ARTÍCULO ORIGINAL
REVISTA DE LA FACULTAD DE MEDICINA HUMANA 2023 - Universidad Ricardo Palma
1Universidad de Montemorelos, Montemorelos, México.
aLicenciada en Nutrición.
bMaestro en Salud Pública.
cMaestra en Salud Pública.
RESUMEN
Introducción: Los rasgos del apetito (RA) forman parte de la conducta alimentaria de la persona, con una serie de respuestas continuas que se relaciona con la elección y consumo de alimentos y, también, con aspectos al momento en que se realiza la alimentación como son la frecuencia de las comidas, el lugar, la compañía con la que se comparten, entre otros. Estos factores pueden tener un impacto significativo en la forma en que se alimenta una persona y en su salud a largo plazo. Objetivo: Analizar la posible asociación entre la conducta alimentaria materna y la composición corporal del adolescente, de una preparatoria de la ciudad de Allende, Nuevo León, en México. Método: Se realizó un estudio cuantitativo, transversal y correlacional. El periodo del presente estudio fue de febrero a agosto de 2022. La población fue de 41 binomios (madre e hijo adolescente entre 15 y 17 años) de una preparatoria del municipio de Allende, Nuevo León, México. Para probar la hipótesis, se utilizó el coeficiente de correlación de Spearman. Resultados: Al correr la prueba estadística se encontró que no existe una correlación significativa entre el nivel de conducta alimentaria de la madre y la composición corporal del adolescente (rs = -0,174, p = 0,277), por lo cual se rechaza la hipótesis de investigación. Conclusiones: Se encontró que la conducta alimentaria de la madre no se relaciona significativamente con la composición corporal del adolescente, de acuerdo a la muestra considerada en el presente estudio.
Palabras Clave: Comportamiento alimentario, obesidad, composición corporal. (Fuente: DeCS-BIREME)
ABSTRACT
Introduction: Appetite traits (RA) are part of the eating behavior of the person, with a series of continuous responses that are related to the choice and consumption of food, but also to aspects at the moment in which the feeding is carried out, the frequency of meals, the place, the company with which they are shared, among others. These factors can have a significant impact on the way a person eats and on their long-term health. Objective: To analyze the possible connection between maternal eating behavior and the body composition of the adolescent, from a high school in the city of Allende, Nuevo León, in Mexico. Method: A quantitative, cross-sectional and correlational study was carried out. The period of the present study was February-August 2022, the population was 41 couples (mother and adolescent son between 15 and 17 years old), from a high school in the municipality of Allende, Nuevo León, Mexico. To test the hypothesis, Spearman's correlation coefficient was obtained. Results: When running the statistical test, it was found that there is no significant correlation between the level of eating behavior of the mother and the body composition of the adolescent (rs = -0.174, p = 0.277), therefore, the hypothesis of investigation. Conclusions: It was found that the eating behavior of the mother is not significantly related to the body composition of the adolescents with the sample considered in the present study.
Keywords: Eating behavior, obesity, body composition. (Source: MeSH-NLM)
INTRODUCCIÓN
La conducta alimentaria se define como el comportamiento normal relacionado con los hábitos de alimentación, la selección de alimentos que se ingieren, las preparaciones culinarias y las cantidades ingeridas de ellos. En los seres humanos, los modos de alimentarse, preferencias y rechazos hacia determinados alimentos están fuertemente condicionados por el aprendizaje y las experiencias vividas en los primeros cinco años de vida. En general, el niño incorpora la mayoría de los hábitos y prácticas alimentarias de una comunidad antes de esa edad. La madre tiene un rol fundamental en la educación y transmisión de pautas alimentarias al hijo, por lo que debe centrarse, en ella, la entrega de contenidos educativos preventivos que permitan enfrentar precozmente las enfermedades relacionadas con conductas alimentarias alteradas (rechazos alimentarios, obesidad, diabetes, dislipidemias, anorexia nerviosa). Por lo tanto, el presente estudio buscó analizar la posible asociación entre la conducta alimentaria materna, con la composición corporal del adolescente, de una preparatoria de la ciudad de Allende, Nuevo León, en México. A continuación, se describe los antecedentes del estudio.
ANTECEDENTES
Rasgos del apetito
Concepto
El apetito es el deseo de comer, el proceso de elección y consumo de alimentos, que se relaciona con el área genético-hereditaria, cuyas características se pueden reconocer desde los primeros años de vida, a través de diversos comportamientos (1,2). Cuando se habla de los rasgos del apetito se refiere a una tendencia constante hacia la comida (3). En este mismo sentido, cuando un individuo es susceptible o no controla sus apetitos está en riesgo de entrar al terreno del desarrollo de la obesidad (4-6). Por su parte, González (7) comenta que el apetito es un deseo psicológico de comer, ya que está relacionado con experiencias sensoriales, y la inhibición de comer cuando el sistema digestivo se detiene se considera una sensación de saciedad.
Conducta alimenticia
De acuerdo a Osorio (8), la conducta alimentaria es el acto relacionado con
hábitos alimentarios, elección de alimentos, preparaciones culinarias
y cantidades consumidas. Esto se debe a la interacción de factores como la fisiología del apetito y la
saciedad,
socioculturales, familiares y trastornos del apetito.
La conducta alimentaria es un comportamiento que realiza una persona con respecto a los hábitos
alimenticios (8), la cual puede provocar estilos negativos alimentarios
que ponen en riesgo la salud del ser humano (9). Generalmente, estas
conductas son provocadas por mantener una figura física delgada ante las exigencias de la sociedad
(10).
Actualmente, se considera que la conducta alimentaria constituye un grave problema de salud a nivel
mundial y abarca
todas las edades. Este problema es más frecuente en las jóvenes (11). Sobre
esta idea, se señala que la mayoría de las mujeres, para evitar
el rechazo de la sociedad, evitan consumir
calorías y así conservar su estado físico (12). Ello les provoca una
disminución excesiva de su peso normal que les produce migraña, fatiga e ira, entre otros (13).
El comportamiento alimentario se caracteriza por una ingesta excesiva de alimentos y el uso de productos
sustitutivos de
las comidas que pueden conducir a la obesidad (14). En un estudio sobre el
control de la obesidad, se encontró que el 53,6% de los pacientes tenía problemas de conducta
alimentaria (15);
en otro estudio, se encontró que, en pacientes con controles de obesidad, el 20,6% mostró conductas
alimentarias
anómalas (16). Por otro lado, el sobrepeso en la infancia es uno de los
factores más relevantes para tener comportamientos alimentarios
en edad adulta (17,18). Además, patrones alimentarios
problemáticos a edades tempranas están asociados a la conducta alimentaria (19).
Composición corporal del adolescente
De acuerdo a Kaufer-Horwitz (20), el sobrepeso (SP) y la obesidad (OB)
representan un problema de salud pública y se ha demostrado que son el resultado de
cambios acelerados en la demanda de alimentos, incluidos los cambios en el estilo de vida.
Por su parte, Torres (21) señala que, en la sociedad, las interacciones con
las comunidades y los alimentos dan forma a la realidad de cómo será
la futura exposición a los alimentos. En otras palabras, las costumbres y tradiciones de los adultos son
comportamientos
a los que los niños pueden referirse en su vida adulta.
Según De La Cruz, el SP y OB infantil son considerados problemas de salud pública de gran relevancia. A
nivel mundial hay
40 millones de
niños con estos problemas, una condición de salud crónica multifactorial en la que participan la
susceptibilidad
genética y los estilos de vida (22).
Shamah-Levy (23) señala que México es el país con más alta prevalencia de
SP y OB a nivel mundial, ya que el 34,4% de los niños y el 35%
de los adolescentes lo presentan y es existe un 80% de posibilidad que, en su vida adulta, permanezcan
obesos o
desarrollen algún problema de enfermedad prevenible.
En la actualidad, la OB y el SP son enfermedades que cada vez más se presentan en la vida de los
mexicanos; en el caso
de la población adolescente, el 38,5% presenta algún nivel de SP y OB (24).
La OB infantil y adolescente es reconocida como un problema de salud pública mundial, que aumenta el
riesgo de
enfermedades crónicas no transmisibles, como la diabetes tipo 2, la hipertensión y tiene un alto costo
social. Para
medir y clasificar a los adolescentes con SP, un índice de masa corporal (IMC) (kg/m2) entre 25,0 y 29,9
se considera
obeso, si el IMC es igual o superior a 30 (25).
Por eso, se necesita educar
en la buena alimentación, lo que significa descubrir y erradicar creencias, mitos y malas
conductas. Es importante mejorar o cambiar los hábitos alimentarios de todos los miembros de la
comunidad educativa:
niños, padres, maestros y gerentes. Es imprescindible entender que la vida y la salud de los niños
dependen de lo que
comen todos los días (26).
RELACIÓN ENTRE VARIABLES
Conducta alimentaria materna y conducta alimentaria del hijo
Existen algunos factores familiares que actúan como predisponentes e influencias de las conductas
alimenticias de los
hijos (27). Se encontró que el comportamiento de la familia tiene gran
impacto en el comportamiento alimentario de los hijos, ya sea
para llevar una vida sana o no (27). En este sentido, Campo (28) menciona que hay un vínculo entre los factores ambientales y llevar un
estilo de vida saludable.
A este respecto, Krug (29) señala que las predisposiciones a las conductas
alimentarias se adquieren durante la infancia. En estudios, se encontró que las actitudes y
comportamientos de los padres en cuanto a la comida es un predictor
significativo de los problemas alimentarios posteriores de los hijos (29,30).
También, la dependencia del alcohol y otras sustancias en familias se relaciona con pacientes de
conductas alimentarias (31). Además, se señala que los comentarios y burlas
que puede recibir el individuo sobre su peso y apariencia física en su
casa impactan en su imagen corporal y pueden reflejarse en síntomas de comportamientos alimentarios
(32).
Conducta alimentaria materna y composición corporal
Las madres adoptan tempranamente sus hábitos de cuidado y alimentación, por lo que su peso parece
influir en el de sus
hijos (33). Además, los problemas relacionados con el peso, la forma y la
alimentación también suelen transmitirse de padres a
hijos, especialmente de madre a hija (32). Henderson (34) revela que hay un vínculo claro entre las experiencias de las madres,
el peso de los niños y los conflictos a la hora de
comer.
Se señala que “las actitudes y comportamientos alimentarios de la madre frente a la comida contribuyen a
que los hijos
manifiesten sus conflictos psicológicos y emocionales de determinada manera, ya sea mediante conductas
propias de la
anorexia nerviosa, la bulimia
nerviosa o la obesidad (35).
MÉTODO
Diseño
Se realizó un estudio cuantitativo, observacional, transversal.
Población y muestra
La población de estudio fueron los binomios madre-hijo de una escuela preparatoria en Allende, Nuevo León, en México, durante mayo 2022. Se realizó un muestreo no probabilístico por conveniencia y se seleccionó a los participantes por grupo y horarios de la clase de deportes. Además, se les informó los beneficios y los datos recaudados serían utilizados para un proyecto final de una materia y, de esta manera, todos podían participar. Para formar parte del estudio, las niñas informan a sus madres sobre el proyecto, comparten un folleto impreso con sus madres, acceden a un formulario de consentimiento informado firmado digitalmente y completan la encuesta AEBQ-Esp electrónicamente. En el estudio, participaron un total de 41 binomios madre-hijo.
Variables e instrumentos
El comportamiento alimentario fue evaluado tanto en las madres como en los hijos. En el caso de las
progenitoras, se
utilizó el Cuestionario de Rasgos del Apetito (AEBQ-ESP) adaptado al español por Eva Morales (36), el cual está conformado por 30 ítems que mide siete dimensiones; tres
de ellas están relacionadas con la proingesta
(respuesta frente a los alimentos, disfrute de los alimentos y sobrealimentación emocional) y cuatro a
la antingesta
(respuesta a la saciedad, subalimentación emocional, actitud remilgosa y lentitud para comer y beber).
Asimismo, para evaluar la conducta alimentaria del adolescente, se utilizó el Cuestionario de Rasgos del
Apetito
(CEBQ-ESP), el cual está conformado por 35 ítems, con una estructura de ocho dimensiones, de las cuales
tres están
relacionadas con la proingesta y cinco a la antingesta. En los dos cuestionarios, las categorías de
respuesta se
encuentran en escala Likert de cinco opciones, donde 1 corresponde a muy en desacuerdo y 5 a
muy de
acuerdo. Para obtener una estimación de cada dimensión de los cuestionarios, se realiza la suma
de los ítems comprendidos y se
obtiene el puntaje total de cada uno. Ambos cuestionarios de conducta alimentaria fueron validados y
adaptados al idioma
español (36). La consistencia interna, mediante el alfa de Cronbach para el
AEBQ-ESP, es de 0,86 y para el CEBQ-ESP, de 0,797.
En el caso de los hijos, se evaluó la composición corporal mediante el IMC, el porcentaje de grasa
corporal y el
porcentaje de grasa visceral. El porcentaje de grasa fue obtenido mediante la báscula de bioimpedancia
eléctrica (InBody
Dial). Se obtuvo información sociodemográfica tanto del hijo como de la madre, tales como: edad, sexo
del hijo, nivel
educativo y ocupación de la madre.
Análisis estadísticos
Se realizó el análisis exploratorio de los datos y se obtuvo la estadística descriptiva. Para las variables numéricas, se obtuvo la media aritmética y desviación estándar. Para realizar las pruebas de hipótesis, primero se evaluó la normalidad de los datos mediante la prueba Shapiro Wilk. Al encontrarse que los datos no seguían una distribución normal (p < 0,03), la asociación entre las conductas alimentarias de la madre y la composición corporal fue evaluada mediante la prueba Rho de Spearman. El análisis de datos se realizó en el software estadístico Jamovi 2.3.22.
Aspectos éticos
En el desarrollo del proceso investigativo, se realizó un consentimiento informado para salvaguardar la privacidad de todos los participantes en las encuestas realizadas. Todos los soportes y fundamentos de la investigación fueron reconocidos, al igual que los derechos de autor de cada uno de los aportantes. La información que los participantes proporcionaron al estudio fue de carácter estrictamente confidencial y fue utilizada únicamente por el equipo de investigación del proyecto y no está disponible para ningún otro propósito. Todos los participantes fueron codificados con un número y no se utilizó su nombre, de tal manera que no podrán ser identificados; además, no recibieron ningún pago por participar en la investigación y tampoco implicó algún costo para ellos. El estudio se realizó con apego a la declaración de Helsinki, Edimburgo 2000 y la Ley General de Salud vigente en materia de investigación para la salud: en Título segundo, capítulo I, artículo 17, se considera que el estudio es de riesgo mínimo, ya que la encuesta no vulnera la salud psicológica.
RESULTADOS
La media aritmética del nivel de conducta alimentaria de las madres fue de 2,6 y la desviación estándar de 0,48 y para el nivel de conducta alimentaria de los adolescentes se obtuvo una media aritmética de 2,8 y una desviación estándar de 0,46. En la Tabla 1 se presentan las medias aritméticas y la desviación estándar de las dimensiones de la variable conductas alimentarias de las madres.
Tabla 1. Descriptivos de las dimensiones de las conductas alimentarias de las madres.
Clave |
Dimensiones |
M |
DE |
---|---|---|---|
EF |
Disfrute de los alimentos |
4,1 |
0,78 |
FF |
Actitud remilgosa |
3,3 |
0,53 |
SE |
Lentitud para comer |
2,7 |
0,70 |
SR |
Respuestas a la saciedad |
2,4 |
0,88 |
EUE |
Sub-alimentación emocional |
2,3 |
0,94 |
FR |
Respuesta frente a los alimentos |
2,2 |
1,02 |
EOE |
Sobre-alimentación emocional |
2,0 |
0,91 |
En la Tabla 2, se presentan las medias aritméticas y la desviación estándar de las dimensiones de la variable conductas alimentarias de los adolescentes. De acuerdo con la tabla, la dimensión mejor evaluada fue “disfrute de los alimentos” y la dimensión menos evaluada fue “respuesta frente a los alimentos”.
Tabla 2. Descriptivos de las dimensiones de las conductas alimentarias de los adolescentes.
Clave |
Dimensiones |
M |
DE |
---|---|---|---|
FR |
Respuesta frente a los alimentos |
2,2 |
1,05 |
EF |
Disfrute de los alimentos |
4,3 |
0,72 |
EOE |
Sobre-alimentación emocional |
2,3 |
0,88 |
SR |
Respuestas a la saciedad |
2,4 |
0,51 |
EUE |
Sub-alimentación emocional |
2,9 |
1,07 |
FF |
Actitud remilgosa |
3,3 |
0,53 |
SE |
Lentitud para comer |
2,7 |
0,70 |
DB |
Deseo de beber |
2,3 |
1,06 |
En la Tabla 3, se presentan el comportamiento de las variables demográficas. De manera general, se observa que los encuestados presentan un índice de masa corporal entre bajo peso y obesidad.
Tabla 3. Descriptivos de las variables demográficas de los hijos
|
Edad |
Estatura |
Peso |
Composición corporal |
% grasa |
Clasificación % grasa |
Grasa visceral |
Clasificación de grasa |
---|---|---|---|---|---|---|---|---|
Media |
15,36 |
163,43 |
64,03 |
23,79 |
30,48 |
2,73 |
9,04 |
2,39 |
Mediana |
15,00 |
162,00 |
59,30 |
23,00 |
31,90 |
3,00 |
9,00 |
2,00 |
Desv. típ. |
0,736 |
8,52 |
16,41 |
5,27 |
10,97 |
0,54 |
5,10 |
0,58 |
Mínimo |
15,00 |
147,00 |
45,50 |
16,40 |
11,00 |
1,00 |
1,00 |
1,00 |
Máximo |
17,00 |
184,00 |
137,00 |
47,40 |
50,60 |
3,00 |
20,00 |
3,00 |
Prueba de hipótesis
Antes de probar la hipótesis, se aplicó la prueba de normalidad de Shapiro-Wilk para
analizar las variables
conducta alimentaria de las madres y la composición corporal de los estudiantes.
Al aplicar la prueba
ese observó que p
fue menor a 0,05 (p = 0,04), por lo cual se asume que las variables no se distribuyen en forma
normal.
La hipótesis del estudio fue la siguiente: Existe asociación significativa entre la conducta alimentaria
materna y la
composición corporal del adolescente, de una preparatoria de la ciudad de Allende, Nuevo León, México.
Para la prueba de la hipótesis, se utilizó el coeficiente de correlación de Spearman, a fin de
determinar si existe una
asociación significativa entre las variables nivel de conducta alimentaria de la madre y la composición
corporal del
adolescente.
Al correr la prueba estadística, se encontró que no existe una correlación significativa
(rs = -0,174, p = 0,277) (ver Figura 1), entre el nivel de
conducta alimentaria de
la
madre y la composición corporal del adolescente en la población estudiada,
por lo cual, se rechaza la hipótesis de investigación.
Otro análisis
Se buscó relación entre la variable rasgos del apetito (RA) de la conducta alimentaria de la madre, el
porcentaje de
grasa y el peso de los adolescentes. No se encontró ninguna relación significativa por tener un p
valor mayor a 0,05.
Se halló una relación significativa positiva entre el nivel de comportamiento alimentario de la madre y
el nivel de
comportamiento alimentario del adolescente (rs = 0,436, p = 0,004).
Se encontró relación significativa entre el nivel de conducta de la madre y respuesta frente a los
alimentos (FR) (rs = 0,347, p = 0,026); también, relación con respuesta a la
saciedad (SR) (rs = 0,335, p = 0,032) y a la subalimentación emocional (EUE)
(rs = 0,392, p = 0,011). Se halló relación
con actitud remilgosa (FF) (r = 0,476, p = 0,002) y una relación media con lentitud para
comer (SE) (r = 0,375, p = 0,016). Con las
demás dimensiones no se halló relación significativa.
Al buscar diferencias entre el género y la conducta alimentaria de la madre y el hijo, no se encontró
diferencia
significativa (p = 0,753). Tanto hombres como mujeres tienen el mismo nivel de percepción sobre la
conducta alimentaria.
Potencia estadística
Para calcular la potencia estadística de las correlaciones, se utilizó el G*Power (37) que es un programa estadístico gratuito usado para calcular la potencia estadística y del tamaño del efecto. Se hizo un análisis post hoc por haber aplicado los instrumentos de medición. Para calcular la potencia estadística, se utilizó un α = 0,05 y una muestra de 41 binomios. Se obtuvo un coeficiente de determinación de R2 de 0,436. Al calcular la potencia estadística, se encontró un valor de 0,83; se puede estar seguro de que, en un 83% (1 - β = 0,83), la decisión estadística de rechazar la hipótesis nula, también en la población, es falsa.
DISCUSIÓN
El propósito del presente estudio fue conocer si el rasgo de conducta alimentaria de las madres tiene
una relación
significativa con la composición corporal de los adolescentes y madres de una preparatoria de la ciudad
de Allende,
Nuevo León, en México. Al correr la prueba estadística, no se encontró una correlación significativa
entre el nivel de
conducta alimentaria de la madre y la composición corporal del adolescente.
Aunque al correr la prueba estadística de la evaluación entre las variables del instrumento psicométrico
de la conducta
alimentaria de las madres (AEBQ-ESP) y los adolescentes (CEBQ-ESP), se encontró una correlación
significativa entre el
nivel de conducta alimentaria de la madre y el nivel de conducta alimentaria del adolescente.
Estos resultados concuerdan con algunos estudios realizados con anterioridad, en los que se señala que
las madres
adoptan tempranamente sus hábitos de cuidado y alimentación, por lo que el comportamiento alimentario
materno parece
influir en el peso y la alimentación de sus hijos (33). Además, los
problemas relacionados con el Índice de Masa Corporal, la forma y la alimentación también suelen
transmitirse de padres a hijos, especialmente de madre a hija (32).
Henderson (34) revela un
vínculo claro entre las experiencias de las madres, el peso de los niños y los conflictos a la hora de
comer.
También se menciona que las actitudes y comportamientos alimentarios de la madre contribuyen a que los
hijos manifiesten
sus conflictos psicológicos y emocionales de determinada manera, ya sea mediante conductas propias de la
anorexia
nerviosa, la bulimia nerviosa o la obesidad (35).
CONCLUSIÓN
En la muestra de madres y adolescentes de una preparatoria de la ciudad de Allende, Nuevo León, en
México, se encontró
que el nivel de conducta alimentaria de la madre no se asocia con la composición corporal del
adolescente. Significa que
el comportamiento alimentario de la madre no tiene asociación con la composición corporal de sus hijos
en la población
estudiada. El aumento de la composición corporal de los hijos podría ser ocasionado por otros factores
no estudiados en
la presente investigación, tales como la ingesta de alimentos de alto contenido calórico.
Al medir las variables del instrumento psicométrico que evaluó la conducta alimentaria de las madres
(AEBQ-ESP) y los
adolescentes (CEBQ-ESP), se halló una asociación significativa.
Es importante dilucidar que si llega a tener un peso significativo directo entre rasgos del
comportamiento alimentario
entre madres e hijos adolescentes, se deduce, en el estudio, que cuando las madres tienen conductas
alimentarias de
proingesta o antingesta, sus hijos las desarrollarán por igual en su vida adolescente. Como
recomendación, es importante
dirigir una educación alimentaria hacia las madres para que la transmitan y enseñen a sus hijos en sus
primeros años de
vida y quede omnipresente en su vida futura.
Contribución de autoría: Los autores participaron en la génesis de la idea, diseño del
proyecto, desarrollo, recolección e interpretación de
data, análisis de resultados y preparación del manuscrito.
Financiamiento: Autofinanciado.
Conflictos de Interés: Los autores declaran no tener conflicto de interés en la
publicación de este artículo.
Recibido: 4 de enero del 2023.
Aprobado: 11 de abril del 2023.
Correspondencia: Lic. Vanessa Cavazos Flores.
Dirección: Guillermo Prieto #615 Valle Dorado, Allende Nuevo León.
Teléfono: 8262659858
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