Alcances y limitaciones del análisis Costo Benecio para proyectos ambientales y de cambio climático
35
PAIDEIA XXI
realizar una inversión cuando los
benecios son mayores que los costos.
Sin embargo, este concepto básico
tiene un sustento algo más sosticado
en la teoría económica neoclásica. En
esta teoría, la asignación de recursos
es óptima (económicamente eciente)
cuando no existe ninguna posibilidad
que alguien se benecie sin reducir
los benecios de otra persona. A éste
se le denomina un Óptimo de Pareto,
por el nombre del economista italiano
que planteó esta idea a inicios del siglo
XX. Si los recursos están asignados de
tal manera que una redistribución de
dicha asignación permite aumentar
los benecios totales, este incremento
podría beneciar a alguien sin afectar a
ninguna otra persona. Es evidente que
si existe la posibilidad de incrementar
los benecios totales no estamos
en un Óptimo de Pareto, vale decir
la asignación de recursos no sería
eciente, porque habría una situación
mejor que no se está logrando, y
esta situación mejor representaría el
optimo económico (de Pareto) o, lo que
es lo mismo, la eciencia económica.
El ACB tiene por objeto determinar
si una inversión especíca que
se desea realizar permite obtener
benecios mayores que los costos
de dicha inversión. Si ello ocurre,
entonces la asignación de recursos
para esa inversión permite contribuir
a la eciencia económica, es decir a
un Óptimo de Pareto. En rigor, dado
que pueden existir diversas opciones
alternativas para el destino de una
inversión, solamente la opción de
mayor benecio neto (benecio menos
costo) es la inversión óptima en el
sentido de Pareto. Por ejemplo, si para
una inversión tenemos varias opciones,
cada una con retornos diferentes
de 10, 20, 30 y 40 dólares y riesgo
igual, la alternativa económicamente
eciente es la que provee un benecio
neto de 40. Las otras opciones también
permiten obtener un benecio neto
positivo, pero si eligiéramos cualquiera
de ellas siempre nos quedaría abierta
la posibilidad de obtener un benecio
neto de 40 y así incrementar el
benecio total de la sociedad, con lo
que alguien podría beneciarse sin que
nadie se perjudique y no estaríamos
en un Óptimo de Pareto.
La regla de benecio-costo se utiliza
comúnmente para la evaluación de
las decisiones de inversión privadas,
en donde cada inversionista desea
asegurar que logra el máximo benecio
de sus inversiones. Sin embargo, la
ciencia económica busca determinar
las condiciones para el logro del
máximo benecio de la sociedad. Éste
se lograría si las decisiones privadas
fuesen congruentes con el logro del
máximo bienestar social, pero ello no
es necesariamente la situación usual.
Para lograr el máximo benecio social,
una condición necesaria es que los
precios de los bienes y servicios en
el mercado reejen la escasez social1
de los recursos empleados para
producirlos, lo cual solo puede ocurrir
de manera espontánea en el mercado
bajo las condiciones restrictivas de la
competencia perfecta. En este marco,
los productos con un mayor contenido
de recursos escasos serán más caros y