Sotomayor-Garnica
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PAIDEIA XXI
exc
luyeron las dimensiones psico-
emocionales de la sexualidad (González,
2012).
En el siglo XXI las dimensiones
ps
ico-emocionales de la sexualidad,
continúan relegadas al discurso pro-
gramático con vocación de cambio, así
como las acciones educativas dirigidas
a mejorar la percepción de riesgo del
embarazo en adolescentes (Gómez et
al., 2017). Para los adolescentes en
América del sur y concretamente en
la nación peruana, el abordaje de la
sexualidad continúa confrontando
obstáculos derivados del anclaje en
tradiciones restrictivas de lo sexual
(Madureira & Branco, 2015; Motta et
al., 2017).
Es necesario destacar que social-
mente el elemento del género se ex-
presa en la diferenciación de conduc-
tas, que requieren ser consideradas
como parte del abordaje holístico de
la sexualidad adolescente (Tur-Porcar
et al., 2019). Es esta necesidad que
convierte a la escuela en la institución
indicada para que el joven estudiante
reconozca aspectos de su propia se-
xualidad. De acuerdo con el Diseño
Curricular Peruano, los contenidos
de Educación Sexual Integral (ESI)
se encuentran en áreas curriculares
de primaria y secundaria. En secun-
daria, las áreas que incluyen temas
relacionados con la educación sexual
muestran que existe el mito de que si
se proporciona información y servicios
sobre sexualidad, anticoncepción y
prevención de Enfermedades de tras-
misión sexual (ETS)/ SIDA, los ado-
lescentes, contribuirían a la promis-
cuidad. Sin embargo, las evidencias
sugieren lo contrario: a mayor infor-
mación tendrían mayor responsabili-
dad en su comportamiento (Friedman,
1992).
En el caso especíco del Perú,
en la última década se han dado
saltos cuantitativos en la difusión
de información y la prevención de
riesgos asociados a la actividad sexual
precoz. Como avance del logro tanto el
despacho del Ministerio de Salud, la
UNFPA & MINSA (2018), han facilitado
importantes datos signicativos en
asuntos de fomento de la salud sexual
adolescente. El informe, presentado en
el año 2018, indicó que el 47% de un
total de 43 instituciones abordadas,
dedican menos de 10 h semanales a la
atención de los adolescentes. Más grave
aún fue que el informe que muestra que
un 36% de las instituciones carece de
programas de información y formación
(UNFPA & MINSA, 2018). El Perú se
ubica dentro de los países con mayor
porcentaje de embarazos adolescentes,
alcanzando cifras que indican que
una de cada siete adolescentes se
encuentra embarazada o ya tiene
al menos un hijo. En el año 2018
esa cifra se incrementó en las zonas
rurales, donde se registró que una de
cada tres adolescentes embarazadas es
menor de 15 años (UNFPA & MINSA,
2018). Un aspecto importante en este
tema está relacionado directamente
con la formación de los docentes en
educación sexual, el cual tiene como su
principal objetivo informar de manera
afectiva y efectiva sobre los efectos de
los embarazos a tempranas edades.
Varios estudios han determinado
los niveles de motivación, así como