CASO CLÍNICO
REVISTA DE LA FACULTAD DE MEDICINA HUMANA 2023 - Universidad Ricardo Palma
1Hospital Santa Rosa.
2Universidad Continental.
aMédico Asistente especialista en Cirugía Pediátrica.
bMagister.
RESUMEN
La perforación gástrica neonatal es una patología rara pero potencialmente mortal; su recurrencia es aún más rara, son escasos los reportes en la literatura internacional. Se presenta el caso de una recién nacida prematura (32 semanas) y bajo peso al nacer (1725g) que el primer día de vida presentó una perforación gástrica corregida quirúrgicamente y al cuarto día postoperatorio es reintervenida con presunción diagnóstica de dehiscencia de rafía gástrica, hallándose una nueva perforación gástrica, la cual fue reparada quirúrgicamente. En ambas ocasiones la intervención quirúrgica fue temprana. La evolución posterior y desenlace fueron favorables.
Palabras clave: Perforation gástrica neonatal, neonato, perforación (Fuente: DeCS–BIREME)
ABSTRACT
Neonatal gastric perforation is a rare but potentially fatal pathology; its recurrence is even more infrequent, and there are few reports in the international literature. We present the case of a premature newborn (32 weeks) and low birth weight (1725g) who, on the first day of life, presented a surgically corrected gastric perforation and on the fourth postoperative day was re-operated with a presumed diagnosis of gastric raffia dehiscence, finding a new gastric perforation, which was surgically repaired. On both occasions, the surgical intervention was early. The subsequent evolution and outcome were favorable.
Keywords: Spontaneous Perforation, stomach, perforation, newborn. (Source: MeSH–NLM)
INTRODUCCIÓN
La perforación gástrica neonatal es una entidad poco frecuente y, de no ser diagnosticada y tratada
oportunamente,
potencialmente letal. Tiene una incidencia anual de 1 por 1800 ingresos a una unidad de cuidados
intensivos neonatales,
como lo reportaron Yang et al en un estudio realizado en un hospital pediátrico de tercer nivel (1). Representa el 4% de las perforaciones gastrointestinales
en neonatos (2). La mortalidad
puede ser tan alta como de 60% (3), sin embargo, en años recientes se ha
reducido, alcanzándose tasas de supervivencia de 73%
(4).
Aunque en determinados casos es posible identificar el agente causal de la perforación, como anomalías
congénitas del tracto gastrointestinal (atresia pilórica,
duodenal, yeyunoileal, atresia de esófago con fístula traqueo-esofágica, malrotación intestinal), o la
realización de procedimientos (ventilación a presión positiva,
intubación endotraqueal, colocación de sonda nasogástrica); en muchos casos no existe una causa aparente
de la perforación, denominándose a estos casos idiopáticos
o espontáneos. La perforación gástrica neonatal se ha asociado a ciertos factores de riego como
prematuridad, bajo peso al nacer, asfixia/hipoxia, infecciones severas
y administración de ciertos medicamentos (AINES, corticosteroides) (5).
La presentación clínica puede darse con distensión abdominal, vómitos, letargia, heces sanguinolentas,
fiebre o hematemesis; en la radiografía abdominal la presencia
de neumoperitoneo u obstrucción intestinal son los patrones observados (5).
Los hallazgos quirúrgicos revelan que la perforación, si bien puede darse en cualquier localización de
la pared gástrica, se da con mayor frecuencia en la cara anterior,
adyacente a la curvatura mayor (50% a 64% de los casos) (2,4).
El manejo de esta patología incluye tratamiento antibiótico de amplio espectro, intervención quirúrgica
temprana y cuidados intensivos.
Siendo la perforación gástrica neonatal una patología infrecuente, la recurrencia de la lesión es una
situación excepcional, de manera que, se han reportado pocos casos
en publicaciones internacionales (7-10).
Este reporte tiene por objetivo presentar un caso inusual, de un neonato con perforación gástrica y
reparación quirúrgica exitosa, que posteriormente presentó una recurrencia
en localización diferente, que se reparó con evolución satisfactoria y desenlace favorable.
CASO CLÍNICO
Se presenta el caso de una recién nacida (RN) de sexo femenino, producto de primera gestación de madre
de 28 años,
referida al Hospital Santa Rosa de Pueblo Libre, hospital de tercer nivel, en la ciudad de Lima – Perú,
procedente de
Tocache, una localidad al interior de la selva peruana, con diagnóstico de Preeclampsia con signos de
severidad, en
tratamiento con sulfato de magnesio y nifedipino; llevó sus controles prenatales en la posta médica de
la ciudad de
Tocache, sin intercurrencias hasta el momento de la referencia. Con una edad gestacional 32 semanas por
fecha de última
menstruación y ecografía, es sometida a cesárea, previa maduración pulmonar (dexametasona), obteniéndose
un producto con
peso 1725 g, Apgar 7 al 1’, 8 a los 5´, latidos cardiacos 140 por minuto. En el post parto inmediato
presenta quejido
constante, distrés respiratorio y baja saturación de oxígeno, por lo que es intubada y pasa a la unidad
de cuidados
intensivos neonatales (UCIN) en ventilación mecánica con parámetros mínimos. Es extubada a las 10 horas
de vida. Pasa a
cuidados intermedios y queda en reposo gástrico con sonda oro gástrica (SOG) a gravedad. Cursa con
distensión abdominal,
le solicitan radiografía de abdomen a las 20 horas de vida, se encuentra neumoperitoneo (figura 1). Se inicia antibioticoterapia con meropenen y vancomicina. Evaluada por
cirugía pediátrica, se decide programar
procedimiento quirúrgico con diagnóstico presuntivo de perforación intestinal.
DISCUSIÓN
La perforación gástrica neonatal es una entidad potencialmente mortal, no obstante, en años recientes se
han logrado tasas de sobrevida de hasta 93%, reportado por Sakaria
(2); esto probablemente en relación a la intervención quirúrgica temprana, ya
que, el 86% de sus pacientes recibió tratamiento quirúrgico dentro
de las primeras 12 horas del inicio de los síntomas. En la serie de casos presentada por Byun et al,
identificaron el tiempo entre el inicio de los síntomas y la solución
quirúrgica como factor pronóstico para la sobrevida (10). El caso que se
presenta tuvo manejo quirúrgico temprano, en ambas ocasiones, menor a 12
horas de establecido el diagnostico, lo que probablemente contribuyó a su desenlace favorable.
Se ha considerado que un defecto congénito de la musculatura gástrica sea el factor determinante en la
perforación neonatal (11,12),
sin embargo, también se ha postulado que esos cambios se deban únicamente a la distensión gástrica
(13). El examen de anatomía patológica de la
pared gástrica de nuestra paciente mostró presencia de musculatura, lo que descartaría esta posibilidad
como causa de la perforación.
Múltiples agentes pueden producir perforación gástrica neonatal: factores mecánicos como la inserción de
sonda naso u orogástrica, intubación esofágica, ventilación mecánica;
o la presencia de malformaciones congénitas que aumenten la presión intragástrica (estenosis/atresia
pilórica, atresia duodenal, atresia yeyunoileal, fístula traqueo esofágica,
eventración/hernia diafragmática, malrotación intestinal con vólvulo de intestino medio, defectos
congénitos de la pared abdominal, etc). También se ha atribuido la génesis de
la perforación gástrica neonatal a procesos inflamatorios-infecciosos severos como sepsis o
enterocolitis necrotizante; la administración de fármacos (corticosteroide, AINES);
y otros más raros como lactobezóares (4). Entre los factores mencionados
nuestra paciente tuvo sonda orogástrica, recibió ventilación mecánica con
tubo endotraqueal; no obstante, hay otros elementos que pueden haber contribuido a la perforación como
la administración de corticoide prenatal (dexametasona), hipoxia por
enfermedad de membrana hialina; así como prematuridad y bajo peso al nacer; condiciones identificadas
como factores de riesgo.
Son escasos los reportes de recurrencia de perforación gástrica neonatal. El caso más recientemente
encontrado fue de un neonato prematuro (27 semanas) y muy bajo peso al nacer
(1110g) que, al segundo día de vida presentó una perforación única en pared posterior del cuerpo
gástrico, reparado de manera primaria, que, en el quito día postoperatorio
encontraron distensión abdominal y neumoperitoneo en la radiografía de abdomen. Los hallazgos
quirúrgicos fueron de perforaciones múltiples a nivel de curvatura mayor del
estómago, resuelto mediante gastrectomía en manga, con posterior evolución favorable (8).
En 2015, Park et al (7) reportaron una recién nacida de 25 semanas de gestación y 900g de peso, cuyo parto prematuro se debió a ruptura
prematura de membranas y corioamnionitis. Tras su nacimiento requirió intubación endotraqueal y ventilación a presión
positiva, admitida en una unidad de cuidados intensivos, donde administran surfactante y ventilación mecánica; además
debido a persistencia de conducto arterioso, ibuprofeno endovenoso le fue indicado. Al séptimo día de vida observaron
deterioro de su estado general y distensión abdominal, así como dificultad respiratoria, la radiografía abdominal mostró
aire libre intraperitoneal. Realizaron la reparación primaria de múltiples perforaciones gástricas. En el postoperatorio
se produjeron coagulación intravascular diseminada, y falla renal aguda. Tres días después de la cirugía la paciente
tuvo vómito de contenido intestinal y hemático, la radiografía de abdomen mostró aire libre en cavidad peritoneal. Una
nueva intervención quirúrgica no fue posible debido a hipotensión severa y CID. Un dren Jackson Pratt fue insertado bajo
guía ecográfica en una colección identificada en la cara posterior del estómago, con posterior resolución del
neumoperitoneo y alimentación vía oral
(7).
En este caso, la recurrencia de la perforación gástrica no fue confirmada quirúrgicamente, se asumió debido a las
características ecográficas, que se trató de una nueva perforación gástrica, sin embargo, pudo también haber sido una
dehiscencia de la reparación previamente realizada.
Entre los casos presentados en su serie, Byun y colaboradores (10).
mencionan el de un paciente de 24 semanas y 730g, que a los 5 días de vida tuvo una perforación gástrica reparada de
manera primaria y al tercer día postoperatorio un infantograma así como sonograma revelaron aire libre peritoneal,
además un estudio radiológico sugería obstrucción de la salida del estómago; sometido a una segunda cirugía, encontraron
otra perforación gástrica, así como una membrana antral prepilórica, realizaron reparación primaria de la perforación y
piloroplastía Heineke-Mickulicz. La evolución fue favorable.
Mucho antes, en el año 1988, Valenzuela y Urcelay publicaron el caso de un recién nacido varón de 36 semanas de edad
gestacional con peso de 2800g y Apgar de 9 y 9 al minuto 1 y 5, respectivamente; recibió alimentación vía oral y
requirió fototerapia debido a hiperbilirrubinemia; a los dos días de vida presentó vómitos biliosos y distensión
abdominal, la radiografía abdominal reveló neumoperitoneo, sometido a cirugía hallaron una perforación en la cara
anterior del estómago, contiguo a la curvatura mayor, que fue reparado por sutura, en el postoperatorio recibió
nutrición parenteral e inició alimentación oral desde el quinto día; al presenta residuo gástrico importante, efectuaron
estudio radiológico que reveló obstrucción duodenal, reoperándose al octavo día de la primera cirugía, en la que
encontraron perforación gástrica, perforación de íleon y malrotación intestinal; suturaron las perforaciones, realizaron
gastrostomía y colocaron dren peritoneal. El postoperatorio transcurrió sin eventualidades iniciando alimentación oral
al sétimo día y dado de alta a los 37 días de vida. Veinte días después reingresó por obstrucción intestinal
adherencial, intervenido quirúrgicamente, sin embargo, falleció a las 36 horas por shock séptico (9).
Estos dos últimos reportes tienen un factor obstructivo distal al estómago (obstrucción duodenal y membrana prepilórica)
que desencadenaron las perforaciones gástricas y su recurrencia; en el caso que se presenta, no fue identificado algún
factor anatómico que representara una obstrucción, los hallazgos quirúrgicos describen permeabilidad de todo el
intestino, además la paciente eliminó meconio de manera espontánea tras la primera cirugía, revelando que el tránsito
intestinal estaba conservado.
Consideramos que la descripción de este caso clínico nos permite remarcar que es posible la recurrencia de una
perforación gástrica neonatal, de manera que se debe estar alerta en la evaluación postoperatoria de estos pacientes
teniendo presente esta contingencia, sobre todo si observamos que persiste uno de los signos más importante como es la
distensión de cámara gástrica, como lo reportan Reyna Sepulveda at al (8).
Creemos que esta publicación contribuirá con información útil para la realización de posteriores investigaciones, así
como para la mejor comprensión y manejo de esta patología.
Contribuciones de Autoría: Los autores manifiestan ser los creadores de la totalidad del artículo.
Financiamiento: Esta investigación no recibió ninguna subvención específica de ninguna
agencia de financiamiento en los sectores
público, comercial o sin fines de lucro.
Declaración de conflictos de intereses:
Ninguno de los otros autores informó un conflicto de intereses relacionado con este estudio. Los
autores certifican que
no existe conflicto de intereses con ninguna organización financiera con respecto al material
discutido en el
manuscrito.
Recibido:
11 de abril del 2023.
Aprobado:
10 de mayo del 2023.
Correspondencia:
Velarde Paredes, Percy Edilberto
Dirección:
Av. Bolivar S/N Cdra. 8. Pueblo Libre, Lima, Perú.
Teléfono:
951 666 026
Correo electrónico:
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