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PAIDEIA XXI
The keys to articial learning
articial ha jugado un rol fundamental
en estos avances (Haenlein & Kaplan,
2019). Desde los primeros intentos por
diseñar una rudimentaria imitación
del razonamiento matemático, con
la máquina analítica de Babbage en
1837, hasta los actuales robots y
chatbots dotados de deep learning, una
arquitectura computacional basada
en redes neuronales articiales que
permiten aprender a los androides
reales y virtuales (Zador, 2019), e
incluso conversar de tú a tú con
cualquier ser humano, sobre cualquier
tema, en cualquier idioma, y con
bromas de por medio (Retto, 2017).
Sin embargo, nuestros sucesores
tienen aún mucho que aprender de la
cultura humana (Lalwani, 2016), para
nalmente poder desligarse de ella
e iniciar su propia historia (Spelke &
Blass, 2017). El objetivo de este artículo
es pues, describir los puntos clave que
hacen posible ese aprendizaje articial.
Imitar para evolucionar
Para que se produzca el aprendizaje
articial, se ha venido utilizando diver-
sas estrategias electrónicas que imiten
la sinapsis cerebral humana, la cual
se sabe ya desde hace algunos años
que no solo es una simple trasmisión
de datos, sino una computación de los
mismos (Seung, 2017). Es por eso que
la reiteración de mensajes similares,
termina por inducir a las neuronas a
crear atajos, ahorrándole largos y re-
petitivos recorridos a la información
(Barak, 2019). Es el cimiento del
aprendizaje.
La Conectómica explica muy bien
toda esta génesis mental (Ryding,
2019), pero además ofrece algunos
buenos modelos de arquitectura neu-
ronal. Y la tecnología empezó a imi-
tarlas, reemplazando las naturales y
sosticadas reacciones químicas ce-
rebrales, por una ingeniosa circuitería
nanotecnológica (Silva, 2018), cuyos
mejores productos son por el momen-
to los recientes memristores diseña-
dos durante 2020 en el Instituto de
Tecnología de Massachusetts. Estos
nuevos dispositivos, han sido elabora-
dos con una aleación de plata y cobre,
combinación que ha permitido alber-
gar decenas de miles de sinapsis arti-
ciales en un chip, que, al ser activadas,
son capaces de evocar experiencias vi-
suales pasadas, imitando elmente a
la sinapsis humana, con el añadido de
ser dispositivos ultra-pequeños (Chu,
2020).
¿Cómo hacer que una máquina
aprenda?
Los primeros pasos concretos para
hacer realidad este desaante sueño
tecnológico, empezaron en 1955 con
la célebre Sesión sobre Máquinas
de Aprendizaje, llevada a cabo en
Los Ángeles, Estados Unidos. En
dicho evento, se presentaron cuatro
artículos cientícos en los que se
concluía que una máquina -en
concreto una computadora- realmente
podía ser capaz de aprender, al menos
de forma “ruda”, pero que había
muchos factores técnicos que deberían
mejorarse con el tiempo, como la
velocidad de procesamiento, el trabajo
en paralelo, y el renamiento de los
dispositivos electrónicos de la época.
Los autores de esos artículos fueron: