Percepción de los estudiantes universitarios sobre la utilidad del aula virtual
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PAIDEIA XXI
d) La formación de los docentes
La mejor manera de lograr el uso
de esta tecnología entre los docentes,
es promoviendo la adecuada formación
desde el propio campus, incentivando
el uso y la integración del AV a partir de
la consideración de sus necesidades,
orientada a la acción práctica (para que
no se quede solo en teoría) y, facilitan-
do los adecuados medios tecnológicos y
un buen asesoramiento continuo.
Este es un objetivo no muy fácil de
lograr, debido a que aún hay muchos
docentes que ven con recelo e indife-
rencia el uso de estos recursos. Como
bien expresa Marques, P. (2000), cam-
biar un paradigma exige una readap-
tación mental y estructural a las nue-
vas condiciones y al nuevo contexto.
En esta dinámica de cambio y adap-
tación, como hemos mencionado an-
teriormente, no hay un solo punto de
partida, son varios, y los impulsores de
la innovación educativa deben actuar
simultáneamente. Si falla uno de los
elementos la acción queda gravemente
lastrada. El problema aumenta cuan-
do pensamos y comprobamos la difícil
coordinación de cada una de las accio-
nes que consideramos deben aunarse.
Percepción de los estudiantes sobre
el uso del aula virtual
Las valoraciones personales de los
estudiantes respecto a las interaccio-
nes con el AV como apoyo a las clases
presenciales que favorezca su aprendi-
zaje son importantes. Esta valoración
funciona como motor de graticación,
pues obliga al estudiante a adaptarse
al medio a través de la construcción de
conceptos y uso del lenguaje en el ejerci-
cio comunicativo. Por otro lado, también
funciona como un contexto al que el
estudiante apela para recordar, recrear
y resignicar el contenido cuando está
fuera de esa clase, ya que evocar lo su-
cedido en el seno del ámbito social de
clase, los diálogos, las argumentaciones,
etc. permiten al estudiante recontextua-
lizar el contenido en futuras ocasiones.
Para indagar la valoración que ha-
cen los estudiantes sobre el uso del
AV, debemos tener en cuenta que
nuestros estudiantes actuales son
hablantes nativos del lenguaje de las
computadoras, los videojuegos e inter-
net. Por el contrario, para muchos de
los docentes, lo digital es una segun-
da lengua que se reeja fundamental-
mente en nuestra vida académica y
profesional. Usamos internet cuando
necesitamos un libro que previamente
dé cuenta del problema, antes de usar
un aparato leemos el manual, antes
de ejecutar un programa necesitamos
saber que tecla tocar, etc. Justo a la
inversa de los nativos digitales, que
hacen primero y se preguntan des-
pués. Neurológicamente, este segundo
lenguaje ocupa áreas del cerebro dis-
tintas de las que se movilizan con el
aprendizaje de la lengua materna.
Debido a que pensamos que los es-
tudiantes son nativos digitales, en mu-
chos casos damos por sentado que el
estudiante posee unas mínimas com-
petencias tecnológicas, pero no resul-
ta tan obvio presuponer que cuentan
con las habilidades necesarias para el
aprendizaje autónomo. La adquisición
de esas habilidades es el primer esca-