El poder y sus dos caras
DOI:
https://doi.org/10.31381/iusinkarri.vn5.4202Palavras-chave:
Democracia, Poder, República, División de poderes, Soberanía, Gobierno, Historia, Sociedad, Valores democráticosResumo
Hoy debe recordarse que la calidad de una república, de la sociedad y la política que la sustentan se encuentra en la división de poderes. Así figura en nuestras Constituciones pasadas, y también en la actual
La república y la democracia no aluden solo a una forma del Estado en que la soberanía pertenece a todos y la división de poderes está reconocido en la Carta Suprema. Es también una forma de gobernar, y supone que los gobernantes a nivel nacional, los legisladores, los partidos políticos, las autoridades de cualquier tipo, pero también los ciudadanos y las organizaciones que estos forman, se guían ante todo por el bien colectivo y no por el interés propio.
La democracia acepta los intereses y objetivos privados de los individuos y grupos, pero haciéndoles ver que existe también un bien común que cautelar y que esos mismos objetivos privados no tendrían posibilidad de conseguirse fuera de la vida en común. El ejercicio aristotélico del poder condena la confusión entre el bien privado y el bien público y ni qué decir la apropiación de este por aquel.
Conocido estos parámetros a todo gobierno democrático le corresponde abordar los problemas nacionales y proceder con diligencia y determinación en su solución. Postergarla o limitarla se pagaría caro. La república, la democracia y el ejercicio del poder cumplen un papel decisivo en la deseada recuperación de las naciones que se precian de su democracia como forma de gobierno.
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