Joaquín Roca Rey: ergo sum
DOI:
https://doi.org/10.31381/illapa.v0i8.1936Resumen
La idea de desaparecer del mundo angustia al hombre desde siempre; la religión le brinda un recurso con la inmortalidad, pero en otro lugar. Los artistas gozan
del privilegio de pensar que seguirán en la tierra gracias a sus obras. Joaquín Roca Rey expiró en Roma, el 3 de septiembre de 2004, en plena noche, pero su
presencia ha sido y está garantizada aquí por su trabajo, realizado durante unas seis décadas. Las esculturas, los dibujos y los grabados nos dicen: ergo sum.