El feminicidio en Iberoamérica: el estado de la
cuestión
Feminicide in
Ibero-America: the state of the art
Laura Marcela GUZMÁN
RINCÓN [1]
Martha Cecilia RAMBAL
SIMANCA [2]
María
José POLO ORTÍZ [3]
Recibido Aprobado |
: : |
05.03.2024 13.09.2024 |
Publicado |
: |
30.09.2024 |
RESUMEN: El
feminicidio es un fenómeno de gran relevancia a nivel mundial, especialmente en
Latinoamérica y España, donde su creciente incidencia ha generado preocupación
social y política. Comprender este fenómeno es vital para implementar
estrategias efectivas que protejan a las mujeres y reduzcan la violencia de
género. El objetivo del presente trabajo fue construir un estado de la cuestión
sobre el feminicidio, analizando investigaciones realizadas en Iberoamérica en
los últimos diez años, con el fin de proporcionar un marco de referencia para
futuras investigaciones y políticas de intervención. Para alcanzar este
objetivo, se utilizó un enfoque cualitativo, realizando una revisión
sistemática de la literatura sobre feminicidio. Se aplicó el método de análisis
de contenido y se llevó a cabo un muestreo no probabilístico de tipo teórico
para seleccionar los trabajos más relevantes. Entre los resultados más
significativos, se identificaron dos enfoques teóricos predominantes: el biopsicosociocultural y el modelo ecológico, que abordan el
fenómeno de manera integral. Además, se señalaron los factores de mayor
incidencia en los casos de feminicidio, que incluyen el estatus socioeconómico,
la educación diferenciada por sexo, el machismo, el consumo de alcohol y
drogas, el rompimiento de relaciones y el entorno violento en la infancia del
agresor. El perfil del feminicida es predominantemente masculino, con un rango
de edad de 18 a 45 años, siendo mayormente parejas o exparejas de las víctimas,
y presentando características como celotipia y comportamientos controladores. Las
conclusiones destacan la complejidad del fenómeno del feminicidio y la
necesidad de un enfoque multidimensional para abordarlo. La identificación de
factores de riesgo y el perfil del agresor son fundamentales para diseñar
intervenciones efectivas que prevengan la violencia y protejan a las
potenciales víctimas.
PALABRAS
CLAVE: Violencia de género, Feminicidio, Mujer, Iberoamérica, Género.
ABSTRACT: Femicide is a phenomenon of great relevance worldwide, especially in
Latin America and Spain, where its increasing incidence has generated social
and political concern. Understanding this phenomenon is vital to implement
effective strategies that protect women and reduce gender-based violence. The
objective of this work was to construct a state of the art on femicide,
analyzing research conducted in Ibero-America over the last ten years, in order
to provide a frame of reference for future research and intervention policies.
To achieve this objective, a qualitative approach was used, conducting a
systematic review of the literature on femicide. The content analysis method
was applied, and a non-probabilistic theoretical sampling was carried out to
select the most relevant works. Among the most significant results, two
predominant theoretical approaches were identified: the biopsychosociocultural
and the ecological model, which address the phenomenon comprehensively.
Additionally, the factors with the greatest incidence in femicide cases were
identified, including socioeconomic status, sex-differentiated education,
machismo, alcohol and drug consumption, relationship breakdowns, and violent
environments in the aggressor's childhood. The profile of the femicide
perpetrator is predominantly male, with an age range of 18 to 45 years, mostly
partners or ex-partners of the victims, and presenting characteristics such as
jealousy and controlling behaviors. The conclusions highlight the complexity of
the femicide phenomenon and the need for a multidimensional approach to address
it. The identification of risk factors and the aggressor's profile are
fundamental for designing effective interventions that prevent violence and
protect potential victims.
KEYWORDS: Gender violence, Femicide, Woman, Ibero-America,
Gender.
COMO CITAR:
HOW TO CITE:
Guzmán Rincón, L. M., Rambal Simanca, M. C. y Polo Ortíz, M.
J. (2024). El feminicidio en Iberoamérica: el estado de la cuestión. Mujer y Políticas Públicas, 3(2), 60-89. https://doi.org/10.31381/mpp.v3i2.6844
INTRODUCCIÓN
El Feminicidio es un
fenómeno mundial que ha tenido un mayor impacto debido a su incesante
crecimiento en las cifras, teniendo como foco países pertenecientes a
Latinoamérica y España. La CEPAL (2023) afirmó “al menos 4.050 mujeres fueron
víctimas de feminicidio en 26 países (17 de América Latina y 9 del Caribe) en
el año 2022”. A lo largo de los últimos diez años se han llevado a cabo
investigaciones que resaltan la conducta delictiva que conlleva al feminicidio
junto con sus características, consecuencias y las diferentes estrategias
propuestas por los teóricos para prevenirlo desde sus inicios como lo es en la
violencia de género.
Teniendo en cuenta lo
mencionado con anterioridad, la presente investigación es cualitativa de tipo
hermenéutico, por lo que, pertenece a un paradigma interpretativo – comprensivo
y el muestreo es no probabilístico de tipo teórico. Esta investigación buscó
realizar el estado de la cuestión sobre el feminicidio, analizando las
investigaciones en Iberoamérica de los últimos diez años por medio de una
revisión sistemática usando el método de análisis de contenido. Para ello se
caracterizó el feminicidio estableciendo patrones comunes o diferenciales entre
las diferentes propuestas teóricas consultadas; definir las diferentes teorías
sobre el feminicidio, discriminando cuáles son las que logran explicar en mayor
profundidad el fenómeno, y, por último, se propuso identificar el
comportamiento del feminicida, determinando cuál es el perfil del feminicida en
Iberoamérica. Con esto se quiere aportar
mayor información frente al tema, brindando aportes teóricos y perspectivas
frente al fenómeno, para así, generar pautas de prevención temprana que eviten
la última instancia de la violencia de género como lo es el feminicidio,
llegando a impactar significativamente a la disminución de esta problemática
social.
El feminicidio es una
problemática social que ha ido en crecimiento alrededor de los últimos años,
logrando maximizar el fenómeno y sus repercusiones frente a la sociedad. A lo
largo del tiempo este tema ha sido foco de varias investigaciones, generando que
diversos autores planteen conceptos y teorías en torno a dicha temática.
Russell (2008, como se citó en Saccomano, 2017) afirmó que “el feminicidio es
la expresión más extrema de la violencia contra la mujer; se trata del
«asesinato de mujeres por hombres motivados por el odio, el desprecio, el
placer o la suposición de propiedad sobre las mujeres»” (p. 52). Por otro lado, en Latinoamérica, Lagunas y
Huete (2012, como se citó en Díaz, 2021) definieron el feminicidio como “el
asesinato masivo de mujeres cometido por hombres desde su superioridad de
grupo; lo vincula con los motivos, con las heridas que se infligen en el cuerpo
de la mujer y la complacencia política de las estructuras sociales que lo
permiten, lo toleran y lo amplían”.
Siguiendo con el
contexto Iberoamericano, en España, el feminicidio estaría visto como la última
instancia de la violencia, la cual se pretende explicar por medio de una causa,
la cual sería atribuirle el comportamiento feminicida a los hombres que
incurren en el machismo. De ahí que se señala con frecuencia el hecho de que el
feminicidio es el asesinato de una mujer por parte de un hombre solo por el
hecho de ser mujer (Palacios, 2020, p. 180).
A continuación, se
expondrán las diferentes cifras encontradas en el año 2022 alrededor de este
fenómeno, en los distintos países de Iberoamérica según la CEPAL (2023): En
Brasil se evidenció la mayor cifra de feminicidios a lo largo de este año con
1437 casos, seguido de México con 976, Honduras con 309, Argentina con 232
casos, Colombia contó con 215 feminicidios, República Dominicana con 163 casos,
Perú con 147, Venezuela con 122 casos,
Bolivia con 94 y Guatemala con 91, siendo estos países los que cuentan
con mayores cifras de feminicidios durante el periodo del 2022.
La gráfica 1 muestra
la incidencia de casos de feminicidio en Iberoamérica, teniendo como país más
incidente a México con un total de 493 casos, equivalente a un 29%.
Gráfica 1
Estadísticas feminicidio en Iberoamérica 2022
Nota. Elaboración propia.
El Estado de la
cuestión le permite al investigador conocer qué se ha hecho con relación al
tema de investigación que le interesa y cuál es el conocimiento existente;
brindando importantes pautas para plantear un tema y una propuesta de
investigación. Según plantean Hernández et al. (2014) “Para adentrarse en el
tema es necesario conocer estudios, investigaciones y trabajos anteriores,
especialmente si uno no es experto en tal tema” (p. 28).
Al momento de realizar
la revisión y codificación de los
diferentes artículos, se encontró con que la mayoría son investigaciones
realizadas en países pertenecientes a Latinoamérica (78 artículos), mientras
que los otros corresponden a España (con un total de 19 artículos), por lo que
se tuvo en cuenta la incidencia y la sinergia que hay dentro de estos países,
por ende, se englobaron todos en la categoría de Iberoamérica teniendo en
cuenta las respectivas características que los denominan como tal. Ahora bien,
se conoce como Iberoamérica a la región de América conformada por un conjunto
de países que tienen en común haber sido en el pasado colonias de España y
Portugal.
MARCO TEÓRICO Y/O
ANTECEDENTES
Existe una vasta
cantidad de investigaciones alrededor del tema del feminicidio a lo largo de la
última década. Tras revisar los artículos relacionados con el tema, se destacan
algunos autores principales que abordan el feminicidio y los factores que lo
componen, como Russell, Radford, Lagarde, Toledo, entre otros. En las
definiciones del feminicidio, se señala que el término fue utilizado por
primera vez en:
A Satirical View of
London at the Commencement of the Nineteenth Century (Corry) en 1801 para denominar el asesinato de una mujer. Sin embargo, en ese entonces la definición
quedaba vaga ante la concepción que le otorgó posteriormente la feminista Diana
Russell al testificar sobre este crimen en el Tribunal Internacional de
Crímenes contra Mujeres en Bruselas en 1976, la cual lo definió como “el
asesinato de mujeres por hombres por el hecho de ser mujeres. Finalmente, en
1992, Radford y Russell lo definieron como el asesinato misógino de mujeres por
hombres” (Russell, 2006, p. 75-76)
Aun cuando varios
autores hablaban de Feminicidio y Femicidio como dos términos similares, en
castellano, femicidio es una voz homóloga a homicidio y sólo significa
homicidio de mujeres. Por eso, para diferenciarlo y definirlo dentro del
contexto Latinoamericano, Lagarde (2008) prefirió la voz ‘feminicidio’ y
denominó así al conjunto de violaciones a los derechos humanos de las mujeres
que contienen los crímenes y las desapariciones de mujeres y que, estos fuesen
identificados como crímenes de lesa humanidad.
Un aspecto importante
a resaltar dentro del fenómeno del feminicidio es la violencia de género, la
cual se argumenta en que “está basada en la estructura social patriarcal y
opresiva, de manera que los hombres llevan a cabo la violencia física y sexual
contra las mujeres con el propósito de mantenerse dominantes y controladores
frente a ellas” (Toledo, 2012, p. 40).
Culturalmente, aún
estamos frente a sociedades que conservan el machismo dentro de su práctica,
entendiéndolo como una de las causas principales en la dinámica del
feminicidio, siendo en primera instancia de ello la violencia de género. De
este modo, “el machismo no es sólo un atributo personal, sino básicamente, una
forma de relacionarse. (...) Expresa una relación basada en cierto manejo del
poder que refleja desigualdades reales en los ámbitos social, económico y
político” (Castañeda, 2019, p. 29).
Dentro de los estudios
revisados relacionados con el feminicidio en el contexto de Iberoamérica, lo
propuesto en la investigación de Velasco y Abanto (2019), denominada
“Feminicidio: Revisión sistemática de la literatura en los últimos once años”,
tuvo como objetivo analizar cómo se presenta la literatura científica en los
últimos once años respecto al feminicidio, utilizando una metodología de
revisión sistemática. Los autores obtuvieron como resultado que el 75%
corresponde a artículos publicados en base de datos confiables de Latinoamérica
y Europa, el 17.5% son reportes periodísticos (noticias), 5% corresponde a
estadísticas nacionales e internacionales y el 2.5% a libros.
Por otro lado, se
tiene el estudio de Peña y Arias (2021), con el título “Revisión y abordaje de
las violencias contra la mujer: una mirada desde la Psicología Comunitaria en
Iberoamericana”, en la que los autores buscaron establecer el estado actual de
los servicios y programas implementados para enfrentar la violencia contra la
mujer, así como su impacto en el empoderamiento femenino dentro del contexto de
la psicología comunitaria, entre el periodo 2010 al 2020, en Iberoamérica,
llevada a cabo por medio de una revisión sistemática, dando como resultado 13
programas y 8 servicios que se han implementado en la reducción de la violencia
en mujeres.
El feminicidio
En la revisión
sistemática que se llevó a cabo con los artículos científicos, se encontraron
diversas definiciones acerca del feminicidio, de las cuales algunas difieren en
ciertos aspectos con otras, sin embargo, también se encuentran puntos de
convergencia entre dichas concepciones.
Dentro de los
artículos, se encuentra el trabajo de Saccomano (2017), el cual plantea que el
concepto de feminicidio proviene del neologismo femicidio que se remonta al
siglo XX, sin embargo, el término quedó en desuso. Posteriormente, en Estados
Unidos, Diana Russell emplea el término por primera vez en una declaración
escrita en el Tribunal sobre Crímenes contra la Mujer en 1976, es así como en
1992, junto con Radford, lo definen como «el asesinato misógino de mujeres
cometido por hombres» y, en 2001, como «el asesinato de personas del sexo
femenino por parte de hombres por el hecho de pertenecer al sexo femenino»,
utilizando la expresión «personas del sexo femenino» en lugar de «mujeres» para
incluir a las niñas y a los bebés de sexo femenino (como se citó en Saccomano,
2017, p. 54).
Russell (2008, como se
citó en Saccomano, 2017) afirmó que “el feminicidio es la expresión más extrema
de la violencia contra la mujer; se trata del «asesinato de mujeres por hombres
motivados por el odio, el desprecio, el placer o la suposición de propiedad
sobre las mujeres»” (p. 52). Además, abarca cualquier homicidio de mujeres
cometido basándose en la discriminación de género. De igual manera, Manjoo
(2012), plantea que “el feminicidio es en muchos casos «el final en un continuo
de violencia contra la mujer, inscrita en patrones generales de discriminación
e impunidad tolerada de los perpetradores»” (p. 55).
En sinergia con estas dos últimas conceptualizaciones, Chávez Belén (2018)
plantea que “el feminicidio es una de las formas de la violencia hacia la
fémina, que se caracteriza por violar uno de los derechos fundamentales como es
el derecho a la vida, la integridad física y la salud, y que no son debidamente
protegidas por el Estado” (pp. 9-10). Además de esto, enfatiza que entre estas
formas de violencia se encuentran aquellas formas evitables de muerte que están
relacionadas con la inaccesibilidad a sus derechos fundamentales, tales como,
la salud, el trabajo, educación, justicia, igualdad, libertad y seguridad.
Por otro lado, la Organización
Mundial de la Salud (OMS, 2013) afirma que “en general se entiende que el
femicidio es el asesinato intencional de una mujer por el hecho de ser mujer,
pero las definiciones más amplias abarcan todo asesinato de una niña o una
mujer” (p. 1). Además, refiere que el femicidio es perpetrado generalmente por
los hombres, pero en ocasiones pueden estar involucradas integrantes de la
familia del sexo femenino. El femicidio se distingue en formas específicas de
los homicidios de hombres, un ejemplo de este sería que, la mayoría de los
femicidios son cometidos por una pareja actual o anterior de la víctima e
incluyen un cúmulo de violencia perpetrado con anterioridad durante un largo
periodo, en donde se hayan evidenciado también amenazas o intimidación,
violencia sexual o situaciones en las que las mujeres tienen menos poder o
menos recursos que su pareja.
Russell (2006, como se
citó en Rodríguez y Orejarena, 2021) plantea que “el feminicidio es el fenómeno
que ha presentado las consecuencias más extremas de violencia hacia la mujer,
siendo un acto efectuado, en su mayoría, por el género masculino” (p. 3). Sin
embargo, Sáenz en el 2020, afirma que “es importante destacar que esta figura
delictiva no establece un victimario específico, ya que puede ser tanto un hombre como una mujer, que
ultimen a una mujer por ser mujer o, por encontrarse en una relación de poder
que implica condiciones de desigualdad” (p. 328).
En Latinoamérica,
Lagunas y Huete (2012, como se citó en Díaz, 2021) definieron el feminicidio
como “el asesinato masivo de mujeres cometido por hombres desde su superioridad
de grupo” (p. 20). Además, lo relacionan con los motivos, con las heridas que
se infligen en el cuerpo de la mujer y la impunidad política de las estructuras
sociales que lo permiten, lo toleran y lo amplían.
Similar a esta
conceptualización del feminicidio, la antropóloga Lagarde (2008) señaló que “el
feminicidio es el genocidio contra mujeres y sucede cuando las condiciones
históricas generan prácticas sociales que permiten atentados violentos contra
la integridad, la salud, las libertades y la vida de niñas y mujeres” (p. 216).
Asimismo, la antropóloga señala que: el Estado es parte estructural del
problema por su signo patriarcal y por su preservación de dicho orden, en otras
palabras, sería un crimen de Estado el no asumir su rol tutelar de prevención
del delito de feminicidio y dando leyes justas que sancionen estos crímenes
contra la mujer (Bendezú, 2018, p. 36)
Tipos de Feminicidio
Al abordar el
feminicidio, se observa una amplia tipología que varía según el tipo de
relación que guarde la víctima con el feminicida. Esta categoria da lugar a
diferentes tipos de feminicidios, como el íntimo, el no íntimo, el por
conexión, el familiar, el infantil, el feminicidio sexual y el por
discriminación, entre otros.
Es de esta manera que
Vásquez (2021), expone de una manera más concreta las diferentes formas en que
se pueden catalogar los feminicidios, determinando que estos “ocurre en todas
las sociedades del mundo y se perpetra por una amplia gama de individuos y
grupos, incluidos los conocidos por las víctimas (parejas íntimas actuales y
anteriores, familiares, amigos, y conocidos) y los desconocidos” (pp. 24-25).
Adicional a ello, agregó que el feminicidio se lleva a cabo por diversas formas,
como los asesinatos asociados con violencia interpersonal, prácticas de dote,
delitos de honor, violencia sexual, violencia política, actividad de pandillas
e infanticidio. Sin embargo, se establece de manera universal que las mujeres
tienden a ser mayormente asesinadas por alguien que conocen, ya sea su pareja
íntima o algún miembro de su familia.
Feminicidio Íntimo
Dentro de esta tipología, se destaca la clasificación
del feminicidio íntimo como una de las más resaltantes en las investigaciones.
De hecho, se podría afirmar que es la clasificación principal o la que presenta
mayor prevalencia en la práctica del feminicidio. Según las definiciones propuestas por los diferentes
autores, como Stout (1991); Dawson y Gartner (1998) y Monárrez (2008) (como se
citó en Rodríguez y Orejarena, 2021), el feminicidio íntimo se tipifica como
“aquel realizado por la pareja íntima masculina (esposos actuales, anteriores,
a las parejas en unión libre y a los novios) de la víctima” (p. 3).
Russell (2006) por su
parte, lo tipifica como “aquellos realizados por parejas o exparejas de la
víctima” (p. 83). Al igual que los
conceptos propuestos anteriormente, se logra entender de una manera más amplia
por Chávez (2018) y Figueroa (2021), como la muerte de una mujer cometida por
un hombre con el cual la víctima guardaba algún tipo de relación íntima, bien
sea su pareja, ex pareja, amante e incluso entran aquellos hombres que fueron
rechazados por la víctima.
Con relación a la
incidencia de este tipo de feminicidio, Vásquez (2021) confirma que, a nivel
mundial, las mujeres tienen muchas más probabilidades que los hombres de ser
agredidas, violadas o asesinadas por una pareja actual o anterior, y esto
ocurre con mayor frecuencia en relaciones en las que existe un historial de
violencia por parte de la pareja íntima.
Cabe destacar que este
tipo de feminicidio hace alusión a una relación íntima no excluyente de la
línea sanguínea, es decir que “también califica como feminicidio íntimo cuando
el homicida es un miembro de la familia como el hermano, primo o padrastro” (MIMP,
2014, como se citó en Huamán, 2021, p. 51). Así mismo, Saccomano (2017) lo
define como “aquel cometido por un hombre con el cual la víctima tenía o solía
tener una relación íntima, familiar, de convivencia, o afines” (p. 55).
Por otro lado, Toledo
(2009, como se citó en Zárate y Ruiz, 2019), propone el término del feminicidio
íntimo como “aquel cometido por un hombre con quien la víctima tenía o tuvo una
relación íntima, de convivencia, noviazgo, amistad, compañerismo o relaciones
laborales”. Teniendo en cuenta como íntimo no solo las relaciones sentimentales
o los noviazgos, sino también considerando las relaciones de amistad, laborales
o de compañerismo.
Feminicidio no íntimo
A diferencia de la
tipología anterior, “el Femicidio no íntimo, es el femicidio cometido por
alguien que no tiene una relación íntima con la víctima” (OMS, 2013, p. 3).
Russell (2006) afirma
que “son los feminicidios realizados por vecinos, amigos, compañeros de
trabajo, entre otros” (como se citó en Rodríguez y Orejarena, 2021, p. 4).
Logrando guardar cierta discrepancia entre el último autor citado en el
anterior apartado sobre el feminicidio íntimo, ya que incluía dentro de su
definición las relaciones laborales y amistosas.
Monárrez y Olamendi
(como se citó en Figueroa, 2021) lo definen como “la muerte de una mujer
cometida por un hombre desconocido con quien la víctima no tenía ningún tipo de
relación” (p. 28). Un ejemplo claro de esta tipología sería el de un agresor
sexual que culmina en el asesinato de la mujer por parte de un extraño. También
se considera el caso del vecino que mata a su vecina sin que existiera entre
ambos algún tipo de relación o vínculo.
Así mismo, Chávez
(2018) afirma que “es crimen cometido por una persona desconocida donde la
víctima no tenía ningún tipo de relación del agresor, puede ser con una
violación que culmina con el feminicidio” (p. 27). Al
considerar otros factores dentro de la conceptualización del feminicidio, se
incluyen aspectos como los encuentros forzosos y la violencia sexual a la que
la persona pueda haber estado expuesta antes del crimen.
De esta manera, se
pueden entender ciertos subtipos que se derivan de esta tipología, tal como lo
plantea Vásquez (2021) afirmando que este “implica el asesinato de mujeres por
parte de alguien con quien no compartían una relación de pareja íntima, que abarca
una amplia gama de subtipos de femicidio, como el femicidio familiar, el
femicidio por "otro autor conocido" y el femicidio por extraños” (p.
29).
Igualmente se observa
que otros autores incluyen el feminicidio no íntimo dentro de la práctica de
otros tipos de feminicidios. Por ejemplo, MIMP (2014, como se citó en Huamán,
2021) postula que “también califica en este tipo de feminicidio, cuando la
muerte se da como consecuencia de una agresión sexual o en el escenario de la
trata de personas” (p. 51).
Finalmente, se
encuentran diferencias en la inclusión de los diferentes feminicidas que entran
dentro de esta tipología, ya que existen conceptos ques incluyen o excluyen a
los familiares y amigos. Por ejemplo, en la investigación de Soccamano (2017),
se afirma que “el femicidio no íntimo incluye aquellos cometidos por un hombre
que no tenía ninguna relación íntima, familiar o de convivencia con la víctima”
(pp. 55-56).
Feminicidio Infantil
En la revisión de los artículos, se observa que algunos
incluyen la categoría de feminicidio infantil en la tipificación, a pesar de
que no es tan común. Normalmente, los autores tienden a clasificarlo dentro de
otras categorías de feminicidio, abarcando tanto a niñas como a adolescentes y
adultas.
El feminicidio
infantil “es la muerte de una niña menor de 14 años de edad cometida por un
hombre en el contexto de una relación de responsabilidad, confianza o poder que
le otorga su situación adulta sobre la minoría de edad de la niña” (Figueroa,
2021, p. 28). Por su parte, Chávez (2018) hace una pequeña variación en cuanto
a la edad y propone que “es el crimen cometido a una niña menor de 15” (p. 27).
Otro concepto, que
causa confusión, es la propuesta de Bendezú (2018) quien afirma que “comprende
el asesinato de niños o niñas por hombres y mujeres quienes tenían una relación
de responsabilidad con la víctima” (p. 21).
Finalmente, en los
artículos de Zárate y Ruiz (2019) y Medina et al. (2017), emplean el término
dado por Toledo en 2009, como aquella privación de la vida cometida contra
niñas menores de edad o que no poseen la capacidad mental, ya sea descendiente
o colateral hasta en cuarto grado; o que tenga alguna relación de cuidado,
responsabilidad, confianza o poder que le otorga la situación adulta sobre la
menor.
Feminicidio por
conexión
El MIMP (2014, como se
citó en Huamán, 2021) considera este tipo de feminicidios cuando “el homicidio
de la mujer se da en el contexto de intento de asesinato de otra mujer, la
víctima puede ser una amiga, una pariente o alguien que se encontraba circunstancialmente
en el lugar del homicidio” (pp. 51-52). De este modo, se puede conceptualizar
de una manera más concisa como “el asesinato de cualquier mujer que trató de
intervenir o quedó atrapada en una acción de feminicidio” (Carcedo, 2000, como
se citó en Saccomano, 2017, p. 56). Así mismo, Medina et al. (2017), brindan
una definición concreta, estipulando que son aquellas “mujeres asesinadas que
quedaron dentro de la ‘línea de fuego’ del agresor que intentaba asesinar a
otra mujer” (p. 22).
Feminicidio Familiar
Teniendo en cuenta que
tanto el feminicidio íntimo como el no íntimo incluyen la categoría de
familiares dentro de sus definiciones, esta tipología pasa al olvido en muchas
investigaciones, haciéndola a un lado y se incluye dentro de las dos
mencionadas anteriormente. Sin embargo, existen algunos conceptos de esta
clasificación propuestos por diversos autores, tales como Moreno y Lizárraga
(2017) quienes estipulan que “es la muerte de una mujer en el contexto de una
relación de parentesco entre la víctima y el victimario. El parentesco puede
ser por consanguinidad, afinidad o adopción” (como se citó en Figueroa 2021, p.
28).
Otros autores lo
definen como “el crimen cometido de una relación de parentesco entre la víctima
y el victimario” (Chávez, 2018, p. 27). Por otro lado, Bendezú (2018) lo
estipula como “el asesinato de uno o varios miembros de la familia cometida por
un hombre que tiene parentesco con las víctimas” (p. 21). Un término que deja
confusión, dado que, se refiere al homicidio de varios miembros de la familia y
no especifican que debe aplicarse exclusivamente a miembros del género
femenino.
Por último, está
definido como la “privación dolosa de la vida de una mujer cometida por su
cónyuge o cualquier descendiente o ascendiente en línea recta o colateral hasta
en cuarto grado, o que tenga alguna relación afectiva o sentimental de hecho, a
sabiendas de esta relación” (Medina et al., 2017, p. 22).
Feminicidio por
discriminación
Esta tipificación se
puede entender como aquellos homicidios a mujeres por algún tipo de
discriminación, ya sea por, raza y orientación sexual, entre otras. Autores
como Chávez (2018) y Rodríguez y Orejarena (2021) lo definen como: “El
feminicidio transfóbico y el feminicidio lésbico siendo el asesinato de una
mujer transexual o lesbiana por motivación de discriminación a su identidad u
orientación sexual ejecutado por hombres, el feminicidio racista es el
asesinato a la mujer por su origen étnico” (p. 4).
Feminicidio por
prostitución
Existen pocas
definiciones propuestas a lo largo de la revisión bibliográfica, sin embargo,
se resalta que “es el crimen cometido por uno o varios hombres a una mujer que
se dedica a prostituirse, motivados por el odio” (Chávez, 2018, p. 27).
Por otro lado, lo
catalogan como Feminicidio por ocupaciones estigmatizadas, definiendo que “en
este tipo de feminicidio la mujer es socialmente mal vista, pues ellas son
asesinadas por el ejercicio de un oficio mal visto por la sociedad” (Bendezú,
2018, p. 22). Dentro de esta categoría se encuentran aquellas mujeres que
ocupan trabajos mal vistos, por lo que, tienden a esconderse, tales como, las
que trabajan en bares y en centros nocturnos; ellas son las bailarinas, las
meseras y las prostitutas. Esta definición a su vez se encuentra en el trabajo
de investigación propuesto por Medina et al. (2017).
Feminicidio por trata
Esta tipología abarca
todas las muertes de mujeres que ocurren en el contexto de la trata de
personas. Para Moreno y Lizárraga (2017, como se citó en Figueroa, 2021) se
establece que por ‘trata’ se entiende a la captación, el transporte, el
traslado, la acogida o la recepción de personas, recurriendo a la amenaza o al
uso de la fuerza u otras formas de coacción, ya sean rapto, fraude, engaño,
abuso de poder o la concesión o recepción de pagos o beneficios para obtener el
consentimiento de la o las personas con fines de explotación.
Dentro de esta
práctica, se incluyen: la prostitución ajena u otras formas de explotación
sexual, los trabajos forzados o servicios forzados, la esclavitud o las
prácticas análogas a la esclavitud, la servidumbre o la extracción de órganos.
A su vez, Chávez (2018) afirma que “es el crimen a la fémina privándola de su
libertad, prostituirse contra su voluntad en situación de trata de
persona" (p. 27).
Feminicidio Sexual
Sistemático
Otra clasificación de
feminicidio es la de tipo sexual, dentro de las definiciones halladas en la
revisión sistemática se cuenta con la de Bendezú (2018), quien postuló que “las
mujeres asesinadas antes son secuestradas, torturadas y violadas” (p. 22).
Otros autores como Zárate y Ruiz (2019), y Medina et al. (2017) lo definen de
manera más amplia, como aquel asesinato de mujeres y niñas perpetados
simplemente por el hecho de ser mujeres, en los cuales se evidencia que las
víctimas fueron torturadas, violadas y posteriormente abandonadas en escenarios
transgresivos por hombres que emplean la misoginia y el sexismo.
Feminicidios
relacionados con la cultura
Esta tipificación
tiene en cuenta factores importantes que propician el feminicidio según temas
culturales que presenten los diferentes países llegando a justificar la
práctica por medio de esta. Dentro de esta tipificación se encuentran los
asesinatos relacionados con el “honor”, definido por la OMS (2013) como
“aquellos asesinatos a mujeres o niñas a manos de un miembro masculino o
femenino de la familia por una transgresión sexual o conductual supuesta o
real” (p. 2). Dentro de esta práctica entran los adulterios, relaciones
sexuales o embarazos extramatrimoniales, o incluso por haber sido violada.
Otra forma de
asesinato de mujeres vinculada con prácticas culturales se relaciona con la
dote. Este “afecta a mujeres recién casadas que son asesinadas por miembros de
su familia política a causa de conflictos relacionados con la dote, por
ejemplo, como consecuencia de traer ellas una dote insuficiente a la familia”
(OMS, 2013, p. 3). Entiéndase por dote como el “Conjunto de bienes y derechos
aportados por la mujer al matrimonio, que tiene como finalidad atender al
levantamiento de las cargas comunes y que le deberá ser devuelto una vez
disuelto aquel” (Real Academia Española [RAE], 2021).
Por otro lado, autores
como Rodríguez y Orejarena (2021) establecen que dentro de esta tipología se
incluirían aquellos feminicidios que se cometen debido a reglas establecidas en
la sociedad, creencias y factores arraigados a la cultura, tal como lo es la
lapidación, que aún es practicada en países orientales, realizándose como
castigo a aquellas mujeres que han cometido adulterio.
Feminicidios
Sistémicos (Organizados y Desorganizados)
Por último, se encuentran
los tipos de feminicidios específicos para aquellos asesinos en serie y
homicidas que presentan algún tipo de trastorno de la personalidad. De esta
manera, se específica que “el feminicidio sistémico puede ser desorganizado u
organizado y es desarrollado por hombres con trastornos antisociales en donde
se ubica los asesinos seriales y se refleja en la forma en que desarrollan el
asesinato” (Rodríguez y Orejarena, 2021, p. 4).
Bendezú (2018) define
cada uno de estos feminicidios sexuales sistémicos de la siguiente forma: el
feminicidio sexual sistémico desorganizado se caracteriza por que el agresor
secuestra, tortura, viola y asesina a la víctima, quienes lo realizan pueden
ser desconocidos o parientes de la víctima, y las causas son de origen sexual.
Por otro lado, el feminicidio sexual sistémico organizado comprende el
asesinato de las mujeres que ha sido organizado y ejecutado por bandas
criminales dedicadas a la trata de personas. Este también se relaciona con el
secuestro, tortura, violación y muerte de las víctimas cuyos cadáveres son
escondidos o abandonados.
Características del
feminicidio en Iberoamérica
En el análisis de
contenido realizado de los diferentes artículos revisados, se han identificado varias
temáticas que pertenencen a la categoría de características del feminicidio en
Iberoamérica, tales como, la violencia de género, los factores de riesgo y las
principales causas del feminicidio y sus consecuencias.
Violencia de género
Acorde a la Convención
Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia Contra las
Mujeres (1994), la violencia contra la mujer es “cualquier acción u omisión
basada en el género, que cause muerte, daño o sufrimiento físico, sexual o psicológico
a la mujer, tanto en el ámbito público como privado” (como se citó en Figueroa,
2021, p.33)
Dentro del mismo
artículo, Figueroa (2021) se refiere a la violencia de género como “la
violencia misógina contra las mujeres, por ser mujeres ubicadas en relaciones
de desigualdad de género: opresión, exclusión, subordinación, discriminación,
explotación y marginación. Ellas son víctimas de amenazas, agresiones,
maltrato, lesiones y daños misóginos” (p. 33). De igual manera, el autor define
que existen diversos tipos de violencia como lo es la física, psicológica,
sexual, económica o patrimonial. Además, plantea que estas son llevadas a cabo
bajo diferentes modalidades dentro de las cuales está la familiar, laboral y
educativa, comunal, institucional y feminicida.
Heise (2003, como se
citó en OMS, 2013) refiere que “las mujeres sufren violencia infligida por sus
parejas o por otras personas que conocen, a menudo durante períodos prolongados
y la gran mayoría de los agresores son varones” (p. 2). En situaciones donde la pareja es el principal agresor, se puede
hablar también de violencia intrafamiliar, que se desarrolla en tres etapas. La
primera etapa se caracteriza por la aparición de tensión e irritabilidad en la
dinámica familiar, manifestándose a través de violencia psicológica. La segunda
etapa implica el inicio de maltratos físicos, en los que el agresor descarga la
tensión acumulada. Finalmente, en la tercera etapa, se observa un intento por
parte del agresor de buscar el perdón de la víctima, reconociendo que la
situación se ha descontrolado y que esto podría llevar a consecuencias como el
abandono (Medina et al.,
2020, como se citó en Rodríguez y Orejarena, 2021, p. 7).
Factores de riesgo del
Feminicidio
Las investigaciones
contribuyen a aclarar los factores que aumentan el riesgo de que las mujeres sean
asesinadas, especialmente por sus parejas, así como los factores asociados con
una mayor probabilidad de que los hombres cometan un feminicidio.
Chavez (2018), plantea
algunos factores que pueden incidir dentro del feminicidio, como “la
dependencia de la víctima respecto a su agresor, familia numerosa, la
personalidad introvertida de la víctima, la rectificación en la declaración, la
negación a mantener relación sexual o coital y las deudas entre familiares” (p.
41).
Dado que el
feminicidio es la última instancia de la violencia de género, Méndez (2021) examina
factores culturales y sistémicos que influyen en la dinámica del fenómeno,
tales como: el tipo de vecindario, las influencias de las familias, la
educación diferenciada por sexo, el estatus socioeconómico, estrés, consumo de
alcohol o drogas, déficit comunicativo en la pareja, ser víctima o testigo de
violencia intrafamiliar, bajo nivel educativo, ausencia de los padres, etc.
De igual manera, estos
factores se logran distinguir en tres grupos como lo son los subjetivos,
económicos y culturales. Dentro de los factores subjetivos, se encuentran
aquellos factores relacionados con la violencia en la infancia, la baja
autoestima, antecedentes de violencia de pareja y el consumo de alcohol o
sustancias negativas para la salud. En los factores socioeconómicos se
mencionan todos aquellos elementos que puedan estar relacionados a la
participación económica del varón en el sostenimiento del hogar, siguiendo con
la perspectiva de género. Por último, los factores culturales son aquellos que
guardan relación al tipo de crianza recibida (falta de supervisión, estilos
educativos, sobreprotección), valoración cultural respecto al trato hacia la
mujer, creencias sobre las normas sociales, entre otros (Honorio y Quispe,
2018, como se citó en Díaz, 2021).
En similitud con lo
expuesto con anterioridad, Bendezú (2018) distingue los factores de riesgos
mediante varios niveles, que pueden conllevar a una persona a cometer
feminicidio, estos son: el nivel individual, el cual comprende los componentes
de la personalidad junto con sus antecedentes, vivencias e historia clínica del
individuo, evidenciándose aquellas experiencias traumáticas por maltratos
desarrolladas en su niñez y adolescencia. El nivel relacional, es todo aquel
contexto familiar o de otro trato íntimo con su entorno social, como las
parejas, los conflictos conyugales y amistades. El nivel comunitario, se
refiere a la influencia del entorno social en la persona, tales como las
creencias, las costumbres, los valores y la participación en grupos culturales
y deportivos, etc. Finalmente, está el nivel de la sociedad, que evidencia
aquellos factores relativos a las actividades económicas y sociales, en el cual
se ven infundadas aquellas creencias y patrones culturales que contribuyen a
crear un clima de violencia social que afecta las relaciones de pareja y grupales.
En la explicación de
la violencia hacia la mujer, se identifican ciertos factores que predisponen a
que una persona sea un potencial agresor. Entre estos, los factores
neurofisiológicos son mencionados por Vásquez (2021), quien afirma que “las
neuronas están totalmente polarizadas, en la medicina existe una especialidad
denominada Neurofisiología la cual trata de enfermedades que están vinculados a
las alteraciones del lóbulo frontal y temporal de pacientes epilépticos,
miopatías y conductas agresivas” (p. 36). Por otro lado, se mencionan los
factores biológicos y endocrinológicos como inductores de violencia. La
testosterona, producida en los testículos masculinos, no solo influencia el
deseo sexual y la apariencia física, sino que también puede afectar conductas
agresivas y autolesivas.
En relación a los
factores de riesgo psicológicos, Bendezú (2018) propone que están relacionados
con “lo que sucede en la mente, afectividad y vida emocional y sobre todo en la
personalidad y carácter del imputado” (p. 50). Adicionalmente, incluye dentro
de estos factores el dolo e intención de causar daño o agresión contra la vida
e integridad de la víctima.
Los factores de riesgo
psicológicos son los rasgos que posee el agresor, estos rasgos provocan que
exista una mayor probabilidad de que el sujeto pueda ejercer violencia. Entre
los factores de riesgo psicológicos, afirma Molina (2019), “está la carencia de
habilidades para controlar la ira, la dependencia, la autoestima baja, el
miedo, los trastornos depresivos y la inseguridad de parte del agresor” (como
se citó en Pastor, 2020, pp. 48-49). Por otro lado, los factores de riesgo que
contribuyen a que las víctimas de violencia de género se habitúen a recibir la
violencia son el miedo, la autoestima baja y la depresión (Molina, 2019, como
se citó en Pastor, 2020).
Por último, es
relevante destacar el papel que tuvo la pandemia por covid-19 dentro de los
años 2020 y 2021 en la incidencia del feminicidio y los factores de riesgo que
precipitaron a que se llevara a cabo este fenómeno. Rodríguez
y Orejarena (2021) concluyeron en su estudio que el
COVID-19 incrementó el riesgo de feminicidio debido a varias consecuencias
biológicas y psicológicas. El aumento de la tensión psicológica, como la
ansiedad y la percepción de pérdida de control, junto con problemas de salud y
económicos, como la pérdida de empleo y la disminución de ingresos, contribuyó
a este incremento. En particular, el estrés asociado con el trabajo en casa,
donde las personas asumen múltiples responsabilidades —tareas domésticas,
cuidado de los hijos y obligaciones laborales—, intensificó la tensión. Esta
acumulación de estrés y la frustración resultante llevaron a un aumento de los
impulsos agresivos, que en algunos casos se manifestaron en conductas violentas
debido a la incapacidad para resolver problemas bajo presión.
METODOLOGÍA
Esta es una investigación cualitativa, ya que "utiliza la
recolección y análisis de los datos para afinar las preguntas de investigación
o revelar nuevas interrogantes en el proceso de interpretación” (Hernández et
al., 2014, p. 7). El paradigma es el hermenéutico, puesto que pretende hacer
interpretaciones y comprender en profundidad el fenómeno investigado como lo es
el feminicidio, yendo en concordancia con lo propuesto por el teólogo Friedrich
Schleiermacher “la hermenéutica tiene la obligación de ir más allá de la letra
del texto, para resaltar el espíritu de su autor a partir de los signos en los
que se objetiva” (Mancilla, 2021, p. 63).
Al ser una investigación cualitativa el método es inductivo, como
plantea Hernández et al. (2014) “se basan más en una lógica y proceso inductivo
(explorar y describir, y luego generar perspectivas teóricas). Van de lo
particular a lo general” (p. 41). De esta manera, se explora el fenómeno del
feminicidio desde los diferentes artículos, de una forma más individual y
particular, para posterior a ello describir las principales temáticas que
abarca dicha problemática y lograr una perspectiva general del feminicidio
teniendo en cuenta países de Iberoamérica.
El muestreo es no probabilístico, por lo que, el tipo de muestra es
teórica, la cual se lleva a cabo “cuando el investigador necesita entender un
concepto o teoría, puede muestrear casos que le sirvan para este fin. Es decir,
se eligen las unidades porque poseen uno o varios atributos que contribuyen a
formular la teoría” (Draucker, et al., 2007, como se citó en Hernández et al., 2014).
Este tipo de muestreo implica seleccionar, analizar e identificar en los
documentos encontrados durante la búsqueda especializada sobre el feminicidio
las categorías y subcategorías del estudio, las cuales fueron emergentes a lo
largo del proceso. Este ejercicio se mantiene hasta lograr la saturación de la
información.
El método utilizado para la recolección, análisis y generación de la
información fue el análisis de contenido, siendo este “una técnica de
investigación para el análisis sistemático del contenido de una comunicación
bien sea oral o escrita. Se puede emplear en materiales como diarios, cartas,
cursos, diálogos, reportes, libros, artículos y otras expresiones lingüísticas”
(Monje, 2011, p. 119). Para realizar dicho análisis de contenido se utilizó
como apoyo el programa ATLAS.ti 7.0, “una herramienta para el análisis
cualitativo de grandes corpus de datos de texto, audio, imágenes o vídeo”
(ATLAS.ti, s.f.), la cual permitió analizar, codificar y clasificar la
información del contenido manifiesto de manera sistemática para su posterior
interpretación.
Se obtuvo un total de 100 artículos, de los cuales se descartaron 36,
debido a que no coincidían con los criterios de la investigación, para
posterior a ello, realizar el análisis de 64 documentos hasta llegar a la
saturación de los datos. Para la revisión sistemática de artículos científicos
se utilizaron diversas bases de datos como Google Académico, Dialnet, Scielo,
Redalyc, LILACS y los diversos repositorios universitarios a nivel de
Latinoamérica y España. Dentro de los diferentes documentos hallados, se
encontraron proyectos de investigación, artículos de revistas científicas,
tesis de grado en pregrados y posgrados y capítulos de libros.
Durante el análisis de contenido, se realizó una revisión documental de
cada uno de los documentos seleccionados en la búsqueda bibliográfica, en donde
fueron emergiendo códigos en el nivel de análisis o codificación abierta, a
este respecto Strauss y Corbin (2002) plantean que “para descubrir y
desarrollar los conceptos debemos abrir el texto y exponer los pensamientos,
ideas y significados contenidos en él” (p. 111). Luego de obtener un listado de
códigos a lo largo de la revisión documental, se seleccionaron dichos códigos y
se agruparon en categorías, teniendo en cuenta la relación que tenían unos con
otros y a la vez la frecuencia que tenían dentro de los documentos; este
proceso Flick (2007) lo plasma de la siguiente manera: el resultado de la
primera codificación es una lista de códigos de la que, al compararlos con respecto
a sus propiedades, dimensiones y significados, se obtiene una clasificación,
mayor o de segundo grado, denominada categoría. A este proceso se le denomina
categorización, y se refiere al resumen de conceptos en conceptos genéricos.
Posteriormente, se realizó una codificación axial, la cual es “el proceso de
identificación de relaciones entre las categorías obtenidas en la Codificación
Abierta y sus subcategorías, esta relación está determinada por las propiedades
y dimensiones de las subcategorías y categorías que se quieren relacionar”
(Strauss y Corbin, 2002, p. 137). De esta manera, se lograron identificar cinco
(5) categorías: Conceptualización, tipologías, teorías, características y
perfil del feminicida, junto con sus respectivos códigos o subcategorías, todas
correspondientes al fenómeno central que es “El Feminicidio en Iberoamérica”.
Finalmente, se realizó la codificación selectiva, la cual tiene como
propósito “obtener una categoría central que exprese el fenómeno de
investigación e integre las categorías y subcategorías de la codificación
abierta y axial” (San Martín, 2014). Entonces, la categoría central “consiste
en todos los productos del análisis, condensados en unas cuantas palabras que
parecen explicarnos de qué trata la investigación” (Strauss y Corbin, 2002).
Limitaciones y sesgos del estudio
Dentro de las limitaciones se evidenciaron la escasez de tiempo para la
realización de la investigación debido a que las investigadoras se encontraban
estudiando de manera simultánea, por lo cual hizo que la continuidad del
estudio se prolongara, llegando a tener una duración de un año y medio hasta su
finalización. Seguidamente, el empleo del software ATLAS.ti 7.0 representó un
nuevo reto y aprendizaje para las investigadoras, con lo cual también se
presentaron limitaciones en ocasiones por la falta de experticia dentro del
aplicativo que fueron subsanadas por parte de la docente tutora de
investigación asignada por la universidad, garantizando la confiabilidad de
registro, análisis y producción de la información presentada.
Otra limitación evidenciada fue la falta de acceso a las bases de datos
debido a que muchas se encontraban restringidas y solo se podían acceder
mediante el pago de las mismas, sin embargo, se pudo ingresar a las más
importantes de acceso cerrado, dado que, la universidad posee convenios con
estas a través de los servicios de búsqueda especializada de la biblioteca
digital y física. Por último, se podría decir que las investigadoras tienen
buen manejo de un segundo idioma como lo es el inglés y el francés, no
obstante, debido a que el estudio se centró en Iberoamérica no se realizaron
revisiones de datos a ningún trabajo escrito en idiomas diferentes al español.
Con respecto a los sesgos del estudio, al ser una investigación de
naturaleza cualitativa en la que se usaron sólo segundas fuentes de información
se determina que, no hubo conflictos de intereses por parte de ninguna de las
autoras, por tanto, se estima que no se presentó ningún tipo de sesgo de la
información.
RESULTADOS
En la red que se muestra a continuación se evidencian las diferentes
categorías y subcategorías que emergieron del análisis de contenido de las
fuentes de información revisadas sobre el feminicidio en Iberoamérica. En la
figura se muestran las categorías de Conceptualización, Tipologías, Teorías,
Características y Comportamiento del feminicida. Todas estas categorías cuentan
con sus respectivas subcategorías que las componen, distinguiéndose por
colores.
Figura 1
Red
de resultados de la revisión documental del feminicidio en Iberoamérica
Nota. Elaboración propia.
Teorías sobre el feminicidio que logran explicar a mayor profundidad el
fenómeno
Dentro de los hallazgos encontrados en relación a las teorías
explicativas que logran abordar el fenómeno de manera más completa y comprenden
dicho suceso desde las diferentes esferas que convergen en la génesis del
feminicidio, se encontró el enfoque Biopsicosociocultural y el modelo
ecológico. En el enfoque Biopsicosociocultural, expuestos por autores como
Rodríguez y Orejarena (2021), abordan el tema del feminicidio teniendo en
cuenta la influencia que tienen los factores biológico, psicológico, social y
cultural en el desarrollo del fenómeno, de esta manera, se establece una
relación entre las respuestas biológicas, desde el funcionamiento del sistema
nervioso, digestivo, reproductivo y la genética; en los factores psicológicos
se tienen en cuenta aquellos rasgos de personalidad junto con los rasgos
cognitivos del individuo; con relación a lo social, se encuentra la relevancia
del contexto familiar en el que fue criado la persona además de los patrones
normativos y culturales instaurados; finalmente, como factor cultural se tienen
en cuenta el machismo evidenciado en la sociedad, la cual se ejerce diariamente
contra la mujer como práctica de violencia y control por parte del hombre.
El modelo ecológico tiene en cuenta los aspectos psicológicos, sociales
y culturales descritos en el enfoque anterior, sin embargo, no toma en cuenta
el factor biológico, pero profundiza en los diferentes sistemas (individual,
microsistema, exosistema y macrosistema) en los que interactúa el hombre y las
consecuencias multidimensionales que tienen dentro de la violencia hacia la
mujer y finalmente el cometido del feminicidio. Según la OMS (2013), el modelo
más utilizado para entender cualquier forma de violencia es el modelo
ecológico, en el cual “la violencia está influenciada por factores que operan
en cuatro niveles: individual, relacional o familiar, comunitario, y social o
estructural (referente a las leyes, las políticas y las influencias sociales
más generales)” (p. 4).
En concordancia con el conocimiento previo, se evidencia una relación
directa con lo expuesto por los autores mencionados con anterioridad y lo
propuesto por Toledo (2012) que argumenta una visión radical de la violencia
contra la mujer, determinando que esta está relacionada con la estructura
social y patriarcal de la sociedad, por lo que los hombres tienden a mostrar
patrones dominantes y de control sobre las mujeres.
Caracterización del feminicidio de acuerdo a los patrones comunes y/o
diferenciales entre las diversas propuestas teóricas consultadas
De acuerdo a la revisión documental, se han identificado
patrones comunes en las características del feminicidio en relación con los
factores de riesgo que contribuyen a su perpetración en diversas
investigaciones. Entre los factores de mayor incidencia se encuentran el
estatus socioeconómico, la educación diferenciada por sexo, los patrones
culturales relacionados con el machismo, el consumo de bebidas alcohólicas y
sustancias psicoactivas, la ruptura de la relación de pareja y haber sido
criado en un entorno de violencia, en el caso del agresor (Méndez,
2021).
Por otro lado, en cuanto a las principales causas del feminicidio,
autores como Figueroa (2021) coinciden en señalar la violencia de género como
un factor común y de alta incidencia en los casos analizados en la revisión
documental. Sin embargo, existe una discrepancia con el planteamiento de Cruz
(2017), quien argumenta que la violencia de género no debe ser considerada uno
de los factores incidentes en el feminicidio debido a la falta de una
comprensión profunda y global del fenómeno. En lugar de ello, Cruz identifica
otras causas relacionadas, como los celos, el machismo, las rupturas de pareja,
las negativas de las mujeres a mantener relaciones sexuales, el consumo de
alcohol y el estado de salud mental y emocional del feminicida. Este punto de
vista es respaldado por Chávez (2018) en su estudio.
Estos resultados se alinean con lo expuesto en los
antecedentes, mostrando una concordancia con las principales causas del
feminicidio identificadas por Bendezú (2018), que incluyen la violencia de
género, la violencia familiar, los celos, los conflictos de pareja y el
machismo. Asimismo, se observa una similitud con los factores de riesgo
descritos por Díaz (2021) y Bendezú (2018), que abarcan factores intrínsecos,
extrínsecos y aquellos relacionados con la sociedad y temas culturales.
El perfil del feminicida en Iberoamérica
Para la elaboración del perfil del feminicida en Iberoamérica resulta
pertinente aclarar que, debido a las diferencias existentes entre cada
individuo, junto con los componentes conductuales que los caracteriza, sus
respuestas ante distintos factores y las particularidades de las
circunstancias, no es posible establecer un perfil único del victimario. Sin
embargo, se logra identificar en lo expuesto por Figueroa (2021) que las
principales motivaciones intrínsecas que los llevan a cometer el acto son los
celos, infidelidad, frustración, voluntad propia e interés en saciar una
satisfacción personal, problemas de consumo abusivo del alcohol y de sustancias
psicotrópicas. Chávez (2018) estableció que, en cuanto a las características
personales de los feminicidas, se identifica un patrón en el que, en su
mayoría, estos individuos son hombres con una edad promedio de entre 18 y 45
años, siendo frecuentemente parejas sentimentales o ex parejas de las víctimas.
En términos de rasgos de personalidad, estos agresores suelen presentar
problemas de celotipia y se caracterizan por ser extremadamente controladores,
agresivos, machistas y manipuladores en su relación con la víctima. En relación
con los trastornos mentales que muestran mayor incidencia en los casos de
feminicidio, Cardona et al. (2019) identificaron que los agresores suelen
presentar trastornos de personalidad como el antisocial, narcisista, límite,
dependiente y paranoide. Además, se observa una relación directa en algunos
casos donde el victimario, al sentir culpa tras cometer el feminicidio, puede
intentar o consumar suicidio como una forma de aliviar su angustia y resarcir
su falta.
Seguidamente, Peñas y Arias (2021) en su investigación, identificaron 13
programas y 8 servicios que se han implementado en la reducción de la violencia
contra las mujeres, a partir de esta recopilación documental se pudo
identificar la efectividad, funcionalidad, diseños de las intervenciones,
impacto de los servicios y programas. Los cuales han sido implementados en
diferentes países tales como, México, Salvador, Colombia, Ecuador, Perú, Chile
y España. Este registro de programas y servicios en Iberoamérica busca atender
la violencia contra las mujeres, se reconocieron diversas prácticas educativas,
sociales y comunitarias que desde diferentes perspectivas se ajustan a la
calidad de vida comunitaria para el bien social.
Según Velasco y Abanto (2019) en su investigación, a
pesar de emplear una unidad de análisis que incluyó aproximadamente 40 fuentes,
se observó que el 75% de estas fuentes correspondía a artículos publicados en
bases de datos confiables de Latinoamérica y Europa. El 17.5% eran reportes
periodísticos (noticias), el 5% consistía en estadísticas nacionales e
internacionales, y el 2.5% correspondía a libros. Este estudio
corrobora lo sustentado por esta investigación, la cual concluye que, aunque se
ha investigado este fenómeno denominado “Feminicidio”, aún existe mucho por
conocer, por lo tanto, hay que ahondar en el tema para cubrir muchos vacíos en
Iberoamérica.
CONCLUSIONES
Finalmente, se determinó que el feminicidio es un acto
violento cometido por un agresor (específicamente un hombre) contra una víctima
(mujer). Este acto tiene en cuenta las agresiones misóginas y el historial de
violencia física, psicológica y verbal acumulada a lo largo de un extenso
período de tiempo, hasta culminar en la muerte de la mujer. Es
de resaltar que dicho suceso se lleva a cabo en mayor medida por parte de las
parejas sentimentales o ex parejas de las víctimas. Dentro del fenómeno del
feminicidio se han explorado diversos enfoques, modelos y teorías explicativas.
Sin embargo, las que ofrecen una comprensión más completa del fenómeno son
aquellas que abordan el tema desde una perspectiva sistémica. Estas teorías
consideran la interacción de múltiples factores y sistemas en los que se
desarrolla el individuo, permitiendo una comprensión más integral de la génesis
y evolución de la violencia contra la mujer hasta llegar al feminicidio
propiamente dicho.
Las características asociadas con el feminicida y los rasgos que
definen su perfil psicológico incluyen diversas motivaciones que explican las
causas de su comportamiento. Estos factores se relacionan con los patrones
conductuales y emocionales del agresor, tales como los celos, la frustración, y
el machismo arraigado en la cultura. Este machismo se manifiesta en el deseo de
dominar y controlar a la víctima. Además, el agresor puede exhibir respuestas
agresivas e impulsivas ante infidelidades, separaciones o negativas de la mujer
para continuar con la relación. También se identifican como causas el abuso de
bebidas alcohólicas y el consumo de sustancias psicoactivas. Los factores
mencionados anteriormente constituyen algunas de las principales causas y factores
de riesgo que influyen en la comisión del feminicidio. Junto a estos, también
desempeñan un papel crucial el entorno social y familiar en el que el agresor
ha sido criado, así como las alteraciones en su estado mental. Entre estas
alteraciones, los trastornos de personalidad, especialmente aquellos del grupo
B, son particularmente frecuentes.
Como pautas preventivas frente al feminicidio, es pertinente abordar la problemática desde sus orígenes y considerar los diversos niveles sistémicos en los que desarrolla el individuo. Es fundamental intervenir desde una edad temprana, comenzando en la casa, trabajando con los niños y sus padres sobre las normas y patrones socioculturales. Esto ayudará a promover una mejor comprensión de la ley, del bien y del mal, así como a establecer sanciones y consecuencias claras para fomentar una mayor concienciación sobre la violencia.
Asimismo, la sensibilización debe continuar en las
escuelas e instituciones educativas, donde se apoya el crecimiento, desarrollo
y esparcimiento del infante. Finalmente, es esencial colaborar con entidades
gubernamentales para promover una mayor concienciación en la sociedad y en las
instituciones representativas, respecto a las sanciones y la adherencia a las
pautas preventivas sobre la violencia de género, especialmente aquellas que
están arraigadas culturalmente.
Por último, y no menos importante, es fundamental implementar campañas de empoderamiento femenino que aborden temas como la emancipación, el autocuidado y la autoestima de las mujeres. Estas campañas deben proporcionar a las posibles víctimas de violencia de género y a la población femenina en general las herramientas y estrategias necesarias para fomentar un sentido de responsabilidad, libertad, independencia y autonomía. El objetivo es que las mujeres puedan reconocer y desvincularse de agresores o posibles victimarios que les estén causando daños físicos y psicológicos.
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[1] Psicóloga, egresada de la Universidad
Metropolitana, Barranquilla, correo electrónico: lauramarcelaguzmanrincon@gmail.com, https://orcid.org/0009-0005-5532-5528
[2] Doctora en Ciencias Sociales e
investigadora del Grupo de Investigaciones Educación Dialógica, Universidad
Metropolitana, Barranquilla, correo electrónico: rambal.martha@unimetro.edu.co, https://orcid.org/0000-0003-2297-3420
[3] Psicóloga, egresada de la Universidad
Metropolitana, Barranquilla, correo electrónico: polomajo11@gmail.com, https://orcid.org/0009-0000-3410-0710