Culturas ancestrales han utilizado las plantas como medicina, costumbre que
actualmente se está perdiendo debido a la falta de transmisión de estos conoci-
mientos de padres a hijos. A pesar de ello, en los países subdesarrollados, su con-
sumo continúa por su accesibilidad, costos y efectividad. Sin embargo, la medicina
convencional aún no la toma en cuenta por desconocimiento o por falta de una base
cientíca que conrme sus benecios. En tal sentido, las Escuela de Medicina debe-
rían incluir cursos referentes a la medicina tradicional para conocer las plantas que
podrían emplearse como complemento al tratamiento farmacológico.
Palabras clave: plantas medicinales, medicina tradicional, etnobotánica.
Ancestral cultures have used plants as medicine, a custom that is currently
being lost due to the lack of transmission of this knowledge from parents to
children. In spite of this, in the underdeveloped countries, the consumption
of plants as medicine continues because of their accessibility, costs and
effectiveness. However, conventional medicine has not yet taken it into account
due to lack of knowledge or a scientic basis to conrm its benets. Therefore,
medical schools should include courses related to traditional medicine to know
the plants that could be used as a complement to pharmacological treatment.
Key words: medicinal plants, traditional medicine, ethnobotany.
PAIDEIA XXI
Vol. 6, Nº 7, Lima, enero 2018, pp. 159-170
Resumen
Abstract
PLANTAS MEDICINALES: UNA FARMACIA
NATURAL PARA LA SALUD PÚBLICA
MEDICINAL PLANTS: A NATURAL PUBLIC HEALTH
PHARMACY
Gunther Balarezo López
Gunther Balarezo López
160
PAIDEIA XXI
1. Introducción
Desde su aparición sobre la Tierra,
los seres humanos han recurrido a
la naturaleza como fuente de conoci-
miento y recursos. Después de miles
de años de observación y experimen-
tación, llegaron a la conclusión de
que las plantas no solo servían como
alimento, sino, además, tenían pro-
piedades con efectos especícos so-
bre su organismo. Este conocimiento,
originalmente transmitido de manera
verbal de padres a hijos, ha devenido
en la medicina popular. (García, 2004;
Mejía, 2000).
Sin embargo, en muchos países en
desarrollo ha ocurrido una pérdida
importante que pone en riesgo la cade-
na de transmisión de este conocimien-
to tradicional. Por lo tanto, se hace ne-
cesario realizar esfuerzos no solo para
preservar esta herencia cultural, sino
también para registrar la información
sobre ciertas especies que podrían ser
relevantes para el desarrollo de nue-
vas fuentes de medicamentos y de
otros benecios para la humanidad.
A esto se suma que la disponibilidad
de dichas plantas se ha visto reducida
por la degradación de los bosques y su
conversión a campos agrícolas. (Tabu-
ti, 2003;Bermúdez, 2005).
A pesar de esta disminución en la
transmisión del conocimiento, el uso
medicinal de las plantas y derivados
con nalidad terapéutica (prevenir,
aliviar o curar enfermedades), nun-
ca ha dejado de tener vigencia, dado
que los tratamientos a base de plantas
presentan una ventaja con respecto a
los tratamientos químicos, los cuales
son capaces de producir intoxicacio-
nes e intolerancias. En las plantas,
los principios activos se hallan siem-
pre biológicamente equilibrados por la
presencia de sustancias complemen-
tarias que van a potenciarse entre sí,
no acumulándose en el organismo,
limitando así sus efectos indeseables.
(Diario Expreso, 2015b).
Pero también se mencionan des-
ventajas en su uso, y contrario a la
creencia popular, las plantas y las
preparaciones vegetales pueden cau-
sar efectos adversos y tóxicos, reac-
ciones alérgicas severas, interaccio-
nes peligrosas con medicamentos
convencionales e interferir con prue-
bas de laboratorio, causando riesgos
para la salud. También, más allá de
estos riesgos directos, existe el riesgo
indirecto de que un remedio natural
sin ecacia comprobada pueda com-
prometer, retardar o reemplazar una
forma ecaz y efectiva de tratamiento
convencional. Asimismo, las plantas
que son aparentemente seguras bajo
condiciones normales, pueden ser pe-
ligrosas en pacientes bajo condiciones
de vulnerabilidad (ancianos, niños),
enfermedades especícas (diabetes),
circunstancias especiales (periodo pe-
rioperatorio), o cuando se combinan
con medicamentos (anticoagulantes,
antiretrovirales). Los efectos adversos
pueden variar ampliamente y depen-
den de la especie particular de la plan-
ta, de cuándo y cómo es recolectada,
de la parte de la planta usada y de
cómo el material vegetal es procesado.
(Sáenz, 2003).
Plantas medicinales: una farmacia natural para la salud pública
161
PAIDEIA XXI
Por ello, para el buen uso de las
plantas medicinales es necesario co-
nocer correctamente las especies uti-
lizadas, la forma de preparación y do-
sicación. Muchos de los compuestos
presentes en las plantas actúan de
modo sinérgico, de modo que la com-
binación de dos o más especies es con-
dición necesaria para obtener efectos
benécos. (Mejía, 2000). De particular
interés ha sido el empleo de la medici-
na herbolaria, que es parte de la me-
dicina tradicional y que comprende el
uso de plantas o partes de éstas en su
estado natural; es decir, sin procesa-
miento químico. (Bocanegra, 2011).
2. Plantas Medicinales
De acuerdo a la Organización Mun-
dial de la Salud (OMS), una planta
medicinal se dene como cualquier
especie vegetal que contiene sustan-
cias que pueden ser empleadas para
propósitos terapéuticos o cuyos prin-
cipios activos pueden servir de precur-
sores para la síntesis de nuevos fár-
macos. La investigación sobre el uso
de plantas medicinales forma parte
de la etnobotánica, denida como el
estudio de las interrelaciones entre
los grupos humanos y las plantas y
que por su naturaleza incluye áreas
como: botánica, química, medicina,
farmacología, toxicología, nutrición,
agronomía, ecología, sociología, antro-
pología, lingüística, historia y arqueo-
logía, entre otras; lo cual permite un
amplio rango de enfoques y aplicacio-
nes. (Bermúdez, 2005); Gómez-Veloz,
2002; Prance, 1991).
Debido a que las plantas medicina-
les son el mayor recurso terapéutico
usado por la medicina tradicional de
muchos países, existe el interés de
organismos, internacionales, como
la Organización Mundial de la Salud
(OMS) y la Organización Panameri-
cana de la Salud (OPS), traducido en
intervenciones básicamente de tipo
promocional y normativo y de estí-
mulo a los gobiernos, organizaciones
y personal de salud, para promover
y apoyar la atención de la salud con
inclusión de la medicina tradicional.
Asimismo, en la conferencia de Alma-
Ata (Kazajistán), celebrada en 1978,
se acordó impulsar la documentación
y evaluación cientíca de las plantas
utilizadas en la medicina tradicional,
abriendo las puertas al diálogo entre
la medicina tradicional y la moderna,
sobre la base de que las prácticas pe-
ligrosas se eliminarían y solo se pro-
movería lo que fuese seguro y ecaz.
(Bermúdez, 2005; OPS, 1991; Albor-
noz, 1993; Akerele, 1993). Por su par-
te, la Organización de las Naciones
Unidas para la Alimentación (FAO),
resalta que los conocimientos de los
pobladores indígenas “han contribuido
al descubrimiento de alrededor de tres
cuartas partes de los medicamentos
de origen vegetal que se emplean am-
pliamente en el mundo desarrollado”.
(Bocanegra, 2011; Mendocilla, 2001;
Baltodano, 2006).
En tal sentido, para la OMS, la me-
dicina tradicional comprende diversas
prácticas, enfoques, conocimientos y
creencias sanitarias que incorporan
medicinas basadas en plantas, ani-
Gunther Balarezo López
162
PAIDEIA XXI
males o minerales, en terapias espiri-
tuales, en técnicas manuales y en ejer-
cicios aplicados de forma individual o
en combinación para mantener el bien-
estar; además de tratar, diagnosticar
y prevenir las enfermedades. (OMS,
2002; Oblitas, 2013). En cuanto al con-
texto latinoamericano, cuando se hace
referencia a la medicina tradicional,
se reere a la medicación, materiales
elaborados, preparados y productos a
base de hierbas que contienen ingre-
dientes activos de plantas u otros ma-
teriales vegetales o combinaciones de
las mismas. (Bocanegra, 2011).
Es por ello que, desde el punto de
vista sociocultural, se promueve que
todo trabajador de salud comunitaria
debe tener presente en el momento
del desarrollo de sus actividades, lo
siguiente con respecto a la medicina
tradicional (Chifa, 2010):
respetarlas como expresión de cul-
tura popular;
recuperar esas prácticas para utili-
zar y mostrar las riquezas y varie-
dad de respuestas en salud;
sistematizar y conceptualizar teó-
ricamente esas prácticas para su
discusión, investigación, divulga-
ción, aprovechamiento colectivo y
enseñanza.
Entre las razones que se señalan
para el uso de plantas medicinales
destaca su carácter natural, abun-
dancia, facilidad de adquisición, efec-
tividad, ausencia de efectos adversos,
bajo costo, tradición familiar o reco-
mendación de terceros experimenta-
dos. También se menciona la curación
lenta pero segura, la conanza, la ca-
pacidad de curar todo, la inecacia
de los medicamentos y el no necesi-
tar medicinas ni prescripción médi-
ca. ((Bocanegra, 2011; Viganó, 2007;
Bussmann, 2007).
En cuanto al uso terapéutico de las
plantas medicinales, este está general-
mente referido al tratamiento y preven-
ción de problemas digestivos (diarrea,
dolor abdominal, parasitosis y hepato-
patías); problemas respiratorios (cata-
rros, dolor de garganta, rinitis); proble-
mas nerviosos (nerviosismo, insomnio,
estrés); problemas circulatorios (enfer-
medades del corazón, hipertensión, ar-
terias y venas); problemas endocrinos
(diabetes); problemas genitourinarios;
problemas osteomusculares; proble-
mas dérmicos y otros, como sobrepeso,
astenia, menopausia, dolor de cabeza,
caída de cabello e inamaciones. (Bo-
canegra, 2011; Viganó, 2007; Llorach,
2007; Anaya, 2015).
Entre las propiedades que poseen
las plantas medicinales, se mencio-
na principalmente su poder (Munici-
palidad de San Borja, 2014; Morales,
2014):
Aborti
vo: interrumpe el embarazo
o provoca la expulsión del feto an-
tes de tiempo.
Afrodisíaco: estimula o excita la
actividad sexual.
Alucinógeno: provoca alucinacio-
nes modicando las percepciones.
Amargo: ver antianoréxico.
Analgésico: calma o elimina el do-
lor, ya sea de cabeza, muscular o
artrítico.
Antiácido: actúa contra la acidez
estomacal.
Plantas medicinales: una farmacia natural para la salud pública
163
PAIDEIA XXI
Antianoréxico: estimula las secre-
ciones gástricas, ayudando a la
digestión y favoreciendo el apeti-
to; también se les denomina ape-
ritivas o amargo.
Anticancerígeno: impide el desa-
rrollo, crecimiento o proliferación
de células tumorales malignas.
Anticonceptivo: impide la fecun-
dación y por tanto el embarazo.
Antidiabético: reduce los niveles
de glucosa en la sangre.
Antidiarréico: corta la diarrea.
Antiemético o antivomitivo: evita
o detiene los vómitos o náuseas.
Antiespasmódico: alivia o calma
los espasmos (movimientos invo-
luntarios de los músculos de in-
testinos, uréteres, vesícula, que
acusan los cólicos).
Antigonorreíco: sana la gonorrea
o blenorragia.
Antihelmíntico, vermífugo o ver-
micida: expulsa o destruye los pa-
rásitos intestinales.
Antihemorrágico: véase hemostá-
tico.
Antihemorroidal: resuelve las he-
morroides o calma su dolor.
Antihistamínico: bloquea los sín-
tomas de las alergias (congestión,
picazón de los ojos, estornudo y
goteo de la nariz, así como la co-
mezón de la urticaria).
Antiinamatorio: combate la in-
amación o hinchazón de los teji-
dos orgánicos.
Antimicrobiano: extermina micro-
bios causantes de enfermedades y
ayudan a fortalecer los mecanis-
mos de defensa del organismo.
Antineurálgico: sana las neural-
gias y dolores ocasionados por la
irritación de los nervios periféri-
cos.
Antiofídico: antídoto contra la pi-
cadura de serpiente venenosa.
Antipirético: disminuye la ebre.
Antiséptico: sustancia que se
aplica sobre la piel para reducir la
posibilidad de infección, sepsis o
putrefacción.
Antiséptico vaginal: impide la in-
fección en la vagina y las partes
sexuales de la mujer.
Antitérmicas: bajan la temperatu-
ra.
Antitusígeno o béquico: combate
o calma la tos.
Aperitivo: ver antianoréxico.
Astringente: astringe, aprieta,
estrecha, contrae o retiene algu-
na sustancia de los tejidos orgá-
nicos. Disminuye la secreción de
las mucosas, retrae y endurece
los tejidos orgánicos. Usualmente
se reere a que disminuye la se-
creción mucosa, aumenta la ab-
sorción de líquidos por parte de
los intestinos, disminuyendo la
diarrea.
Balsámico: alivia la irritación de
la garganta y reconforta las vías
respiratorias.
Calmante: se reere especialmen-
te a las plantas con efectos se-
dantes y a las que disminuyen o
hacen desaparecer el dolor u otro
síntoma molesto.
Carminativo: calma la inama-
ción de las paredes intestinales
y permite la eliminación de gases
Gunther Balarezo López
164
PAIDEIA XXI
del tubo digestivo. Provoca la ex-
pulsión de los gases intestinales y
alivia la tensión gastrointestinal.
Cicatrizante: estimula el creci-
miento de los tejidos en las heri-
das, favoreciendo la cicatrización.
Depurativo: depura, purica o
limpia los humores (líquidos) del
cuerpo, sobre todo la sangre a tra-
vés del sudor o la orina.
Descongestionante nasal: destapa
la nariz.
Desinfectante: véase antiséptico.
Desintoxicante de alcohólicos:
ayuda a que las personas alcohó-
licas dejen el hábito de beber al-
cohol.
Digestivo: véase sudoríco.
Diurético: aumenta la producción
y eliminación de orina.
Emenagogo: provoca la mens-
truación.
Emoliente: tiene acción antiácida
y protege a los tejidos irritados o
inamados.
Estimulante: combate los efectos
de la fatiga.
Estimulante del parto: que activa
o estimula el trabajo del parto fa-
cilitando la salida del feto.
Estimulante del sistema digesti-
vo: induce el apetito y producción
de jugos digestivos.
Eupéctico: ver antianoréxico.
Expectorante: permite la elimina-
ción de mucosidades alojadas en
vías respiratorias.
Galactogogo: incrementa la secre-
ción láctea durante la lactancia.
Hemostático: favorece o provo-
ca la coagulación de la sangre y
detiene la salida de sangre en las
hemorragias.
Hepatoprotector: tiene la función
de proteger el hígado para que
funcione adecuadamente.
Hipoglucemiante, antidiabético o
antiglucemiante: reduce la canti-
dad de glucosa (azúcar) en la san-
gre y orina de los diabéticos.
Insecticida: capaz de matar insec-
tos.
Laxante (Purgante): acelera la
evacuación de las heces y mejora
el tránsito intestinal. Estimula la
evacuación intestinal en caso de
estreñimiento.
Pediculado: mata los parásitos
que producen la sarna o rasca
rasca.
Purgante: que purga; es decir, que
limpia el vientre de las sustancias
que le son dañinas.
Puricador de la sangre: véase de-
purativo.
Relajante: relaja la tensión mus-
cular y nerviosa.
Soporífero: facilita el sueño.
Sudoríco: provoca sudoración.
Tranquilizante: ayuda a reducir y
controlar estados de ne
rviosismo,
ansiedad e inquietud
De otro lado, se ha reconocido doce
países megadiversos, que tienen el
70% de la ora mundial. Dentro de
ellos, cinco pertenecen a América Lati-
na: Brasil, Colombia, Ecuador, México
y Perú. Los otros países son Austra-
lia, China, India, Indonesia, Madagas-
car, Malasia y Zaire. (Diario Expreso,
2015b). Aunque no existen datos pre-
cisos para evaluar la extensión del uso
Plantas medicinales: una farmacia natural para la salud pública
165
PAIDEIA XXI
global de plantas medicinales, la OMS
ha estimado que más del 80% de habi-
tantes en países en desarrollo recurre
frecuentemente a la medicina tradicio-
nal para satisfacer sus necesidades de
atención primaria de salud, y que gran
parte de los tratamientos tradicionales
implica el uso de extractos de plantas
o sus principios activos. Esta es una
de las razones por la que la OMS pro-
mueve cada vez con más intensidad el
estudio de las plantas utilizadas en la
medicina tradicional herbolaria. (Ber-
múdez, 2005; Bocanegra, 2011).
A pesar del aumento de los es-
tudios en estas plantas, los datos dis-
ponibles señalan que apenas el 15%
han sido estudiadas en su potencial
medicinal para un efecto especíco,
de un aproximado de 250 a 500 mil
especies existentes en el planeta, de
las cuales solo el 10% se puede consi-
derar medicinales. También se estima
que el 20% de las prescripciones mé-
dicas contienen productos a base de
plantas. (Lock, 2009).
Actualmente, en países como
Hungría, Polonia, Alemania e Inglate-
rra, las investigaciones terapéuticas
están adquiriendo un empuje insospe-
chado. Asimismo, los norteamericanos
desde hace años envían investigadores
a distintos países para el estudio de
las plantas consideradas en cada lu-
gar como medicinales; estudio llama-
do etnofarmacognosia, y que se basa
en el conocimiento de origen popular o
de transmisión oral. (Diario Expreso,
2015c).
3. El Perú
Se caracteriza por una gran biodi-
versidad vegetal y una cultura tradi-
cional de uso de plantas con propósi-
tos medicinales muy arraigada en los
pueblos andinos y amazónicos. Sin
embargo, esta medicina tradicional no
ha logrado formalizarse como ha ocu-
rrido en algunas culturas asiáticas,
como la India, China y Corea. Uno de
los problemas es que la transmisión
del conocimiento tradicional indígena
en el Perú es por vía oral y poco o nada
aparece registrado en textos cona-
bles. El desconocimiento de la escritu-
ra es una de las causas de la ausencia
de mucha información, aunque parte
de ello ha sido incorporado en docu-
mentos escritos durante la conquista
española a partir del siglo XVI, parti-
cularmente a través de los cronistas.
(Gonzales, 2011; Calixtos, 2006).
Asimismo, se estima en 25 mil las
especies existentes, aunque algunos
cientícos calculan que esta cifra pue-
de ser duplicada. Aproximadamente
4 mil especies tienen diversos usos
en la alimentación, salud, cosmética,
tintura, aromatizantes y saborizantes,
entre otros. (Gonzales, 2011; Calix-
tos, 2006). La participación que tie-
ne el país en el mercado mundial de
productos naturales solo es de 0,02%.
Solo se utilizan unas 1 400 especies
con propiedades medicinales de uso
popular, de las cuales solo un peque-
ño porcentaje de estas y sus derivados
se comercializan dentro y fuera del
país. (Brack Egg, 1999; Pamo-Reyna,
2009).
Gunther Balarezo López
166
PAIDEIA XXI
Las razones para el uso de plantas
medicinales obedecen a la riqueza y
variedad en especies vegetales y a la
tradición existente sobre su empleo
desde el periodo preinca, que ha per-
sistido hasta la actualidad. El uso de
plantas medicinales coexiste con la
medicina occidental, especialmente
en el primer nivel de atención, don-
de su uso está orientado a prevenir
y aliviar diversos problemas de salud
(Baltodano, 2006). Además, según las
encuestas realizadas a expendedores
y compradores, el uso y manejo de
las especies medicinales nativas es-
tán relacionadas y arraigadas al co-
nocimiento ancestral transmitido de
padres a hijos, el cual es mayormente
expresado en las zonas rurales. (Hua-
mantupa, 2011).
Se debe también tener en cuenta
que en el Perú un tercio de las per-
sonas vive en pobreza o pobreza ex-
trema, por lo que no cuentan con los
medios económicos necesarios y no
tienen acceso a los servicios de sa-
lud, lo cual los conduce a recurrir a
la medicina tradicional por ser más
accesible y barata que los productos
farmacéuticos. (Bermúdez, 2005). Asi-
mismo, en las grandes ciudades viven
personas que en su mayoría son mi-
grantes o hijos de migrantes de la cos-
ta, sierra y selva, quienes están cul-
turalmente más asociados al consumo
de productos naturales para el trata-
miento de problemas relacionados a la
salud. Estos conocimientos han sido
adquiridos de sus ancestros, brujos o
chamanes y/o personas de sus comu-
nidades. (Lock, 2009).
Cabe indicar en el año 2007 se rea-
lizó una cumbre internacional organi-
zada por el Colegio Médico del Perú, co-
nocida como La Declaración de Lima,
la cual reconoce, entre otros puntos,
la importancia de la medicina tradi-
cional y recomienda su armonización
y articulación con los sistemas de sa-
lud ociales de cada país. La medicina
occidental y la tradicional no son ex-
cluyentes, sino coexisten, dependien-
do de la disponibilidad de los servicios
de salud. En el Perú, el tema ha sido
trabajado mediante varios estudios de
etnobotánica realizados en diversas
poblaciones; sin embargo, no se han
encontrado estudios sobre la frecuen-
cia de empleo de plantas medicinales
ni en la población en general ni entre
aquellos que acuden a hospitales del
sistema ocial de salud, especialmen-
te al tercer nivel de atención, donde
existe una mayor oferta de servicios
de salud, que incluye medicamentos,
terapias y servicios disponibles. Esto
ocurre principalmente en las zonas
netamente rurales. (Oblitas, 2013).
Conclusiones
En la ac
tualidad, a pesar de exis-
tir la medicina convencional o cien-
tíca, muchas personas practican y
consumen productos naturales para
hacer frente a enfermedades o pro-
blemas de salud. En muchos casos,
la medicina occidental y el sistema
de salud no aceptan el uso de pro-
ductos naturales como una alterna-
tiva o complemento al tratamiento
farmacológico, tal vez por el desco-
Plantas medicinales: una farmacia natural para la salud pública
167
PAIDEIA XXI
nocimiento de sus benecios o por
no tener conanza en su efectivi-
dad para combatir una enfermedad.
(Lock, 2009).
Asimismo, es conveniente que su
uso sea racional, para no convertirla
en un arma de doble lo que atente
contra la salud de quienes la utilizan.
Por ello, antes de consumir cualquier
tipo de planta, es indispensable con-
sultar a un experto o conocedor. So-
bre todo, deben tener cuidado perso-
nas con determinadas característi-
cas, o que sufren alguna enfermedad
o problema de salud. (Diario Expreso
2015a). Además, la falta de controles
adecuados en la fabricación así como
en la comercialización, han permiti-
do la falsicación del contenido de
muchos productos herbarios, en los
cuales se ha encontrado carga mi-
crobiana (equivalente a contamina-
ción fecal). (Sáenz, 2003).
Cabe destacar que en los últimos
años la investigación cientíca de
las plantas medicinales ha resurgi-
do con inusitado interés, partiendo
del hecho de que gran parte de la
población de muchos pueblos recu-
rre a la medicina tradicional como
única fuente para resolver sus pro-
blemas de salud. (Alvarado, 2007).
En tal sentido, las Facultades o Es-
cuelas de Medicina deberían incluir
en sus currícula, la enseñanza de la
medicina tradicional, sus productos,
en qué casos se puede aplicar y las
contraindicaciones de uso. Estos co-
nocimientos, debidamente sistemati-
zados, podrían contribuir a resolver,
en parte, los problemas de salud de
la población menos favorecida y más
alejada de los centros de tratamiento
formal, cuyas posibilidades de cu-
rarse son limitadas por el alto costo
de los fármacos modernos. (Mejía,
2000).
Finalmente, no puede dejar de
mencionarse que algunos médicos se
oponen al empleo de los remedios y
los métodos de la medicina popular,
debido a que algunas plantas medi-
cinales no han mostrado las propie-
dades que les atribuye la experiencia
popular e, incluso, algunas han re-
sultado peligrosas porque no existe
una base cientíca qu
e sustente sus
benecios para la salud. (Diario Ex-
preso, 2015b).
Gunther Balarezo López
168
PAIDEIA XXI
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