Sr. Editor
La salud ocular, sin lugar a duda, ha ido tomando mayor relevancia en los últimos años debido a la
promoción de hábitos saludables en busca del cuidado de nuestros ojos, pero también surge la incógnita de si
al estar expuestos cada vez más a aparatos electrónicos con pantallas, éstas, puedan ser perjudiciales para
nuestro bienestar visual ya que, debido al confinamiento, la utilización de estos como herramienta de
trabajo y estudio ha incrementado exponencialmente.
La Asociación Americana de Optometría (AOA) define al Síndrome Visual informático (SVI) o fatiga
ocular digital como un “grupo de problemas relacionados con los ojos que resultan del uso prolongado de
computadoras y teléfonos celulares''. El término puede no ser completamente exacto, pero es prevalente en
los usuarios de computadoras. Los síntomas más importantes son: sequedad ocular, astenopia, visión borrosa,
etc.
(1).
Se estima que el trabajador estadounidense promedio pasa alrededor de 7 horas diarias frente a la
computadora (AOA) y el 90% de los 70 millones de estos, que usan computadoras durante más de 3 horas al día
experimentan SVI de alguna forma. Los síntomas pueden deberse a distancias de visualización inadecuadas,
mala postura, o una combinación de estos factores
(2). El informe del SVl de 2016
en Estados Unidos, donde participaron más de 10000 adultos, identificó una prevalencia de síntomas del 65%,
y las mujeres se vieron más afectadas que los hombres (69% frente a 60%, respectivamente). El SVI fue
informado con mayor frecuencia por personas que usaron dos o más dispositivos simultáneamente, con 75% de
prevalencia. El hallazgo de mayores síntomas en las mujeres estuvo acorde con los hallazgos de 2012 entre
una cohorte de 520 trabajadores de oficina en Nueva York y puede estar relacionado con diferencias de género
en la prevalencia del SVI
(3).
Las cifras en la Unión Europea, respecto al número de trabajadores que utilizan las tecnologías de
información y telecomunicaciones (TIC), han ido en aumento
(4). El uso de estos
dispositivos está más extendido en los sectores de servicios financieros, quienes informaron usarla a una
alta intensidad hasta en un 57%
(4).
Entre 426 trabajadores españoles, la prevalencia de SVI fue del 53%. Con 6 o más horas de uso de la
computadora, los usuarios de lentes de contacto tenían más probabilidades de verse afectados que los no
usuarios, con prevalencias del 65% y 50%, respectivamente. El hallazgo se atribuyó a la interacción mecánica
de las lentes de hidrogel de silicona con la superficie ocular
(3).
El contexto en Perú no es ajeno a los datos a nivel mundial, ha habido un incremento en el acceso de
los hogares a las TIC. En el segundo trimestre de 2020, por cada 100 hogares en 99 existe al menos una TIC
(5). En relación con los hogares con al menos una computadora en el primer
trimestre del 2020, en el 94,0% es para uso exclusivo del hogar
(5). No se ha
encontrado numerosa información en concreto en el Perú sobre el SVI, pudiendo citar un estudio acerca del
efecto del tiempo de exposición a pantallas de visualización de datos sobre la fatiga visual en digitadores
del hospital Almenara en el que se concluye que hay mayor probabilidad de presentar fatiga visual debido al
tiempo de exposición
(6). Un segundo estudio, realizado en la Universidad Peruana
Unión, muestra la prevalencia del SVI de todos los estudiantes universitarios de postgrado que fue de (61%),
a causa de computadoras (57,5%), seguido del celular (37%)
(7).
A raíz que las labores pedagógicas y productivas requieren el uso de las TIC, es posible predecir
que el SVI podría convertirse en un problema de salud pública teniendo como referencia la estadística
mundial que muestra una alta prevalencia y sumando el desconocimiento de esta problemática, va a ser de suma
importancia la difusión de campañas concientizadoras sobre salud ocular, así como educar a la población
sobre el uso de niveles adecuados de iluminación, correcta postura y descansos periódicos, los cuales
propiciarán una mejora en la salud ocular en las personas.