencia pública, educación
y capacitación. En general, no inten-
ta aumentar la capacidad de un cau-
ce, sino minimizar los daños a la po-
blación. Una medida no estructural,
como un sistema de alerta temprana
(SAT), puede implicar una construc-
ción física accesoria, por ejemplo, una
caseta para instalar pluviógrafos. Pero
esta construcción no intenta modicar
Gráco N° 2: Tipo de peligros originados por fenómenos naturales
Peligros generados por
Fenómenos de
Geodinámica Interna
Peligros generados por
Fenómenos de
Geodinámica Externa
Peligros generados por Fenómenos
Hidrometeorológicos y
Oceanográcos
Sismos
Tsunamis o
maremotos
Vulcanismo
Caídas
Volcamiento
Deslizamiento de roca
o suelo
Propagación
lateral
Flujos
Reptación
Deformaciones
gravitacionales
profundas
Sequía
Inundaciones
Lluvias intensas
Descenso de
temperatura
Oleajes anómalos
Fenómeno
El Niño
Granizadas
Vientos fuertes
Erosión
Deglaciación
Tormentas
Eléctricas
Incendios
Forestales
Fenómeno
La Niña
Olas de calor
frío
Arturo Isla Zevallos
146
PAIDEIA XXI
las condiciones del ujo sobre el cau-
ce, sino, más bien, aumentar la infor-
mación y la disponibilidad oportuna
de ésta por la población.
De esta forma, la gestión del riesgo
de desastres se convierte en un pro-
ceso que contribuye decisivamente al
desarrollo sostenible de una sociedad.
2.2. La interrupción del desarrollo
El análisis realizado por la Corpo-
ración Andina de Fomento (CAF) re-
vela que los daños totales originados
por el Fenómeno El Niño 1997-98 en
el Perú ascienden a los 3.500 millones
de dólares. Ello incluye daños directos
por valor de 1.612 millones de dólares
(el 46% del total), y daños o pérdidas
indirectas, por 1.888 millones adicio-
nales (el 54%). Ver Cuadro N°4 (CAF,
1999)
Los daños directos ocasionados
por los desastres, son las pérdidas del
stock de bienes así como los costos en
que será necesario incurrir para repo-
ner los acervos de capital en su estado
anterior al desastre. Los daños indi-
rectos se reeren a los mayores gastos
en que ha sido necesario incurrir y los
menores ingresos que se han percibi-
do en la prestación de determinados
servicios, así como a la producción
agropecuaria que se haya dejado de
obtener como resultado de los daños
directos. Un ejemplo ilustrativo de am-
bos tipos de daños se presenta cuando
una plantación de uva sufre una seve-
ra inundación. Las pérdidas directas
es el valor de la inversión en planto-
nes, de instalaciones para acondicio-
nar las parras y gastos como mano de
obra, fumigación, fertilización, poda,
etc., así como también de los equipos
de riego tecnicado. Las pérdidas in-
directas estarían representadas por el
valor de las cosechas que se dejarían
de tener como ingreso, más costos de
nanciamiento.
La gestión del riesgo de desastres en el Perú
147
PAIDEIA XXI
CUADRO N° 4: DAÑOS POR SECTORES DEL FENÓMENO EL NIÑO 1997-1998
Los sectores productivos fueron los
más afectados con el 46.5% del total
de las pérdidas. En segundo lugar, el
sector transporte representó el 20.5%.
Si bien se nota que entre los sectores
productivos las mayores pérdidas su-
cedieron en el sector industria, con
19.3%, seguido por la agricultura,
con el 17.5%, habría que considerar
que parte de la industria estropeada
es agroindustria, con lo que el sector
agricultura sería el sector más afecta-
do. En la misma línea de pensamien-
to, el perjuicio en el sector transporte
provocaría mayores daños a la agricul-
tura, porque esta actividad se encuen-
tra muy difundida en el territorio y el
comercio pasa por la concentración de
la producción utilizando el transporte
de carga para conducirla a mercados,
almacenes, agroindustria o puntos de
transbordo. En la misma lógica, par-
te importante de las pérdidas en el
sector comercio estaría representado
por los servicios de este sector a la
agricultura, tales como certicación,
procesamiento, envases, impresiones,
publicidad, entre muchos otros. Inclu-
so, de los gastos en prevención, parte
importante se orienta a descolmatar
lechos de río, construir diques, repre-
sas, muros de contención, entre obras
diversas, con lo que se acrecienta el
impacto en la deseconomía de la agri-
cultura. De igual forma, habría que
sumar los gastos en atención de emer-
Arturo Isla Zevallos
148
PAIDEIA XXI
gencias efectuados en el agro.
A lo anterior, consideraríamos
como efectos indirectos adicionales el
detrimento en el sector externo. Por
un lado, las divisas que se dejarían de
obtener al dejar de exportar y, por el
otro, las divisas que se emplearían en
importar los productos para mantener
el equilibrio del mercado. En la última
columna del Cuadro N°6 se estiman
estos efectos adversos, tocándole al
sector agropecuario el 16.3% del dete-
rioro total en la balanza de pagos.
También se tiene en cuenta el im-
pacto del Fenómeno El Niño en el cre-
cimiento sectorial y global de la econo-
mía peruana, la reducción de la inver-
sión para expandir la capacidad pro-
ductiva del país en la misma medida
del gasto para reconstruir los activos
perdidos; es decir, se invierte para te-
ner el mismo nivel anterior al desastre
y no para agrandar la base productiva.
Igualmente, la menor producción con-
lleva a una inación manifestada en
los precios de los productos agrarios.
Entre todas las áreas más afectadas
por el Fenómeno El Niño, la costa
norte y central es la que más sufrió la
embestida, justamente donde se en-
cuentra concentrada la mayor parte
de la población del país y, además, los
predios de cultivos exportables.
Teniendo una agricultura predo-
minante de secano (agua de lluvia),
que abarca el 63.8% de la supercie
agrícola nacional, y que el 31.8% es de
riego por gravedad (agua distribuida
por canales), consolida el 95.6% de la
supercie agrícola habilitada con agua
de supercie; lo cual revela que solo el
4.4% de las tierras para uso agrícola
aplica el riego tecnicado. Por tanto, si
el Fenómeno El Niño exacerba la masa
hídrica supercial, entonces, la agri-
cultura se encuentra notoriamente ex-
puesta a un mayor riesgo de desastre.
En efecto, el exceso de agua de
supercie se desplaza en forma con-
ducida por cursos de río, y la no con-
ducida, que es el agua de escorrentía,
la cual normalmente se inltra en el
suelo, pero que al ser abundante co-
rre con fuerza destructiva sobre los
terrenos, en proporción directa a la
pendiente, naturaleza del suelo y co-
bertura vegetal. Ella arrasa viviendas,
ganado, produce huaycos, erosiona el
suelo, inunda cultivos, colmata cursos
de agua, destruye caminos, debilita
puentes, obstruye con lodo el alcan-
tarillado, etc.
La alta temperatura correlaciona-
da al Fenómeno El Niño, produce el
fenómeno de tropicalización. Tempe-
ratura y humedad tienen una elevada
incidencia en el aumento de plagas
y enfermedades en los cultivos, pro-
duciendo una merma sustantiva por
aspectos sanitarios en las cosechas;
como también por afectar el proceso
biológico, afectando la oración y la
formación de tubérculos; el estrés ca-
lórico en los animales repercute en la
mortalidad, morbilidad y baja de ren-
dimiento.
Resumiendo, tenemos que el im-
pacto del Fenómeno El Niño 1997-
1998, causó daños a la economía va-
lorizados en 3,500 millones de US$.
En el año 1998, el valor total de las
exportaciones peruanas fue de 5,757
La gestión del riesgo de desastres en el Perú
149
PAIDEIA XXI
millones de US$, lo que representó
el 60.8% del total exportado, tanto
de productos tradicionales como no
tradicionales. Concentrándonos en el
sector agropecuario, las pérdidas as-
cendieron a 613 millones de US$, los
que relativizados a los 625 millones de
US$, simbolizan el 98.1%; lo equivale
a expresar que las pérdidas en el sec-
tor agropecuario casi tienen el mismo
valor de las exportaciones en ese año.
Es tácito que se ha abarcado solo
un fenómeno y queda como reexión
el análisis de los impactos de otros
fenómenos: sequías, heladas, grani-
zadas y desglaciación. Pero hay que
considerar que el Fenómeno El Niño
es uno de los principales por sus im-
pactos, pero a la vez, plantea mayores
posibilidades de ser mitigado.
En suma, el riesgo de desastres en
el Perú tiene una magna relevancia
para la agricultura por sus periódicos
impactos desfavorables, que pueden
signicar desde un ligero desvaneci-
miento hasta un colapso drástico con
repercusiones severas en las unidades
productivas y en su lograda competi-
tividad, lo que podría signicar una
recuperación que puede tardar varios
años.
3. LA GESTIÓN DEL RIESGO DE
DESASTRES
3.1 Normatividad básica
El 22 de enero del 2005 culminó la
Conferencia Mundial sobre la Reduc-
ción de los Desastres en Kobe, Hyogo,
Japón, aprobándose el “Marco de Ac-
ción de Hyogo 2005-2015: Aumen-
to de la Resiliencia de las Naciones y
Comunidades ante los Desastres”. En
él se propugna que cada país debe ga-
rantizar que el enfoque de reducción
del riesgo de desastres (RRD) sea una
prioridad nacional y local, y tenga una
sólida base institucional para su im-
plementación.
El 17 de diciembre del 2010, el
Acuerdo Nacional amplía el acta
suscrita el 22 de julio del 2002, para
incorporar la trigésima segunda po-
lítica de Estado, Gestión del Riesgo
de Desastres, la cual debe ser imple-
mentada por los organismos públicos
de todos los niveles de gobierno, con
la participación activa de la sociedad
civil y la cooperación internacional,
promoviendo una cultura de la pre-
vención y contribuyendo directamente
en el proceso de desarrollo sostenible
a nivel nacional, regional y local.
El 08 de febrero del 2011 se pro-
mulga la Ley N°29664, con la que se
crea el Sistema Nacional de Gestión
del Riesgo de Desastres-SINAGERD, y
el 25 de mayo del 2011 se aprueba el
Reglamento de la Ley, mediante De-
creto Supremo N° 048-2011-PCM.
El 13 de abril del 2012 se aprobó la
R.M. N°088-2012-PCM: Lineamientos
Técnicos Generales para Implementa-
ción del Proceso de Estimación del
Riesgo, constituido por procedimien-
tos técnicos y administrativos que
orientan uno de los procesos que co-
rresponden a la Gestión del Riesgo de
Desastres. Mediante ellos, se busca
conabilidad, oportunidad y utilidad
de la información relativa al conoci-
Arturo Isla Zevallos
150
PAIDEIA XXI
miento de los peligros, vulnerabilida-
des y sustento de los niveles de riesgo
que permita tomar las decisiones más
apropiadas y efectivas de gestión del
riesgo de los desastres.
El 29 de mayo del 2012 se publi-
ca la Ley N°29869: Ley de Reasenta-
miento Poblacional para Zonas de
Muy Alto Riesgo no Mitigable, con el
n de proteger la vida, el equipamien-
to y los servicios, dirigido a los centros
poblados y población dispersa ubica-
da en lugares cuya vulnerabilidad es
tan grande que impide la opción de
habitabilidad.
El 24 de octubre del 2012 se aprue-
ba, mediante R.M. N°276-2012-PCM,
los Lineamientos para la Constitu-
ción y Funcionamiento de los Gru-
pos de Trabajo de la Gestión del Ries-
go de Desastres en los tres niveles de
gobierno, los que apuntan a guiar la
gestión de los Grupos de Trabajo es-
tablecidos por la Ley del SINAGERD,
que son las instancias de mayor deci-
sión en cada órgano de gobierno.
El 02 de noviembre del 2012, se
aprueba el Decreto Supremo N°111-
2012-PC: Política Nacional de Ges-
tión del Riesgo de Desastres, que
incorpora a la Gestión del Riesgo de
Desastres como una Política Nacional
de cumplimiento obligatorio por to-
dos los niveles del gobierno nacional.
Comprende un conjunto de orienta-
ciones dirigidas a impedir o reducir
los riesgos de desastres, evitar la ge-
neración de nuevos riesgos y efectuar
una adecuada preparación, atención,
rehabilitación y reconstrucción ante
situaciones de desastres, así como mi-
nimizar sus efectos adversos sobre la
población, la economía y el ambiente.
El 12 de mayo del 2014 se aprueba
el Decreto Supremo N°34-2014-PCM:
Plan Nacional de Gestión del Ries-
go de Desastres 2014-2021 (PLANA-
GERD), el que establece un objetivo
nacional, seis objetivos estratégicos,
catorce objetivos especícos y 47 ac-
ciones estratégicas, los que deberán
ser tomados en cuenta por todas las
entidades públicas para implementar
sus metas concretas e indicadores de
desempeño.
3.2 Responsabilidades de entidades
públicas
Todas las entidades públicas, de
los gobiernos nacional, regional y lo-
cal, deben alinearse al Plan Nacional
de Gestión del Riesgo de Desastres.
En tal sentido, el Art. 39° del Regla-
mento de la Ley N°29664, expresa:
“En concordancia con el Plan Nacional
de Gestión del Riesgo de Desastres,
las entidades públicas en todos los ni-
veles de gobierno formulan, aprueban
y ejecutan, entre otros, los siguientes
Planes:
Planes de Prevención y Reducción
del Riesgo de Desastres.
Planes de Preparación.
Planes de Operaciones de Emer-
gencia.
Planes de Educación Comunitaria.
Planes de Rehabilitación.
Planes de Contingencia.
La autoridad correspondiente con-
La gestión del riesgo de desastres en el Perú
151
PAIDEIA XXI
vocará a las entidades privadas y a la
sociedad para el desarrollo de estos
instrumentos de planicación”.
En los planes deben estar los sie-
te procesos técnicos de las gestión del
riesgo de desastres:
Estimación del riesgo: genera cono-
cimiento de peligros y vulnerabilida-
des.
Prevención del riesgo: acciones que
evitan nuevos riesgos.
Reducción del riesgo: reducir vulne-
rabilidades y riesgos existentes.
Reconstrucción: establecer sosteni-
bilidad sin riesgo de áreas afectadas.
Preparación: adecuación organizacio-
nal para un peligro o desastre inmi-
nente.
Respuesta: atención de emergencia o
desastre después de ocurrido.
Rehabilitación: restablecer servicios
básicos e inicio de reparación de da-
ños.
Los cuatro primeros procesos es-
tán a cargo del Centro Nacional de
Estimación, Prevención y Reducción
del Riesgo de Desastre (CENEPRED),
creada con la La Ley N°29664. Los tres
restantes son responsabilidad del Ins-
tituto Nacional de Defensa Civil (IN-
DECI), entidad preexistente.
Mediante los planes, todos los or-
ganismos públicos, organizaciones
privadas y la población deben anali-
zar los riesgos de desastres y exponer
y disponer sus prioridades, energía y
recursos para evitarlos o reducirlos.
El total de organismos de gobierno
público ascienden a 1885, cifra que
consolida a:
18 ministerios.
25 gobiernos regionales.
1842 gobiernos locales
3.3 Perl de la gestión en riesgo de
desastres
Una evaluación hecha en el 2015, a
cinco años de explicitada la voluntad
del Estado, mediante la Ley N° 29664,
para conducir el desarrollo del país
sin el quebranto de los desastres, exa-
minaremos someramente cómo están
actuando los órganos responsables de
conducir los procesos técnicos de la
gestión del riesgo de desastres en sus
propios ámbitos. Ver Cuadro N° 5.
Para tal efecto, tomaremos infor-
mación del propio CENEPRED, en su
informe de seguimiento a junio del
2015, centrándonos solo en diez indi-
cadores:
Constitución del Grupo de Trabajo:
Es proyectar la resolución de alcal-
día, en la que la máxima autoridad
de cada ente de gobierno con los
funcionarios jefes de órganos de-
ben constituir el Grupo de Trabajo
de la Gestión del Riesgo de Desas-
tres (GTGRD).
Instalación del Grupo de Trabajo:
Es tener el acta de la primera reu-
nión del GTGRD.
Formulación de Plan de Trabajo:
Es aprobar el Plan de Trabajo del
GTGRD.
Formulación de Reglamento Inter-
no: Es aprobar el Reglamento Inter-
no de Funcionamiento del GTGRD.
Capacitación y asistencia técnica:
Arturo Isla Zevallos
152
PAIDEIA XXI
Si el GTGRD o funcionarios han
sido fortalecidos en sus capacida-
des.
Actualización del ROF: Si se ha
modicado el Reglamento de Orga-
nización y Funciones de la organi-
zación para incorporar como res-
ponsabilidad la gestión del riesgo
de desastres.
Formulación de un Plan en GRD:
Si cuentan con el Plan de Preven-
ción y Reducción del Riesgo de
El indicador Constitución del
Grupo de Trabajo encarna la prime-
ra acción que debe realizar un ente de
gobierno para dar una seña de cum-
plimiento de la Ley. Se cumple este re-
quisito proyectando una resolución de
la autoridad (resolución ministerial,
regional o local), en el que señala las
autoridades de alto nivel que la con-
forman bajo la presidencia de la máxi-
Desastres.
Mecanismos de monitoreo: Si tie-
nen dicho mecanismo.
Aplican al PP 068: Si han accedi-
do al Programa Presupuestal 068,
que es una fuente de nanciamien-
to especíca para gestión del riesgo
de desastres.
Conocen el PLANAGERD: Si tienen
conocimiento del Plan Nacional de
Gestión del Riesgo de Desastres:
2014-2021.
ma autoridad (Ministro, presidente del
gobierno regional o alcalde). Es un re-
quisito simple, que ha sido cumplido
por la totalidad de los ministerios y
gobiernos regionales, casi las dos ter-
ceras partes de los distritos de la ca-
pital, la mitad de las municipalidades
provinciales y menos de un décimo de
las municipalidades distritales, excep-
tuando las de Lima Metropolitana. El
CUADRO N° 5: INDICADORES DE SEGUIMIENTO A JUNIO DEL 2015
Fuente: CENEPRED-DIMSE. Informe de Monitoreo, Seguimiento y Evaluación de la Política y
Plan Nacional de Gestión del Riesgo de Desastres: Gestión Prospectiva y Reactiva. Setiembre
del 2015. Elaboración propia.
La gestión del riesgo de desastres en el Perú
153
PAIDEIA XXI
grado de cumplimiento de este indica-
dor es un marcador importante de la
omisión total a los mandatos legales.
La Instalación del Grupo de Tra-
bajo, es la acción inicial de funciona-
miento del grupo de trabajo. Se con-
creta con la primera reunión del grupo
de trabajo, la cual se registra en actas
y se toman los primeros acuerdos. Se
reeja que en todos los casos hay en-
tidades públicas que dieron el primer
paso formal, pero nunca se han reu-
nido.
Formulación del Plan de Trabajo
del Grupo de Trabajo y Formulación
del Reglamento Interno de funciona-
miento del Grupo de Trabajo consti-
tuyen dos indicadores que reejan la
proyección de la acción de cada Grupo
de Trabajo. Los avances son menores
en todos los niveles de gobierno.
Los cuatro primeros indicadores
están referidos al Grupo de Trabajo, el
cual es un espacio de coordinación y
de decisión, intra e interinstitucional,
en forma indelegable. El cuarto indi-
cador es el que reeja el grado de for-
malización de la entidad en cuanto al
funcionamiento del Grupo de Trabajo.
La situación es la siguiente: el 66.7%
de los ministerios, 32% de las regio-
nes, 14.8% de los municipios provin-
ciales, 44.9% de los distritos limeños y
el 1.9% de demás distritos del país se
puede decir que disponen de un gru-
po de trabajo con signos de funciona-
miento.
El siguiente indicador extiende la
responsabilidad de la gestión del ries-
go de desastres (GRD) a todos los ór-
ganos de cada gobierno. Se trata de
modicar o actualizar el Reglamento
de Organización y Funciones de la
entidad de gobierno, en el que aparez-
can funciones relacionadas al tema de
la GRD, toda vez de las leyes orgánicas
de los gobiernos (nacional, regional y
local) son anteriores a la Ley N°29664.
Una vez incluida las funciones, las ac-
ciones y el uso de los recursos adquie-
ren legitimidad.
El indicador Capacitación y Asis-
tencia Técnica graca palmariamen-
te los bajos niveles de fortalecimiento
de capacidades recibidos: 16.7 % de
los ministerios, 16% de las regiones,
10.7% de los municipios provinciales,
20.4% de los distritos limeños y 0.2%
de los demás distritos. Estos avances
explican en cierta forma el bajo ade-
lanto en la aplicación de la GRD en el
país.
El siguiente indicador, Formula-
ción de un Plan en Gestión del Ries-
go de Desastres, es clave para deter-
minar si en la región han explicitado
el qué hacer en el tema de la GRD.
Puede notarse que gradualmente los
distintos ámbitos de gobierno van
disminuyendo en la aplicación de la
norma. Los grados de cumplimiento,
son: ministerios 11.1%, regiones 28%,
municipalidades provinciales 9.2%,
municipios distritales limeños 28.6%,
y municipios del resto del país 0.9%.
El indicador Mecanismos de Mo-
nitoreo precisa si se examina la mar-
cha del Plan de la GRD y se propicia la
mejor ejecución. Todas las mediciones
son menores que en el indicador ante-
rior. Ministerios 11.1%, regiones 24%,
municipalidades provinciales 5.1%,
Arturo Isla Zevallos
154
PAIDEIA XXI
municipios distritales limeños 16.3%
y municipios del resto del país 0.6%.
Este indicador es síntesis de la capa-
cidad de gestión máxima en riesgo de
desastres en cada nivel de gobierno.
Obviamente, referido a la etapa de
crear condiciones para su aplicación;
ya que el informe del CENEPRED no
mide indicadores asociados a la ejecu-
ción de acciones concretas, ejecución
presupuestal, inversión en GRD, etc.
Si se tratara de estos logros, el avance
sería desasosegador.
El Programa Presupuestal 068:
Reducción de la Vulnerabilidad y
Atención de Emergencia (PREVAED)
está orientado a nanciar fundamen-
talmente la capacitación y asistencia
técnica, seguridad de locales escolares
y asistencia a poblaciones en emergen-
cia y desastre, principalmente educa-
tivas. El avance en este indicador está
liderado por acciones del sector edu-
cación en toda la república.
El último indicador: Conocen el
Plan Nacional de Gestión del Ries-
go de Desastres (PLANAGERD), es un
indicador que muestra la gravedad del
Sistema de Gestión del Riesgo de De-
sastres, toda vez que el grado de cono-
cimiento es solo eso, saber de su exis-
tencia. No implica haber desarrollado
planes en GRD para sus respectivos
ámbitos que estén consistenciados
con el PLANAGERD o la programación
de metas especícas contributivas a
las metas del PLANAGERD. El 27.8%
de los ministerios, 20% de las regio-
nes, 7.1% de los municipios provin-
ciales, 18.4% de los distritos limeños,
y el 0.3% de demás distritos del país
conocen el PLANAGERD.
La evaluación de los diez indicado-
res analizados deja el interrogante de,
si con el grado de avance en las con-
diciones que la institucionalidad del
SINAGERD presenta en la actualidad,
¿se podrían lograr las metas propues-
tas por el PLANAGERD y así contribuir
a dar seguridad a la vida y el entorno
de todos los pueblos del país?
4. CONCLUSIONES Y RECOMENDA-
CIONES
4.1 Conclusiones
a)
La historia de los desastres en
el Perú da cuenta de una vasta
colección de hechos que parecen
inmortales. Entre todos ellos, los
peligros de tipo climatológicos
(lluvias intensas, inundaciones,
heladas y huaycos) tienen una
alta incidencia y asombran por
los daños que originan, y la con-
moción que causan a la econo-
mía, a la sociedad y al ambiente
nacional. Entre todos los secto-
res, es en la agricultura, don-
de los daños causados por los
desastres en el Perú tienen un
impacto negativo muy severo.
Esto se constata fácilmente por
cuanto esta actividad se carac-
teriza por utilizar ampliamen-
te el recurso suelo y el clima.
En tal sentido, las condiciones
ambientales cuando se extrali-
mitan (abundancia), o son muy
escasas (sequías), u ocurren
en forma inoportuna, afectan
La gestión del riesgo de desastres en el Perú
155
PAIDEIA XXI
drásticamente los cultivos y las
crianzas, el suelo, la distribu-
ción del agua, y provocan la pre-
sencia de plagas y enfermeda-
des. Por tanto, la agricultura se
ve lastimada y dentro de ella el
sector moderno de exportación.
El Fenómeno El Niño de 1997-
1998, cuyos mayores impactos
fueron tangibles en los primeros
meses de 1998, vulneraron la
economía en un valor equivalen-
te al 60.8% del total exportado;
y, especícamente, las pérdidas
en el sector agropecuario, signi-
caron el 98.1% de lo que dicho
sector exportó. Entonces, desde
este punto de vista, el año 1998
fue un año casi totalmente im-
productivo para la agricultura
peruana.
b)
El Estado peruano ha estable-
cido, desde el 2011, una nueva
institucionalidad que ha despla-
zado la concepción antigua de
los desastres (concepción reacti-
va), a la nueva concepción de la
gestión del riesgo de los desas-
tres (concepción preventiva). Es
decir, los desastres se pueden
evitar o reducir. Para tal efec-
to, el SINAGERD ha implanta-
do normas e instrumentos para
instalar capacidades de gestio-
nar los riesgos de desastres en
todas las entidades públicas. Si
bien la voluntad del Estado pe-
ruano ha quedado maniesta, la
realidad es que los avances en la
nueva institucionalidad, categó-
ricamente, demuestran un débil
adelanto en las capacidades de
gestionar el riesgo de los desas-
tres en el sector público. Así, los
niveles de gobierno no han dis-
puesto de un mecanismo de mo-
nitoreo como parte de su gestión
en niveles muy altos: Ministerios
88.9%, regiones 76%, munici-
palidades provinciales 94.9%,
municipios distritales limeños
83.7%, y municipios del resto
del país 99.4%. Visto desde otra
perspectiva, el 72.2% de los mi-
nisterios, 80% de las regiones,
92.9% de los municipios provin-
ciales, 81.6% de los distritos li-
meños, y el 99.37% de los demás
distritos del país desconocen el
PLANAGERD. Si lo desconocen
¿qué papel juegan en su imple-
mentación? y, ¿no será también
signicativo el desconocimiento
de otras normas e instrumentos
técnicos elaborados por los en-
tes rectores del SINAGERD?
c)
Se congura una situación de
poco aliento. Grave a nivel sec-
torial (18), regional (25), provin-
cial (196) y en los distritos lime-
ños (49), porque están a la mano
y son las entidades que cuentan
con mayores recursos y mejores
especialistas. Muy grave en los
demás distritos (1,597), porque
tienen menores recursos, es-
pecialistas de todo tipo y por el
bajísimo acceso a la capacita-
ción y la asistencia técnica.
d)
Considerando que el SINAGERD
es un sistema que debe globali-
Arturo Isla Zevallos
156
PAIDEIA XXI
zar al sector privado y toda la po-
blación, justamente, donde está
la mayor proporción de damni-
cados y afectados por los desas-
tres, se colige el poco arrastre
del SINAGERD a los verdaderos
destinatarios del servicio de dar
seguridad ante el riesgo de los
desastres.
e)
A los cinco años de la dación de
la Ley N° 29664, la proyección
es preocupante. ¿Cuánto tiempo
ha de pasar para llegar a insti-
tuir una ecaz gestión del ries-
go de los desastres, al menos en
la quinta parte de los distritos
del interior del país? La existen-
cia de un cuerpo importante de
organismos de gobierno que no
están consolidados en la gestión
del riesgo expone la debilidad
del SINAGERD, toda vez que el
concepto de sistema abarca la
totalidad y no parte de ella. No
hay un sistema de una parte. Es
decir, un sistema trasciende lo
conceptual cuando incorpora en
la práctica a todos los elementos
constitutivos y, entre ellos, se
maniesta una interdependen-
cia, todo en aras del propósito
de proteger la vida o la calidad
de esta.
f)
A manera de corolario, todo indi-
ca que, en los próximos años, la
gestión del riesgo de los desas-
tres en el país seguirá siendo in-
suciente y, por ende, la agricul-
tura seguirá interrumpida en su
desarrollo. Esta situación impli-
cará pérdida de activos, de mer-
cados y una disminución impor-
tante de la competitividad de los
agentes agrarios y, consiguien-
temente, una merma sensible
de la sostenibilidad. Tácitamen-
te, por razones de contexto y no
por cuestiones de debilidad de
las unidades empresariales. En
denitiva, un desplazamiento de
la competitividad a la calamidad
en el agro.
4.2 Recomendaciones
a)
Reforzar las entidades confor-
mantes del SINAGERD, funda-
mentalmente el CENEPRED.
Dentro de este aanzamiento,
el órgano de fortalecimiento de
capacidades debería merecer ex-
cepcional atención, toda vez, que
es el facilitador de capacidades
en gestión del riesgo de desas-
tres de toda la institucionalidad
pública. Del CENEPRED se han
originado importantes normas y
es incuestionable su capacidad
para normar cientíca y técnica-
mente los procesos de la GRD;
sin embargo, no muestra la mis-
ma fortaleza en hacer accesible
y aplicable dichas normas a los
órganos responsables de ejecu-
tarlas.
b)
La estrategia para expandir el
SINAGERD debería basarse en
el acompañamiento de socios si-
nérgicos, como ENIEX, ONG´s,
universidades y consultores es-
pecializados. En especial, las
entidades que tienen una con-
La gestión del riesgo de desastres en el Perú
157
PAIDEIA XXI
tribución apreciable en el campo
de la gestión del riesgo de desas-
tres, como Soluciones Prácticas
y PREDES.
c)
Sería conveniente revisar la es-
trategia de formular los planes
de prevención y reducción del
riesgo de los desastres, la que
debería estar basada en la par-
ticipación de la población y del
sector privado. El empodera-
miento de este sector no público
sería importante por ser el obje-
to y sujeto de toda acción con-
cebida por el SINAGERD. Aquí
les tocaría un papel importante
a las empresas del agro, toda vez
que es imperativo mantener su
competitividad y sostenibilidad.
d)
Las prioridades deberían estar
en función de la prospección
de daños por cuencas, lo cual
conllevaría a realizar evaluacio-
nes del riesgo; ulteriormente,
los planes respectivos, que con
la debida antelación puedan
denirse y gestionar proyectos,
nanciamiento y actividades
preventivas y de reducción del
riesgo, como también sistemas
de alerta temprana. La culmina-
ción de todo este esfuerzo sería
lograr la sostenibilidad del agro
nacional y, colateralmente, de
otros sectores de actividad.
e)
Es imperiosa la necesidad de
apretar el acelerador para la im-
plantación de los procesos de la
gestión del riesgo de desastres,
sobre todo los de estimación, la
prevención y reducción del ries-
go. En los años inmediatos se
debe resolver la amplia brecha
de organismos de gobierno que,
en la práctica, no están integra-
dos al SINAGERD.
Arturo Isla Zevallos
158
PAIDEIA XXI
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