Attitudes towards gender violence in the general Spanish population: a
gender differential analysis
Cristian DÍAZ HERNÁNDEZ[1]
Recibido Aprobado |
: : |
05.03.2024 30.04.2024 |
Publicado |
: |
30.06.2024 |
RESUMEN: El 30% de las mujeres de todo el mundo que
han mantenido una relación de pareja han sido víctimas de violencia física y/o
sexual por parte de su pareja. En España, el total de mujeres asesinadas por su
pareja o expareja en el período de 2003 a 2023 asciende a 1.236. Atendiendo a
estas cifras parece necesario conocer las actitudes de la población general
hacia la violencia de género. Se ha realizado un estudio transversal y
correlacional, con una muestra compuesta por 413 personas de la población
general, 276 mujeres y 137 hombres, con edades comprendidas entre los 17 y los
78 años. Los resultados muestran que las mujeres y quienes habían recibido
formación en violencia de género, mantenían una actitud de mayor rechazo de
dicha violencia. Las personas que tenían una mayor edad mostraron una actitud
más favorable y menor conocimiento de dicha violencia, lo que también sucedía
en las personas con un nivel educativo menor y un mayor número de hijos/as. Se
concluye que los hombres, y las personas de mayor edad, las que tienen un nivel
de estudios menor, un mayor número de hijos/as y quienes no han recibido
formación en violencia de género, presentan unas actitudes que revelan una
mayor aceptación de la violencia de género.
PALABRAS
CLAVE: Violencia de género, Género, Actitudes, Formación, Diferencias.
ABSTRACT: 30% of women around the world who have been in a relationship have been
victims of physical and/or sexual violence by their partner. In Spain, the
total number of women murdered by their partner or ex-partner between 2003 and
2023 is 1,236. In view of these figures, it seems necessary to know the
attitudes of the general population towards gender violence. A cross-sectional
and correlational study was carried out with a sample of 413 people from the
general population, 276 women and 137 men, aged between 17 and 78 years. The
results show that women and those who had received training in gender violence
had a greater attitude of rejection of such violence. People who were older
showed a more favorable attitude and less knowledge of such violence, which was
also true of people with a lower level of education and a greater number of
children. It is concluded that men, older people, those with a lower level of
education, a greater number of children and those who have not received
training in gender violence, present attitudes that reveal a greater acceptance
of gender violence.
KEYWORDS: Gender violence, Gender, Attitudes, Training, Differences.
COMO CITAR:
HOW TO CITE:
Díaz Hernández, C. (2024). Las
actitudes hacia la violencia de género en la población general española: un
análisis diferencial de género. Mujer y Políticas Públicas, 3(1), 8-35. https://doi.org/10.31381/mpp.v3i1.6660
INTRODUCCIÓN
Atendiendo a la Declaración Universal de los Derechos
Humanos de 1948, se puede entender que las mujeres y los hombres disfrutan de
los mismos derechos y libertades, pero no es así y la violencia de género es
uno de los ejemplos de las desigualdades que existen hoy en día entre mujeres y
hombres en todo el mundo. Los datos existentes sobre la violencia contra las
mujeres revelan que el 35% de las mujeres de la población mundial han sufrido
violencia física y/o sexual proveniente de su pareja o violencia sexual por
parte de una persona que no era su pareja (Organización Mundial de la Salud,
2013). También en todo el mundo, el 30% de las mujeres que han mantenido una
relación de pareja han sido víctimas de violencia física y/o sexual por parte
de su pareja. Asimismo, 48.800 mujeres fueron asesinadas en el año 2022 por sus
parejas, exparejas o miembros de su familia (ONU Mujeres, 2023).
Por su parte, y en concreto refiriéndose a los
datos de España, siguiendo los datos ofrecidos por la Delegación del Gobierno
contra la Violencia de Género (2024) del Gobierno de España, en el año 2023 la
cifra de mujeres asesinadas por su pareja o expareja que fueron contabilizadas
asciende a 58. El total de mujeres asesinadas por su pareja o expareja en el
período de 2003 a 2023 asciende a 1.236 Además de las mujeres, las y los menores
a su cargo también son víctimas de esta violencia. Ejemplo de ello es que, en
el año 2023, 56 menores de 18 años se quedaron huérfanas y huérfanos.
Atendiendo a estas cifras, se puede comprender
la gravedad del problema que supone la violencia de género, puesto que esta no
entiende de fronteras, edades o cualquier otra variable, sino que es una
amenaza para todas las mujeres del planeta y su efecto en la salud de las
mujeres es tan grande que supone un grave problema de salud pública, además de
un problema de derechos humanos. Por lo tanto, parece necesario conocer las
actitudes de la población general hacia la violencia de género, con el fin de
poder aplicar unas políticas preventivas que permitan cambiar las actitudes
tolerantes y de apoyo hacia la violencia contra las mujeres por otras de
rechazo y tolerancia cero hacia dicha violencia. Ello ayudará a disminuir,
incluso a largo plazo erradicar, la violencia de género.
MARCO TEÓRICO Y ANTECEDENTES
La definición más extendida de violencia de
género es la de la Organización de Naciones Unidas (1994), que en la Resolución
de la Asamblea General 48/104 del 20 de diciembre de 1993, o Declaración sobre
la eliminación de la violencia contra la mujer, la define como
todo acto de violencia de género que resulte, o pueda
tener como resultado un daño físico, sexual o psicológico para la mujer,
inclusive las amenazas de tales actos, la coacción o la privación arbitraria de
libertad, tanto si se producen en la vida pública como en la privada (p.3).
De esta definición pueden extraerse los
elementos fundamentales que componen cualquier definición de este tipo de
violencia, tal como se enumeran en Fundación Mujeres (2021): 1) el factor de
riesgo es ser mujer; 2) incluye agresiones físicas, psicológicas, sexuales, así
como las amenazas de tales actos; 3) estas agresiones pueden darse en el ámbito
de lo público y en el ámbito de lo privado; y 4) su objetivo es mantener la
subordinación de la mujer al hombre.
En la declaración anteriormente mencionada,
también se recogen, aunque sin limitarse a ellos, los actos que son
considerados violencia de género, siendo estos los siguientes: 1) la violencia
física, sexual y psicológica que se produzca en la familia, incluidos los malos
tratos, el abuso sexual de las niñas en el hogar, la violencia relacionada con
la dote, la violación por el marido, la mutilación genital femenina y otras
prácticas tradicionales nocivas para la mujer, los actos de violencia
perpetrados por otros miembros de la familia y la violencia relacionada con la
explotación; 2) la violencia física, sexual y psicológica perpetrada dentro de
la comunidad en general, inclusive la violación, el abuso sexual, el acoso y la
intimidación sexuales en el trabajo, en instituciones educacionales y en otros
lugares, la trata de mujeres y la prostitución forzada; y 3) la violencia
física, sexual y psicológica perpetrada o tolerada por el Estado, dondequiera
que ocurra (Organización de Naciones Unidas, 1994).
En esta clasificación, es importante apreciar
cómo este tipo de violencia no sucede únicamente en el ámbito privado, sino que
se extiende a todos los ámbitos de la vida, pública y privada. Además de esta
clasificación, la Ley 16/2003, de 8 de abril, de Prevención y Protección
Integral de las Mujeres contra la Violencia de Género, contempla los siguientes
tipos de violencia: 1) violencia física, que comprende cualquier acto de fuerza
contra el cuerpo de una mujer, con el resultado o el riesgo de producirle una
lesión física o un daño; 2) violencia psicológica, que comprende toda conducta
u omisión intencional que produzca en una mujer una desvaloración o un
sufrimiento, mediante amenazas, humillación, vejaciones, exigencia de
obediencia o sumisión, coerción verbal, insultos, aislamiento o cualquier otra
limitación de su ámbito de libertad; 3) violencia sexual y abusos sexuales, que
comprenden cualquier acto de naturaleza sexual no consentido por las mujeres,
incluida la exhibición, la observación y la imposición, mediante violencia,
intimidación, prevalencia o manipulación emocional, de relaciones sexuales, con
independencia de que la persona agresora pueda tener con la mujer una relación
conyugal, de pareja, afectiva o de parentesco; y 4) violencia económica, que
consiste en la privación intencionada de recursos para el bienestar físico o
psicológico de una mujer y, si procede, de sus hijas o hijos, y la limitación
en la disposición de los recursos propios o compartidos en el ámbito familiar o
de pareja.
Además de esta clasificación inicial, la ley
menciona otras formas de este tipo de violencia, como la violencia en la pareja
o ex pareja; la violencia en el ámbito laboral, dentro de la cual existen el
acoso sexual y el acoso por razón de género; la trata de mujeres y niñas; la
explotación sexual; la violencia contra los derechos sexuales y reproductivos
de las mujeres; el matrimonio a edad temprana, matrimonio concertado o forzado;
la mutilación genital femenina; el feminicidio u “otra forma de violencia que
lesione o sea susceptible de lesionar la dignidad, la integridad o la libertad
de las mujeres que se halle prevista en los tratados internacionales, en el
Código Penal español o en la normativa estatal” (Boletín Oficial del Estado,
2003, p.8).
Como se ha expuesto, la violencia de género
puede darse de muchas formas y en contextos diferentes, ya sea en el ámbito
familiar, en el social, en los conflictos armados o incluso aquella presente en
las tradiciones culturales de la sociedad. Sanmartín, Molina y García (2003)
tomado de Bosch-Fiol et al. (2004), resumen estos contextos de la siguiente
manera: 1) violencia en la familia: en las relaciones de pareja y en las
relaciones de noviazgo; 2) violencia en los conflictos armados; 3) violencia en
la sociedad: agresiones sexuales y explotación y tráfico de mujeres, ya sea con
fines sexuales o con otros fines; 4) violencia en el ámbito laboral: acoso
sexual y bullying/mobbing;
5) violencia en los medios de comunicación: explícita mediante la pornografía,
la violencia física, las representaciones de violaciones o de esclavitud sexual
o la utilización de mujeres y niñas como objetos sexuales e implícita mediante
los estereotipos sexistas de la imagen de las mujeres como objeto sexual, como
ama de casa, “estándar de belleza inalcanzable”, etc.; 6) violencia
institucional: aquella que perpetra o tolera el estado, ya sea física,
emocional, sexual, aborto o esterilización forzada: y 7) violencia en las
tradiciones culturales: mutilación genital femenina, matrimonios precoces,
crímenes de honor, crímenes por la dote, ejecuciones extrajuciciales
o agresiones con ácido.
Además de poder darse en distintos contextos,
la violencia de género puede darse de diferentes formas en las distintas etapas
de la vida de las mujeres, pasando desde incluso antes de nacer, por la niñez,
la adolescencia, la edad adulta y la vejez. La Organización Mundial de la Salud
(1998) establece los siguientes tipos de violencia según la etapa del ciclo
vital en la que se encuentre: 1) antes del nacimiento: aborto selectivo en
función del sexo, consecuencias para el feto de los malos tratos a la madre durante
el embarazo; 2) infancia precoz: infanticidio femenino, violencias físicas,
sexuales y psicológicas; 3) niñez: incesto, matrimonio de niñas, mutilación
genital femenina, pornografía y prostitución infantil y violencias físicas,
sexuales y psicológicas; 4) adolescencia y edad adulta: abuso de mujeres
discapacitadas, abusos y homicidios relacionados con la dote, acoso sexual,
embarazo forzado, incesto, pornografía y prostitución forzadas, relaciones
sexuales impuestas, trata de mujeres, violencias durante el cortejo y el
noviazgo (ataques con ácido, violaciones, etc.), violencia física, sexual y
psicológica de la pareja y violencias físicas, sexuales y psicológicas; y 5)
homicidio de viudas, suicidio forzado de viudas y violencias físicas sexuales y
psicológicas.
Complementarias a estas formas de violencia,
que pueden verse y son explícitas, existen otras que son justamente lo
contrario, es decir, que se encuentran inmersas en la propia sociedad y no son
percibidas como violencia propiamente dicha. Los micromachismos, el lenguaje y
el humor sexista, la anulación y el control son otras formas de violencia
contra las mujeres que destaca Amnistía Internacional (Matud
et al., 2018).
Las
actitudes hacia la violencia de género
Las actitudes hacia la violencia de género
tienen unos precedentes de estudio, encontrándose la producción científica
existente en español relacionada con el mundo de la salud (Matud
et al., 2009; Rojas Loría et al., 2015; Valdés Sánchez et al., 2016) de la
educación (Viniegra Cabello, 2007; Méndez et al., 2018; Díaz Aguado y Martínez
Arias, 2001; Vázquez Santiago et al., 2009; Pacheco Vela, 2015) o de colectivos
inmigrantes (Consejería de Salud de la Comunidad de Madrid, 2010; Agrupación de
Desarrollo Nexos, 2019; Alonso Fernández de Avilés, 2015), siendo tan solo una
investigación la que se plantea conocer las actitudes hacia la violencia de
género en la población general (Colectivo Ioé, 2011).
Por un lado, en el estudio realizado por Matud et al. (2009), se encontró que, en una muestra
formada por 190 profesionales de la salud que ejercían su labor en Canarias,
había profesionales que culpaban o hacían responsable a la mujer de su propia
victimización y que consideraban que la violencia de género es un problema que
se da en la relación de pareja. Además, sostenían ciertos mitos como que la
violencia de género es producida por una enfermedad mental o por el consumo de
alcohol o drogas en los agresores. En dicho estudio, aquellas personas que
tenían entre 40 y 61 años de edad, frecuentemente
consideraban responsable a la mujer de la situación de violencia. Asimismo, los
hombres consideraban con mayor frecuencia que las mujeres que las causas de la
violencia de género se encuentran en problemas individuales. Todos estos hechos,
“además de poder generar mayor daño a las víctimas, fomentan y mantienen la
violencia de género” (Matud et al., 2009, p. 16).
En línea con la investigación anterior, varios
estudios realizados también con profesionales de la salud (Rojas Loría et al.,
2015; Valdés Sánchez et al., 2016; Rodríguez-Bolaños et al., 2005), concluyen
que resulta necesario formar en violencia de género al personal sanitario,
puesto que mediante los centros de atención primaria pueden detectarse
numerosos casos de violencia de género, pero si no se dispone de la formación y
una actitud adecuada hacia la misma, podrían culpabilizar a la mujer o pasar por
alto casos en los que la mujer acude con consecuencias del maltrato. Además, en
estos estudios también se hace hincapié en que el personal de este ámbito, debería conocer los recursos de la red de protección
a las mujeres que están sometidas a violencia de género.
Por otro lado, Méndez et al. (2018)
encontraron que, aunque en una muestra compuesta por 491 estudiantes de
medicina, enfermería, derecho y criminología de la Universidad de Santiago de
Compostela la formación en violencia de género era en gran medida de carácter
obligatorio, poco más de la mitad (53,6%) había recibido dicha formación. Del
total de la muestra, el 42,2% se mostró de acuerdo con que la mayoría de los
agresores manifiestan problemas psicológicos, mientras que el 83,7% opinó que
cualquier mujer puede ser víctima de maltrato. Además, se hallaron diferencias
estadísticamente significativas entre mujeres y hombres que habían recibido
formación y quienes no. Los hombres se mostraban menos de acuerdo con que la
violencia de género sea un problema importante en nuestro país, además de que
se mostraban más de acuerdo con que el maltrato físico y el sexual son los más
habitualmente. Asimismo, también se dieron diferencias estadísticamente
significativas entre mujeres y hombres en que el maltrato pudiese ser algo
puntual, mostrándose las mujeres más en desacuerdo que los hombres en este
aspecto.
En el estudio de Vázquez Santiago et al.
(2009), con una muestra formada por 265 estudiantes del grado de enfermería de
la Universidad de Sevilla, se encontraron diferencias significativas entre
mujeres y hombres respecto a las creencias sexistas acerca de la violencia
contra la mujer, puntuando los hombres más alto en dichas creencias, así como
que los hombres mostraban más acuerdo en considerar que la violencia es algo
innato en el ser humano y por tanto muy difícil de erradicar. Además, aquellas
personas que no habían recibido formación en violencia de género se mostraban
más de acuerdo con que se trata de un asunto privado. Asimismo, se ha de
destacar que dicho estudio concluye exponiendo que “cuando existen asignaturas
que abordan contenidos de género o de violencia de género los
alumnos y alumnas expresan una actitud hacia el género más equitativa y
se perciben capacitados para trabajar la problemática” (p.66).
En la investigación cualitativa realizada por
el Colectivo Ioé (2011), se desprendieron diversas
categorías en relación a los diferentes discursos de la población general
respecto a la violencia de género. En el caso de los hombres, surgieron las
categorías de: a) Es una defensa del hombre ante las provocaciones femeninas
(machismo contrariado); b) Es condenable pero en algunos casos nos desesperan
(machismo defensivo ambiguo); c) Nadie debe pegar pero las mujeres no pueden
aspirar a ser iguales a los hombres (machismo anti igualitario); d) Es un rasgo
de grupos atrasados, aunque ellas en ocasiones lo provocan; e) Es un problema
residual, limitado a grupos sociales atrasados; f) Es un producto criticable
del machismo vigente; g) Es denunciable, producto del machismo y la lucha de
las mujeres y h) No puede superarse sin el compromiso activo de los hombres.
Por otro lado, en el caso de las mujeres, las categorías encontradas fueron las
siguientes: a‟) Algunas se lo merecen (mujer machista); b‟) Es un fenómeno residual;
c‟) Es inadmisible pero no sabemos cómo superarla; d‟) No es algo menor ni
sencillo de superar (mujeres maltratadas); e‟) Es una amenaza difusa para todas
las mujeres; f‟) Es inadmisible, pero se justifica el “aguante” de algunas
mujeres g‟); Es un problema de enfermedad mental en el marco de una sociedad
sexista y h‟) Es producto del sistema patriarcal. Estos discursos los agrupan
en tres categorías tanto para hombres como para mujeres según las actitudes que
se presenten, siendo estas una actitud permisiva, no criminalizadora y de
condena.
Siguiendo el esquema del agrupamiento
anterior, la investigación realizada por el Ayuntamiento de Madrid (2008) con
una población de hombres madrileños, desprende que también se establece una
clasificación según tres posturas: hombres resistentes, neutrales y con valores
igualitarios. También con una población de hombres, esta vez extranjeros,
Alonso Fernández de Avilés (2015) comenta que “los discursos clara y
directamente igualitarios son sólo expresados por una minoría de hombres. Y
que, por el contrario, persisten entre los hombres actitudes y opiniones
machistas” (p.360). No obstante, en la investigación realizada por Covas
(2009), queda reflejado que algunos hombres no se sienten cómodos con el rol
tradicional masculino y reniegan de esas actitudes tradicionales hacia los
roles de género, generalmente influenciados por las mujeres, que resultan ser
“el factor facilitador decisivo para acceder al discurso y a la práctica
igualitaria” (p. 81).
Por todo lo anteriormente comentado, teniendo
en cuenta el gran problema que supone la violencia de género y debido al hecho
de que la mayoría de los estudios realizados sobre las actitudes hacia la
violencia de género están realizados en poblaciones relacionadas con el mundo
de la salud, de la educación y otras poblaciones concretas, parece necesario
investigar la realidad de la población general, y para ello se propone como
objetivo general de la investigación conocer las actitudes hacia la violencia de
género de la población general. De este objetivo general se desprenden los
siguientes objetivos específicos: 1) conocer si existen diferencias entre
mujeres y hombres en las actitudes hacia la violencia de género de la población
general; 2) conocer si haber recibido o no formación en violencia de género es
un factor diferencial en las actitudes hacia la violencia de género de la
población general; 3) conocer en qué medida la edad se asocia con las actitudes
hacia la violencia de género de la población general; 4) conocer en qué medida
el nivel de estudios se asocia con las actitudes hacia la violencia de género
de la población general; y 5) conocer en qué medida el número de hijas/os se
asocia con las actitudes hacia la violencia de género de la población general.
METODOLOGÍA
Instrumentos
Se
trata de un estudio de carácter transversal y correlacional, en el que la
recogida de datos se realiza mediante cuestionarios de autoinforme. El
instrumento que se ha empleado para realizar la presente investigación es el
siguiente:
· Cuestionario de Actitudes hacia la Violencia de Género: se trata de
un cuestionario elaborado ad hoc para esta investigación que evalúa las
actitudes hacia la violencia de género. Consta de 21 ítems que se han agrupado
en 3 categorías: 1) mitos y creencias sobre la importancia de la violencia de
género (7 ítems), 2) mitos y creencias sobre las víctimas y los agresores (6
ítems) y mitos y creencias sobre las características de la violencia de género
(8 ítems). Su formato de respuesta es tipo Likert de 4 puntos, siendo 1
totalmente en desacuerdo y 4 totalmente de acuerdo. Ejemplos de ítems que
evalúan los mitos y las creencias sobre la importancia de la violencia de
género son los siguientes: “En algunos casos, la violencia contra las mujeres
está justificada”; “Muchas de las denuncias por violencia contra las mujeres
que se llevan a cabo son falsas”. Ejemplos de ítems que evalúan los mitos y las
creencias sobre las víctimas y los agresores son: “Los hombres que ejercen
violencia lo hacen porque consumen alcohol u otras drogas”; “Si la mujer
continúa con la relación, aunque sufra violencia, es porque tan mal no está”.
Ejemplos de ítems que evalúan los mitos y las creencias sobre las
características de la violencia de género son: “Se basa únicamente en
agresiones físicas”; “Las mujeres también ejercen, en mayor o igual medida,
violencia contra los hombres”. En las Tablas 1 a 3 se muestran todos los ítems
del cuestionario.
Además
de dicho cuestionario se empleó una hoja de recogida de datos
sociodemográficos, donde se registraba el género, la edad, el nivel de
estudios, el estado civil y el número de hijas/os, además de si se había
recibido o no formación en violencia de género y, en tal caso, qué tipo de
formación había sido.
Procedimiento
Las
personas que han participado en esta investigación, lo
han hecho de forma voluntaria y sin recibir contraprestación económica alguna.
El acceso a la muestra se realizó a través de un cuestionario autocumplimentado en formato electrónico, que se distribuyó
mediante la técnica de la bola de nieve por las redes sociales del investigador
y sus contactos.
Para
analizar la asociación entre la edad, el nivel de estudios y el número de
hijas/os, se utilizó el coeficiente de correlación de Pearson y las
comparaciones entre las puntuaciones medias en los ítems del cuestionario en
función del género y de si las personas tenían o no formación en violencia de
género, se hicieron mediante la prueba t de Student
para muestras independientes. Los análisis estadísticos y gráficos se
realizaron empleando el programa de análisis de datos SPSS v.22.
Participantes
La
muestra está formada por un total de 413 personas, de las cuales 276 (66,8%)
son mujeres y el 137 (33,2%) son hombres, cuyas edades se encuentran
comprendidas entre los 17 y los 78 años, siendo la edad media de 39,04 años y
la desviación típica de 18,56 años. En la Figura 1 se muestra la distribución
de la edad de las personas que conforman la muestra.
Figura 1.
Edad de la muestra
Nota. Elaboración propia (datos de la
investigación).
Respecto
a los datos sociodemográficos de la muestra, al analizar el nivel de estudios
se encuentra que el 59,9% posee estudios universitarios, el 29,7% estudios
secundarios postobligatorios tales como Bachillerato Unificado Polivalente
(BUP), Curso de Orientación Universitaria (COU), Bachillerato, Formación
Profesional (FP), el 5,3% estudios primarios (Educación General Básica (EGB) o
menos, el 3,9% estudios secundarios obligatorios (Educación Secundaria
Obligatoria (ESO) y el 0,2% no tiene estudios. En relación al estado civil, el
50,2% de la muestra está casada o con pareja, el 36% soltera, el 10,9% separada
o divorciada y el 1,7% viuda. El 55% de la muestra informa de no tener hijas
y/o hijos, el 23% indica que tiene dos, el 16% uno y el 6% tres o más. En
cuanto a si han recibido formación en violencia de género, poco más de la mitad
(54,8%) indica que no, mientras que el restante 45,2% manifiesta que sí. De
este porcentaje de personas que indican que sí, el 34,8% señala que la
formación que ha recibido proviene de cursos, seminarios, talleres, congresos
y/o jornadas, el 5,6% del ámbito universitario (grado, máster, etc.) y el resto
de otros medios, entre los que se destacan la búsqueda personal y la formación
profesional.
RESULTADOS
En
un primer análisis descriptivo de los datos, se ha encontrado que las personas
que han participado en la investigación muestran una serie de mitos y creencias
erróneas acerca de la violencia de género. Así, algunas personas sostienen
mitos que exculpan a los agresores, ya que el 8% se muestra de acuerdo o
totalmente de acuerdo con que los hombres que ejercen violencia lo hacen porque
consumen alcohol u otras drogas y el 26,4% con que los hombres que ejercen
violencia lo hacen porque tienen problemas psicológicos. Además, también hay
personas de la muestra que culpan a las mujeres de los malos tratos a los que
se encuentran sometidas, puesto que el 2,2% se muestra de acuerdo o totalmente
de acuerdo con que, en algunos casos, la violencia contra las mujeres está
justificada, el 4,9% con que, a veces, las mujeres buscan que les peguen, el
5,6% con que las mujeres que sufren violencia son débiles y el 2,7% con
respecto a que si la mujer continúa con la relación aunque sufra violencia, es
porque tan mal no está.
También
se ha encontrado que algunas personas de la muestra no otorgan importancia a la
violencia de género o niegan su existencia, ya que el 9,6% expresó estar en
desacuerdo o totalmente en desacuerdo con la siguiente frase: “Hay violencia
contra las mujeres en España” y el 9,4% con “Hay violencia contra las mujeres
en todos los países del mundo”. Asimismo, algunas personas de la muestra
sostienen mitos y creencias erróneas sobre las características de la violencia
de género, puesto que el 5,1% se muestra de acuerdo o totalmente de acuerdo con
que se trata de actos que suceden de forma aislada y que no tienen continuidad
y el 6,6% con que la violencia psicológica no es tan grave como la física.
Por
último, destacar que el 28,6% se muestra en
desacuerdo, o totalmente en desacuerdo, con que las mujeres sufren violencia
por el hecho de ser mujer, más de la mitad de la muestra (52,6%) con que la
violencia de género la ejerce un hombre contra una mujer y casi la mitad (46,6%)
con que las mujeres pueden ser violadas por su pareja. Además, el 36,7% se
muestra de acuerdo o totalmente de acuerdo con que las mujeres también ejercen,
en mayor o igual medida, violencia contra los hombres y el 10,4% con que muchas
de las denuncias por violencia contra las mujeres que se llevan a cabo son
falsas.
En
la Tabla 1 se muestran las puntuaciones medias (M), las desviaciones típicas
(D.T) y las comparaciones entre mujeres y hombres en las actitudes hacia la
violencia de género, según mitos y creencias sobre la importancia de la misma.
Como queda recogido en dicha tabla, en el único ítem de esta categoría donde se
dan diferencias estadísticamente significativas (p < .05) entre mujeres y
hombres es en “son problemas que debe resolver la pareja”, estando los hombres
más de acuerdo con dicha afirmación que las mujeres.
Tabla
1
Puntuaciones medias y diferencias entre mujeres y
hombres en actitudes hacia la violencia de género según mitos y creencias sobre
la importancia de la misma
Ítem |
Hombres |
Mujeres |
|
|
||
M |
D.T. |
M |
D.T. |
t |
p |
|
La violencia contra las mujeres es lo mismo que la
violencia doméstica |
1,97 |
0,84 |
1,90 |
0,87 |
0,73 |
.468 |
Hay violencia contra las mujeres en España |
3,42 |
0,87 |
3,57 |
0,75 |
-1,71 |
.088 |
Hay violencia contra las mujeres en todos los
países del mundo |
3,46 |
0,86 |
3,60 |
0,77 |
-1,65 |
.101 |
Es algo que sucede en el ámbito
del hogar, de forma privada |
2,04 |
0,97 |
1,98 |
0,98 |
0,61 |
.539 |
Son problemas que debe
resolver la pareja |
1,62 |
0,86 |
1,40 |
0,67 |
2,57 |
.011 |
En algunos casos, la
violencia contra las mujeres está justificada |
1,24 |
0,54 |
1,15 |
0,43 |
1,71 |
.088 |
Muchas de las denuncias
por violencia contra las mujeres que se llevan a cabo son falsas |
1,71 |
0,82 |
1,57 |
0,69 |
1,80 |
.073 |
Nota. Elaboración
propia (datos de la investigación).
En
la Tabla 2 se muestran las puntuaciones medias y las comparaciones en los ítems
incluidos en la categoría de mitos y creencias sobre las víctimas y los
agresores. Como puede observarse, en esta categoría se dan 3 diferencias
estadísticamente significativas (p < .05, p < .01 y p < .001), siendo
en las afirmaciones de “si la mujer continúa con la relación, aunque sufra
violencia, es porque tan mal no está”, “los hombres que ejercen violencia lo
hacen porque tienen problemas psicológicos” y “cualquier mujer puede sufrir
violencia”. En las dos primeras los hombres se muestran más de acuerdo que las
mujeres, mientras que en la tercera sucede lo contrario.
Tabla
2
Puntuaciones medias y diferencias entre mujeres y
hombres en actitudes hacia la violencia de género según mitos y creencias sobre
víctimas y agresores
Ítem |
Hombres |
Mujeres |
|
|
||
M |
D.T. |
M |
D.T. |
t |
p |
|
Los hombres que ejercen
violencia lo hacen porque consumen alcohol u otras drogas |
1,63 |
0,74 |
1,50 |
0,64 |
1,94 |
.054 |
A veces, las mujeres
buscan que les peguen |
1,33 |
0,64 |
1,22 |
0,52 |
1,84 |
.067 |
Las mujeres que sufren
violencia son débiles |
1,36 |
0,63 |
1,27 |
0,62 |
1,28 |
.200 |
Si la mujer continúa con
la relación aunque sufra violencia, es porque tan
mal no está |
1,30 |
0,60 |
1,18 |
0,45 |
2,01 |
.046 |
Los hombres que ejercen
violencia lo hacen porque tienen problemas psicológicos |
2,26 |
1,06 |
1,82 |
0,87 |
4,18 |
.000 |
Cualquier mujer puede
sufrir violencia |
3,13 |
1,07 |
3,42 |
0,93 |
-2,73 |
.007 |
Nota. Elaboración
propia (datos de la investigación).
En
la Tabla 3 se muestran las puntuaciones medias y las comparaciones entre
mujeres y hombres en los ítems de la categoría de mitos y creencias sobre las
características de la violencia de género. Se encuentra que existen diferencias
estadísticamente significativas (p < .01) entre mujeres y hombres en los
ítems de “las mujeres sufren violencia por el hecho de ser mujer” y “las
mujeres pueden ser violadas por su pareja”. En ambos casos, las mujeres se
encuentran más de acuerdo con estas afirmaciones que los hombres.
Puntuaciones
medias y diferencias entre mujeres y hombres en actitudes hacia la violencia de
género según mitos y creencias sobre las características de la violencia
Ítem |
Hombres |
Mujeres |
|
|
||
M |
D.T. |
M |
D.T. |
t |
p |
|
Las mujeres sufren violencia por el hecho de ser mujer |
2,81 |
1,06 |
3,12 |
1,00 |
-2,82 |
.005 |
Se basa únicamente en
agresiones físicas |
1,25 |
0,49 |
1,19 |
0,50 |
1,00 |
.320 |
La ejerce un hombre contra
una mujer |
2,38 |
1,07 |
2,54 |
1,08 |
-1,33 |
.185 |
Las mujeres también
ejercen, en mayor o igual medida, violencia contra los hombres |
2,23 |
1,05 |
2,14 |
1,00 |
0,81 |
.419 |
Una de sus consecuencias
es el impacto en la salud mental de las mujeres que lo sufren |
3,48 |
0,86 |
3,55 |
0,83 |
-0,80 |
.424 |
Se trata de actos que
suceden de forma aislada y que no tienen continuidad |
1,40 |
0,64 |
1,36 |
0,64 |
0,60 |
.550 |
La violencia psicológica
no es tan grave como la física |
1,41 |
0,73 |
1,31 |
0,70 |
1,28 |
.200 |
Las mujeres pueden ser
violadas por su pareja |
2,28 |
1,30 |
2,71 |
1,37 |
-3,01 |
.003 |
Nota. Elaboración propia (datos de la investigación).
En
la Tabla 4 aparecen recogidas las puntuaciones medias y las comparaciones entre
quienes han recibido formación y quienes no en actitudes hacia la violencia de
género, según los mitos y creencias sobre la importancia de la misma. En dicha
tabla, puede apreciarse que se dan diferencias estadísticamente significativas
(p < .05) en 3 de los ítems que componen esta categoría. Dichos ítems son
“es algo que sucede en el ámbito del hogar, de forma privada”, “son problemas
que debe resolver la pareja” y “en algunos casos, la violencia contra las
mujeres está justificada”. En todos ellos, las personas que afirman haber
recibido formación en violencia de género muestran un grado de desacuerdo mayor
que quienes no han recibido dicha formación.
Tabla
4
Puntuaciones medias y diferencias entre quienes han
recibido formación y quienes no en actitudes hacia la violencia de género según
mitos y creencias sobre la importancia de la misma
Ítem |
Con formación |
Sin formación |
|
|
||
M |
D.T. |
M |
D.T. |
t |
p |
|
La violencia contra las mujeres es lo mismo que
la violencia doméstica |
1,84 |
0,91 |
2,00 |
0,82 |
-1,91 |
.058 |
Hay violencia contra las mujeres en España |
3,52 |
0,85 |
3,53 |
0,75 |
-0,16 |
.871 |
Hay violencia contra las mujeres en todos los
países del mundo |
3,54 |
0,88 |
3,57 |
0,74 |
-0,43 |
.671 |
Es algo que sucede en el ámbito del hogar, de
forma privada |
1,88 |
0,97 |
2,10 |
0,97 |
-2,37 |
.027 |
Son problemas que debe resolver la pareja |
1,39 |
0,67 |
1,55 |
0,80 |
-2,21 |
.027 |
En algunos casos, la violencia contra las mujeres
está justificada |
1,12 |
0,38 |
1,22 |
0,53 |
-2,10 |
.036 |
Muchas de las denuncias por violencia contra las
mujeres que se llevan a cabo son falsas |
1,55 |
0,70 |
1,67 |
0,76 |
-1,68 |
.093 |
Nota. Elaboración propia (datos de la investigación).
Las
puntuaciones medias y las comparaciones entre quienes han recibido formación y
quienes no, según los mitos y creencias sobre las víctimas y los agresores, se
muestran en la Tabla 5. En este caso, en ninguno de los ítems que componen la
categoría se dan diferencias estadísticamente significativas.
Tabla
5
Puntuaciones medias y diferencias entre
quienes han recibido formación y quienes no en actitudes hacia la violencia de
género según mitos y creencias sobre víctimas y agresores
Ítem |
Con formación |
Sin formación |
|
|
||
M |
D.T. |
M |
D.T. |
t |
p |
|
Los hombres que ejercen violencia lo hacen porque
consumen alcohol u otras drogas |
1,52 |
0,70 |
1,56 |
0,66 |
-0,50 |
.617 |
A veces, las mujeres buscan que les peguen |
1,23 |
0,54 |
1,28 |
0,58 |
-0,91 |
.364 |
Las mujeres que sufren violencia son débiles |
1,29 |
0,63 |
1,31 |
0,62 |
-0,35 |
.729 |
Si la mujer continúa con la relación
aunque sufra violencia, es porque tan mal no está |
1,16 |
0,45 |
1,25 |
0,54 |
-1,46 |
.145 |
Los hombres que ejercen violencia lo hacen porque
tienen problemas psicológicos |
1,95 |
0,98 |
1,98 |
0,94 |
-0,38 |
.701 |
Cualquier mujer puede sufrir violencia |
3,32 |
1,05 |
3,32 |
0,94 |
0,01 |
.992 |
Nota. Elaboración propia (datos de la investigación).
En
la Tabla 6 aparecen recogidas las comparaciones entre las personas que han
recibido formación en violencia de género y las que no, según los mitos y las
creencias sobre las características de la misma. En dicha tabla, puede
observarse que existen diferencias estadísticamente significativas (p < .05,
p < .01 y p < .001) entre las personas que sí han recibido formación y
las que no, puesto que las primeras se muestran más de acuerdo con que la
ejerce un hombre contra una mujer y que las mujeres pueden ser violadas por su
pareja. Además, quienes no la han recibido se muestran más de acuerdo con que
las mujeres también ejercen, en mayor o igual medida, violencia contra los
hombres.
Tabla
6
Puntuaciones
medias y diferencias entre quienes han recibido formación y quienes no en
actitudes hacia la violencia de género según mitos y creencias sobre las
características de la violencia
Ítem |
Con formación |
Sin formación |
|
|
||
M |
D.T. |
M |
D.T. |
t |
p |
|
Las mujeres sufren violencia por el hecho de ser
mujer |
3,09 |
1,05 |
2,96 |
1,01 |
1,25 |
.213 |
Se basa únicamente en agresiones físicas |
1,19 |
0,48 |
1,23 |
0,51 |
-0,69 |
.491 |
La ejerce un hombre contra una mujer |
2,71 |
1,14 |
2,29 |
0,99 |
3,94 |
.000 |
Las mujeres también ejercen, en mayor o igual
medida, violencia contra los hombres |
2,03 |
1,00 |
2,29 |
1,03 |
-2,65 |
.008 |
Una de sus consecuencias es el impacto en la
salud mental de las mujeres que lo sufren |
3,56 |
0,85 |
3,50 |
0,83 |
0,82 |
.413 |
Se trata de actos que suceden de forma aislada y
que no tienen continuidad |
1,31 |
0,58 |
1,42 |
0,68 |
-1,69 |
.091 |
La violencia psicológica no es tan grave como la
física |
1,31 |
0,68 |
1,37 |
0,74 |
-0,90 |
.369 |
Las mujeres pueden ser violadas por su pareja |
2,72 |
1,34 |
2,44 |
1,34 |
2,06 |
.040 |
Nota. Elaboración propia (datos de la
investigación).
En
las Tablas 7 a 9 se muestran los coeficientes de correlación entre las
actitudes hacia la violencia de género y la edad, el nivel de estudios y el
número de hijas/os para la muestra de hombres, y en las Tablas 10 a 12 para la
muestra de mujeres. Como puede observarse en la Tabla 7, los hombres que creen
que son problemas que debe resolver la pareja y que, en algunos casos, la
violencia contra las mujeres está justificada, tienden a tener menor nivel de
estudios y mayor edad y número de hijos/as. Aquellos hombres que tienen un
menor nivel de estudios, tienden a pensar en mayor
medida que la violencia contra las mujeres es lo mismo que la violencia
doméstica, que es algo que sucede en el ámbito del hogar, de forma privada y
que muchas de las denuncias por violencia contra las mujeres que se llevan a cabo
son falsas. Asimismo, los hombres con mayor edad y número de hijos/as tienden a
considerar que, en algunos casos, la violencia contra las mujeres está
justificada. Además, aquellos hombres de mayor edad tienden a pensar en menor
medida que hay violencia contra las mujeres en España y en todos los países del
mundo. Por último, los hombres que consideran que es algo que sucede en el
ámbito del hogar, de forma privada, tienden a tener un mayor número de hijos/as.
Tabla 7
Correlaciones en la muestra de hombres entre las
actitudes hacia la violencia de género según mitos y creencias sobre la
importancia de la misma con la edad, el nivel de estudios y el número de
hijos/as
Ítem |
Edad |
Estudios |
Nº Hijos/as |
La violencia contra las mujeres es lo mismo que
la violencia doméstica |
.12 |
-.26** |
.15 |
Hay violencia contra las mujeres en España |
-.21* |
.13 |
-.12 |
Hay violencia contra las mujeres en todos los
países del mundo |
-.22** |
.16 |
-.08 |
Es algo que sucede en el ámbito del hogar, de
forma privada |
.12 |
-.30*** |
.21* |
Son problemas que debe resolver la pareja |
.26** |
-.21* |
.31*** |
En algunos casos, la violencia contra las mujeres
está justificada |
.23** |
-.26** |
.20* |
Muchas de las denuncias por violencia contra las mujeres
que se llevan a cabo son falsas |
.14 |
-.22* |
.14 |
Nota. Elaboración propia (datos de la
investigación); * p < .05; **p < .01; ***p < .001.
En
la Tabla 8 se muestran las actitudes hacia la violencia de género según la
categoría de mitos y creencias sobre la importancia de la misma. Los hombres
con menor nivel de estudios, mayor edad y número de hijos/as, tienden a
considerar que las mujeres que sufren violencia son débiles, que a veces, las
mujeres buscan que les peguen y que si la mujer continúa con la relación aunque sufra violencia, es porque tan mal no está.
Aquellos que tienen un mayor número de hijos/as, tienden a considerar en mayor
medida que los hombres que ejercen violencia lo hacen porque consumen alcohol u
otras drogas. Asimismo, aquellos que tienen un mayor nivel educativo y son más
jóvenes, tienden a considerar que cualquier mujer puede sufrir violencia.
Tabla
8
Correlaciones
en la muestra de hombres entre las actitudes hacia la violencia de género según
mitos y creencias sobre víctimas y agresores con la edad, el nivel de estudios
y el número de hijos/as
Ítem |
Edad |
Estudios |
Nº Hijos/as |
Los hombres que ejercen violencia lo hacen porque
consumen alcohol u otras drogas |
.17 |
-.14 |
.19* |
A veces, las mujeres buscan que les peguen |
.20* |
-.26** |
.19* |
Las mujeres que sufren violencia son débiles |
.26** |
-.32*** |
.22* |
Si la mujer continúa con la relación
aunque sufra violencia, es porque tan mal no está |
.36*** |
-.23** |
.31*** |
Los hombres que ejercen violencia lo hacen porque
tienen problemas psicológicos |
.06 |
-.03 |
.16 |
Cualquier mujer puede sufrir violencia |
-.28*** |
.26** |
-.03 |
Nota. Elaboración propia (datos de la
investigación); * p < .05; **p < .01; ***p < .001.
Como
queda recogido en la Tabla 9, los hombres que tienen una mayor edad, mayor
número de hijos/as y menor nivel de estudios, tienden a considerar en menor
medida que las mujeres pueden ser violadas por su pareja. Además, los que
tienen más edad tienen una cierta tendencia a pensar que, en mayor medida, la
violencia psicológica no es tan grave como la física, que se trata de actos que
suceden de forma aislada y que no tienen continuidad y que se basa únicamente
en agresiones físicas, teniendo también una cierta tendencia a pensar en menor
medida que una de sus consecuencias es el impacto en la salud mental de las
mujeres que lo sufren. Los hombres con un menor nivel educativo tienen una
ligera tendencia a considerar, en menor medida, que se trata de actos que
suceden de forma aislada y que no tienen continuidad. Por último, aquellos con
un mayor número de hijos/as, tienden a pensar que la violencia psicológica no
es tan grave como la física.
Tabla
9
Correlaciones en la muestra de hombres entre las
actitudes hacia la violencia de género según mitos y creencias sobre las
características de la violencia con la edad, el nivel de estudios y el número
de hijos/as
Ítem |
Edad |
Estudios |
Nº Hijos/as |
Las mujeres sufren violencia por el hecho de ser
mujer |
-.12 |
.09 |
-.17 |
Se basa únicamente en agresiones físicas |
.28*** |
-.13 |
.17 |
La ejerce un hombre contra una mujer |
-.08 |
.10 |
.03 |
Las mujeres también ejercen, en mayor o igual
medida, violencia contra los hombres |
-.03 |
-.07 |
.06 |
Una de sus consecuencias es el impacto en la
salud mental de las mujeres que lo sufren |
-.21* |
.17 |
-.07 |
Se trata de actos que suceden de forma aislada y
que no tienen continuidad |
.19* |
-.18* |
.14 |
La violencia psicológica no es tan grave como la
física |
.24** |
-.05 |
.23* |
Las mujeres pueden ser violadas por su pareja |
-.34*** |
.19* |
-.31*** |
Nota. Elaboración propia (datos de la
investigación); * p < .05; **p < .01; ***p < .001.
En
la Tabla 10 queda reflejado que aquellas mujeres con un mayor número de
hijos/as, mayor edad y un nivel educativo menor, tienden a pensar, en menor
medida, que hay violencia contra las mujeres en España y en todos los países
del mundo. También, en mayor medida, tienen una cierta tendencia a pensar que
son problemas que debe resolver la pareja y que muchas de las denuncias por
violencia contra las mujeres que se llevan a cabo son falsas. Aquellas mujeres
de mayor edad tienen una ligera tendencia a considerar que la violencia contra
las mujeres es lo mismo que la violencia doméstica, que es algo que sucede en
el ámbito del hogar, de forma privada y que, en algunos casos, la violencia
contra las mujeres está justificada. Además, las mujeres que tienen menos
estudios tienen una tendencia a pensar en mayor medida que es algo que sucede
en el ámbito del hogar, de forma privada.
Tabla
10
Correlaciones
en la muestra de mujeres entre las actitudes hacia la violencia de género según
mitos y creencias sobre la importancia de la misma con la edad, el nivel de
estudios y el número de hijos/as
Ítem |
Edad |
Estudios |
Nº Hijos/as |
La violencia contra las mujeres es lo mismo que
la violencia doméstica |
.13* |
-.11 |
.10 |
Hay violencia contra las mujeres en España |
-.19** |
.20*** |
-.26*** |
Hay violencia contra las mujeres en todos los países
del mundo |
-.18** |
.15* |
-.26*** |
Es algo que sucede en el ámbito del hogar, de
forma privada |
.14* |
-.23*** |
.09 |
Son problemas que debe resolver la pareja |
.20*** |
-.22*** |
.20** |
En algunos casos, la violencia contra las mujeres
está justificada |
.18** |
-.07 |
.12 |
Muchas de las denuncias por violencia contra las
mujeres que se llevan a cabo son falsas |
.23*** |
-.13* |
.20*** |
Nota. Elaboración propia (datos de la
investigación); * p < .05; **p < .01; ***p < .001.
Como
puede observarse en la Tabla 11, las mujeres con una mayor edad y un mayor
número de hijos/as, tienden a considerar en mayor medida que las mujeres que
sufren violencia son débiles, que a veces, las mujeres buscan que les peguen y
que si la mujer continúa con la relación aunque sufra
violencia, es porque tan mal no está. Las mujeres que cuentan con estudios más elevados, tienen una cierta tendencia a considerar, en mayor
medida, que cualquier mujer puede sufrir violencia, teniendo también una ligera
tendencia a pensar que, en menor medida, a veces, las mujeres buscan que les
peguen. Por último, aquellas que consideran que cualquier mujer puede sufrir
violencia, tienen una ligera tendencia a ser más jóvenes.
Tabla
11
Correlaciones
en la muestra de mujeres entre las actitudes hacia la violencia de género según
mitos y creencias sobre víctimas y agresores con la edad, el nivel de estudios
y el número de hijos/as
Ítem |
Edad |
Estudios |
Nº Hijos/as |
Los hombres que ejercen violencia lo hacen porque
consumen alcohol u otras drogas |
.05 |
-.06 |
.02 |
A veces, las mujeres buscan que les peguen |
.18** |
-.18** |
.23*** |
Las mujeres que sufren violencia son débiles |
.30*** |
-.10 |
.21*** |
Si la mujer continúa con la relación
aunque sufra violencia, es porque tan mal no está |
.27*** |
-.08 |
.23*** |
Los hombres que ejercen violencia lo hacen porque
tienen problemas psicológicos |
-.01 |
-.03 |
.06 |
Cualquier mujer puede sufrir violencia |
-.14* |
.16** |
-.05 |
Nota. Elaboración propia (datos de la
investigación); * p < .05; **p < .01; ***p < .001.
Por
último, en la Tabla 12 se muestra que las mujeres que tienen un mayor número de
hijos/as, más edad y un menor nivel educativo, tienen una tendencia a pensar,
en mayor medida, que las mujeres sufren violencia por el hecho de ser mujer,
que una de sus consecuencias es el impacto en la salud mental de las mujeres
que lo sufren y que las mujeres pueden ser violadas por su pareja. Las mujeres
de más edad y mayor número de hijos/as tienden a considerar que se trata de
actos que suceden de forma aislada y que no tienen continuidad y que se basa
únicamente en agresiones físicas. Asimismo, aquellas mujeres de mayor edad y
menor nivel de estudios tienen una ligera tendencia a considerar que, en menor
medida, la violencia de género la ejerce un hombre contra una mujer. Las
mujeres que creen que las mujeres también ejercen, en mayor o igual medida,
violencia contra los hombres, tienden a tener un menor nivel educativo. Por
último, aquellas mujeres con un mayor número de hijos/as, tienen una ligera
tendencia a pensar que la violencia psicológica no es tan grave como la física.
Tabla
12
Correlaciones
en la muestra de mujeres entre las actitudes hacia la violencia de género según
mitos y creencias sobre las características de la violencia con la edad, el
nivel de estudios y el número de hijos/as
Ítem |
Edad |
Estudios |
Nº Hijos/as |
Las mujeres sufren violencia por el hecho de ser
mujer |
-.24*** |
.23*** |
-.21*** |
Se basa únicamente en agresiones físicas |
.16** |
-.04 |
.17** |
La ejerce un hombre contra una mujer |
-.12* |
.20*** |
-.07 |
Las mujeres también ejercen, en mayor o igual
medida, violencia contra los hombres |
.12 |
-.21*** |
.09 |
Una de sus consecuencias es el impacto en la
salud mental de las mujeres que lo sufren |
-.32*** |
.21*** |
-.29*** |
Se trata de actos que suceden de forma aislada y
que no tienen continuidad |
.27*** |
.06 |
.21*** |
La violencia psicológica no es tan grave como la
física |
.12 |
.05 |
.16* |
Las mujeres pueden ser violadas por su pareja |
-.32*** |
.19*** |
-.26*** |
Nota. Elaboración propia (datos de la
investigación); * p < .05; **p < .01; ***p < .001.
DISCUSIÓN
Y CONCLUSIONES
El objetivo general de esta investigación fue conocer las
actitudes hacia la violencia de género de la población general. Para llevar a
cabo dicho objetivo se llevó a cabo un estudio transversal y correlacional
mediante el empleo de dos cuestionarios y una hoja de recogida de datos
sociodemográficos, que se aplicaron a una muestra formada por un total de 413
personas, de las cuales el 66,8% eran mujeres y el 33,2% hombres, con edades
comprendidas entre los 17 y los 78 años y diferentes realidades
sociodemográficas.
Respecto al primer objetivo específico planteado, conocer si
existen diferencias entre mujeres y hombres en las actitudes hacia la violencia
de género de la población general, se encontró que se dan diferencias
estadísticamente significativas entre mujeres y hombres. Las mujeres se
muestran más de acuerdo que los hombres en que cualquier mujer puede sufrir
violencia, que las mujeres que la sufren lo hacen por el hecho de ser mujer y
que las mujeres pueden ser violadas por su pareja. Además, se muestran más en
desacuerdo que los hombres en que son problemas que debe resolver la pareja, que si la mujer continúa con la relación, aunque sufra
violencia, es porque tan mal no está y que los hombres que ejercen violencia lo
hacen porque tienen problemas psicológicos. En este sentido, en otros estudios como
el de Matud et al. (2009); Méndez et al. (2018)
también se han encontrado diferencias entre mujeres y hombres. En el primero,
los hombres que ejercían como profesionales de la salud consideraban más
frecuentemente que las mujeres que las causas de la violencia de género se
encuentran en problemas individuales. En el segundo, las estudiantes mostraban
menor acuerdo que sus colegas hombres en que el maltrato fuera algo puntual,
además de que los hombres mostraban un mayor desacuerdo con que la violencia de
género fuese una cuestión importante en España. Por lo tanto, parece que, al
menos en las muestras analizadas, existen diferencias entre mujeres y hombres
en sus actitudes hacia la violencia de género en distintos ámbitos, tanto
educativo como sanitario y en la población general.
El segundo objetivo específico que se planteó fue conocer si haber
recibido o no formación en violencia de género es un factor diferencial en las
actitudes hacia la violencia de género de la población general. Los resultados
evidencian que se dieron diferencias estadísticamente significativas entre
quienes habían recibido formación en violencia de género y quienes no. Aquellas
personas que recibieron formación, mostraban un grado
mayor de desacuerdo con que la violencia de género es algo que sucede en el ámbito
del hogar, de forma privada, que se trata de problemas que debe resolver la
pareja, que, en algunos casos, la violencia contra las mujeres está justificada
y que las mujeres también ejercen, en mayor o igual medida, violencia contra
los hombres. Además, también se muestran más de acuerdo en que la violencia de
género la ejerce un hombre contra una mujer y que las mujeres pueden ser
violadas por su pareja. El hecho de que existan diferencias entre aquellas
personas que han recibido formación y quienes no, es algo que se replica en el
estudio de Vázquez Santiago et al. (2009), si bien en este caso se trataba de
estudiantes universitarios. Asimismo, en otros estudios (Rojas Loría et al.,
2015; Valdés Sánchez et al., 2016; Rodríguez-Bolaños et al., 2005) se ha
constatado la necesidad de formar al personal en materia de violencia de
género, para así, al menos en el ámbito de la salud, poder actuar de mejor
forma ante los casos que se presenten.
El tercer objetivo específico planteado, fue conocer en qué medida
la edad se asocia con las actitudes hacia la violencia de género de la
población general. A este respecto, y aunque las magnitudes de las asociaciones
no fueron altas, se dieron correlaciones estadísticamente significativas en más
de la mitad de los ítems del cuestionario, tanto en el caso de las mujeres,
donde se dieron en 17 de los 21 ítems como en el de los hombres, dándose en 13
ítems. Los resultados indicaron que, tanto en mujeres como en hombres, a mayor
edad menos adecuadas y por tanto más favorables eran sus actitudes hacia la
violencia de género. Aquellos ítems cuya fuerza de asociación fue mayor, en el
caso de los hombres fueron “Las mujeres pueden ser violadas por su pareja” y “Si
la mujer continúa con la relación aunque sufra
violencia, es porque tan mal no está”, mientras que en el caso de las mujeres
fueron “Las mujeres pueden ser violadas por su pareja”, “Una de sus
consecuencias es el impacto en la salud mental de las mujeres que lo sufren” y
“Las mujeres que sufren violencia son débiles”. Estos resultados pueden
relacionarse con el obtenido por Matud et al. (2009),
ya que en dicho estudio aquellos profesionales sanitarios cuya edad oscilaba
entre 40 y 61 años, consideraban con más frecuencia que las personas menores de
40 años que la responsable de la situación de violencia de género es la mujer.
Conocer en qué medida el nivel de estudios se asocia con las
actitudes hacia la violencia de género de la población general, fue el cuarto
objetivo específico planteado. Los resultados encontrados mostraron que, en el
caso de los hombres, el nivel de estudios correlacionó de forma
estadísticamente significativa en 10 de los 21 ítems, mientras que, en el caso
de las mujeres, en 12. Estos resultados mostraron que aquellas mujeres y
hombres que tenían un menor nivel educativo,
presentaban unas actitudes menos adecuadas y por tanto más favorables hacia la
violencia de género. De forma concreta, aquellos ítems donde se dio una mayor
fuerza en la asociación, si bien esta no fue alta en ninguno de los ítems, en
el caso de los hombres, fueron “Las mujeres que sufren violencia son débiles” y
“Es algo que sucede en el ámbito del hogar, de forma privada”, mientras que en
el caso de las mujeres fueron “Las mujeres sufren violencia por el hecho de ser
mujer”, “Son problemas que debe resolver la pareja”, “Las mujeres también
ejercen, en mayor o igual medida, violencia contra los hombres” y “Una de sus consecuencias es el impacto en la
salud mental de las mujeres que lo sufren”. Atendiendo a otros estudios (Méndez
et al., 2018; Vázquez Santiago et al., 2009) se encuentra que, en muestras de
estudiantes de universidad, cuya formación es más elevada, también mostraban
actitudes más favorables hacia la violencia de género.
El último objetivo específico planteado, fue conocer en qué medida
el número de hijas e hijos se asocia con las actitudes hacia la violencia de
género de la población general. Los resultados demostraron que, a mayor número
de hijos/as, se hallan unas actitudes de mayor aceptación de la violencia de
género. Se dieron correlaciones estadísticamente significativas en varios de
los ítems, tanto en mujeres como en hombres, si bien no se dieron asociaciones
cuya magnitud fuese alta. De forma concreta, en el caso de las mujeres se
dieron correlaciones en 12 de los 21 ítems que componen el cuestionario,
encontrándose que, en aquellos en los que se dio una mayor fuerza de asociación
fueron “Una de sus consecuencias es el impacto en la salud mental de las
mujeres que lo sufren”, “Las mujeres pueden ser violadas por su pareja” y “Hay
violencia contra las mujeres en España”, mientras que en el caso de los hombres
se dieron en 9. En este caso, los que mostraron una mayor fuerza en la
asociación fueron “Las mujeres pueden ser violadas por su pareja”, “Si la mujer
continúa con la relación aunque sufra violencia, es
porque tan mal no está” y “Son problemas que debe resolver la pareja”.
En conclusión, los hombres, las personas de mayor edad, las que
tienen un nivel de estudios menor, un mayor número de hijos/as y quienes no han
recibido formación en violencia de género, presentan unas actitudes que revelan
una mayor aceptación de la violencia de género. La violencia de género es un
problema estructural de la sociedad, puesto que esta la genera y la mantiene
mediante la socialización diferencial, que desemboca en las desigualdades
existentes entre mujeres y hombres. Además, esta forma de violencia supone unas
consecuencias nocivas en la salud mental y física de las mujeres que la sufren.
Por lo tanto, mejorar la educación debería ser una prioridad inmediata en la
agenda política de cualquier país, dotando de financiación con cargo a los presupuestos
generales de los estados, y no dependiendo de subvenciones. Esto es necesario,
puesto que incluir desde edades tempranas la educación afectivo sexual, además
de contar con unos valores transversales que sean igualitarios y basados en un
enfoque de género, sería un paso importante para reducir los mitos relacionados
con la violencia de género o las propias actitudes hacia la misma.
AGRADECIMIENTOS
Trabajo cofinanciado
por la Agencia Canaria de Investigación, Innovación y Sociedad de la
Información de la Consejería de Universidades, Ciencia e Innovación y Cultura y
por el Fondo Social Europeo Plus (FSE+) Programa Operativo Integrado de
Canarias 2021-2027, Eje 3 Tema Prioritario 74 (85%).
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[1] Doctorando en Estudios Interdisciplinares
de Género. Departamento de Sociología y Antropología, Universidad de La Laguna.
San Cristóbal de La Laguna, España. Email: cdiazher@ull.edu.es ORCID: https://orcid.org/0000-0002-4502-1521