Pérez-Campana et al.
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PAIDEIA XXI
menor a los porcentajes encontrados
en el estudio que se rerió.
Otro estudio que se realizó en La
Habana (Cuba) sobre carbono lábil
como un indicador de cambios en dos
suelos bajo diferentes usos, observó
que las concentraciones de carbono en
mgCKg-suelo-1 en los suelos variaron
entre 226,14±43,99 y 546,72±36,31,
donde estos valores dependen del
tipo de uso del suelo (Ginebra et al.,
2015). En la presente investigación,
no se midió el carbono lábil, pero se
sugiere que su contenido pudo estar
bajo, ante la limitación de vegetación
y plantaciones agrícolas.
Asimismo, se realizó un estudio
sobre las propiedades físicas del suelo
en diferentes sistemas agrícolas en
la provincia de Los Ríos (Ecuador)
donde se midió el porcentaje de MO
en presencia de un bosque, maíz,
cacao, pasto y palma aceitera. La
MO se registró a seis intervalos de
profundidades (0-0,1; 0,1-0,2; 0,2-
0,3; 0,3-0,4; 0,4-0,5 y 0,5-0,6). Se
encontró diferencias estadísticamente
signicativas en el cuarto y sexto nivel
de profundidad donde los mayores
porcentajes de la MO se midieron en
la parte supercial y en presencia
del suelo con pasto. El porcentaje de
la MO varió entre 13,6 % y 25,0 %
(Novillo et al., 2018). A pesar que, el
suelo estudiado se caracterizó como
agrícola, no se observó rendimiento de
cultivos.
Raison & Rab (2001) indican que,
la MO es un componente fundamental
en los procesos edácos de modo
que, cualquier variación produce
efecto negativo hacia la productividad
del suelo como sistema agrícola.
Asimismo, este bajo contenido,
dicultó la formación de agregados lo
cual se interpretó como disminución
sobre posibles ujos de agua, aire y
calor hacia la composición del propio
suelo, tal y como lo señala Alvarado et
al. (2009).
El contenido de MO en suelos
agrícolas es el resultado del balance
entre las adiciones de residuos
orgánicos y su tasa de mineralización
(Galvis, 2000). Aunque en este estudio
no se evaluaron las condiciones de
temperatura y humedad del medio,
contenido de elementos nutritivos, tipo
y cantidad de coloides, condiciones de
aireación del suelo y la composición de
los residuos orgánicos, según Strahm
& Harrison (2008) estos parámetros
pueden afectar la productividad del
suelo.
Ante las condiciones aerobias
favorables del suelo, una fracción
del carbono se mineraliza siendo
acumulado como humus estable
(FAO, 2007) lo cual, condiciona a la
interacción de la fauna edáca y, por
ende; al metabolismo de las raíces de las
plantas que en el suelo se desarrollan.
Cualquier carencia de partículas
asociadas de arcilla e inestabilidad
química por compuestos altamente
tóxicos pueden descomponer a la MO.
En este estudio, no se observó que la
MO estuviera afectada.
Ante los resultados hallados las
diferentes capas de perl del suelo
presentaron óptima calidad con
relación a la MO lo que denotó, fracción
participativa de la biota en los procesos
de descomposición y transformación